Memoria agradecida…

Memoria agradecida…

VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA JUAN PABLO II A CUBA: DISCURSO DEL SANTO PADRE, CEREMONIA DE BIENVENIDA
Aeropuerto de La Habana, miércoles 21 de enero de 1998

Señor Presidente,
Señor Cardenal y Hermanos en el Episcopado,
Excelentísimas Autoridades,
Miembros del Cuerpo Diplomático,
Amadísimos hermanos y hermanas de Cuba:

Doy gracias a Dios, Señor de la historia y de nuestros destinos, que me ha permitido venir hasta esta tierra, calificada por Cristóbal Colón como «la más hermosa que ojos humanos han visto». Al llegar a esta Isla, donde fue plantada hace ya más de quinientos años la Cruz de Cristo —cruz celosamente conservada hoy como un tesoro en el templo parroquial de Baracoa, en el extremo oriental del País— saludo a todos con particular emoción y gran afecto.

Ha llegado el feliz día, tan largamente deseado, en que puedo corresponder a la invitación que los Obispos de Cuba me formularon hace ya algún tiempo, invitación que el Señor Presidente de la República me hizo también y que reiteró personalmente en el Vaticano con ocasión de su visita el mes de noviembre de 1996. Me llena de satisfacción visitar esta Nación, estar entre Ustedes y poder compartir así unas jornadas llenas de fe, de esperanza y de amor.

Me complace dirigir mi saludo en primer lugar al Señor Presidente Dr. Fidel Castro Ruz, que ha tenido el gesto de venir a recibirme y al cual deseo manifestar mi gratitud por sus palabras de bienvenida. Expreso igualmente mi reconocimiento a las demás autoridades aquí presentes, así como al Cuerpo Diplomático y a los que han ofrecido su valiosa cooperación para preparar esta Visita pastoral.

Saludo entrañablemente a mis Hermanos en el Episcopado; en particular, al Señor Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, y a cada uno de los demás Obispos cubanos, así como a los que han venido de otros Países para participar en los actos de esta Visita pastoral y así renovar y fortalecer, como tantas veces, los estrechos vínculos de comunión y afecto de sus Iglesias particulares con la Iglesia que está en Cuba. En este saludo mi corazón se abre también con gran afecto a los queridos sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, catequistas y fieles, a los que me debo en el Señor como Pastor y Servidor de la Iglesia Universal (cf. Const. dogm. Lumen gentium, 22). En todos ellos veo la imagen de esta Iglesia local, tan amada y siempre presente en mi corazón, sintiéndome muy solidario y cercano a sus aspiraciones y legítimos deseos. Quiera Dios que esta Visita que hoy comienza sirva para animarlos a todos en el empeño de poner su propio esfuerzo para alcanzar esas expectativas con el concurso de cada cubano y la ayuda del Espíritu Santo. Ustedes son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional. (more…)

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