Por: P. Juventino Rodríguez cmf
Fotos: P. Rafael A. López Silvero
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 18 de febrero de 2019 / Gracias a la colaboración del pueblo de Songo-La Maya, y a la valiosa ayuda de los Católicos Alemanes y de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, el sábado 16 de febrero quedó consagrado el nuevo templo católico de Songo, templo dedicado a Nuestra Señora de la Caridad, parroquia de Ti Arriba..
Este es el tercer templo católico en la historia del pueblo de Songo. El primero fue construido en el año 19876 a petición de un grupo de sus pobladores; templo que durante unos meses en 1880 sirvió de hospital, y que por su mal estado fue demolido en 1905. Años después se levanta en el mismo lugar un nuevo templo, el segundo, que fue consagrado el 15 de diciembre de 1929; templo de mampostería y madera que acompañó la vida de los pobladores de Songo durante 83 años, hasta que en la madrugada del 25 de octubre de 2012 quedara completamente devastado al paso del huracán Sandy.
Este, el tercero, fue consagrado por Mons. Dionisio G. García Ibáñez, acompañado por el párroco y sacerdotes de la diócesis, y por cientos de miembros de la comunidad cristiana y vecinos, para los que este nuevo templo es signo de la vida de una comunidad, que se sabe “piedras vivas” del templo, de una comunidad que busca testimoniar el amor de Dios en este bello lugar de la geografía de la Arquidiócesis, donde el Santo Arzobispo San Antonio María Claret en el siglo XIX predicara y sembrara la semilla del Evangelio.
Adjuntos
Por: Comisiones Diocesanas de Misiones y Catequesis
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 25 de octubre de 2018 / La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, en su Asamblea 41 celebrada los días 20 y 21 de mayo de 1980, “declara a San Antonio María Claret como patrono de la Catequesis en Cuba”
Con ese motivo, y celebrando el DOMUND,el día 21 de octubre, en torno a la fiesta de San Antonio María Claret: Obispo Misionero y Catequista, las Comisiones Diocesanas de Misiones y Catequesis prepararon conjuntamente la CELEBRACION DE ENVIO de Catequistas y Misioneros de la Diócesis.
En la celebración destacamos el momento de bienvenida y acogida a cada una de las parroquias, vivida entre cantos y alegría; la oración inicial, que nos puso en ambiente de disponibilidad al Espíritu, seguida de la presentación de San Antonio María Claret: Obispo Misionero y Catequista y un breve compartir sobre lo que nos dice hoy la vida y obra del santo Arzobispo de Santiago de Cuba, qué nos enseña y a qué nos amina…
A continuación entramos en el templo procesionalmente para la celebración de la Palabra y con una solemne imposición de manos, por parte de los presbíteros presente, recibimos emocionados la bendición y envío a la importante misión que la Iglesia nos confía.
Al final de la celebración los niños y adolescentes de la IAM nos ofrecieron una motivadora coreografía con el canto “Alma Misionera” con la cual hacían presente a la Iglesia Universal y ensanchaban nuestro horizonte al mundo entero…
En ambos lugares destacó el ambiente de espiritualidad, la unción y piedad de todos los participantes, que eran numerosos;se vivió toda la celebración con dinamismo, entusiasmo y alegría en el Espíritu.
Dada la dificultad del transporte y con el deseo de facilitar la participación al mayor número de Catequistas y Misioneros, hicimos la celebración simultáneamente en dos lugares de la Arquidiócesis: Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Palma Soriano, para las poblaciones de la zona, (Baire, Songo-La Maya, Contramaestre, San Luis y Palma, y en la Parroquia de Santa Teresita, (Santiago) para las parroquias de la ciudad y cercanías… Esta distribución geográfica ayudó mucho a la presencia en el acto de casi todos los catequistas y misioneros y también fue muy positiva porque se involucraron muchas personas en la preparación de las celebraciones: ambientación, liturgia, aspectos técnicos, meriendas…
Emociona ver a tantas personas comprometidas en la misión evangelizadora que, hay que llevar adelante con tanto degaste por las carencias, limitaciones y dificultades de todo tipo… Sin duda Dios mira con gran ternura el esfuerzo y la búsqueda constante de caminos para anunciar su Palabra sobre todo en las áreas rurales, donde es particularmente complicada la misión.
Adjuntos
Por: Hno. Asquilis Estable Sánchez fsc
Comunidad de Santiago de Cuba
La consagración del nuevo templo del poblado de Baltoni, en Los Reynaldo, que pertenece a la parroquia de la Purísima Concepción de Ti Arriba, en el municipio Songo-La Maya, provincia y arquidiócesis de Santiago de Cuba, estaba programada para el 19 de febrero. Hubo de ser pospuesta, pero la comunidad se reunió y celebró con sencillez y mucha alegría el seguir siendo eso: una comunidad.
Quiero dar mi testimonio, el testimonio de uno de los hijos de ese pueblo que, junto a otras muchas personas, ayer y hoy,han sido y son piedras vivas de ese “templo” que somos todos los creyentes, y sin el cual el edificio, también llamado templo, no pudiera existir. Sean estas líneas un puente de unión, fraternidad y compromiso entre todos los que nos alegramos profundamente y damos gracias a Dios, junto a la comunidad de Baltoni, por este regalo.
Volver a mi pueblo después de un tiempo y poder compartir este momento tan importante para la vida de la iglesia y el pueblo significaba mucho para mí. A mi mente llegaron tantas imágenes de momentos vividos que no puedo dejar pasar ya que forman parte de mi caminar y encuentro con el Señor. Todo comenzó en el año 1998, yo vivía en un poblado llamado Sabana Abajo, ya habían pasado unos meses después de la visita de Juan Pablo II. Había escuchado hablar de Dios pero tenía una idea creada a mi manera y vinculada al ambiente en el que crecí. Entonces con 17 años me encontraba estudiando el segundo año de la carrera de técnico Medio en el Cultivo de la Caña de Azúcar.
En las noches me gustaba mucho escuchar la radio; por aquel tiempo tenía un VEF 206, aquellos radios soviéticos que se podían caer de cualquier altura y continuaban funcionando. Pero el mío había dejado de funcionar; un técnico lo arregló y solo se escuchaba Radio Progreso. Aun así llegaba un horario de la noche en que ya no se escuchaba y le hacía interferencia una emisora cristiana que me llamó mucho la atención. El escucharla todos los días fue creando en mí ese deseo de conocer de Dios. Un día que estaba por el poblado de Baltoni vi la iglesia abierta y me acerqué. Allí había una Hermana Claretiana llamada Elena y dos jóvenes que la acompañaban, René y Alina. Ellos me invitaron para que volviera y así lo hice conocí a otros jóvenes que se preparaban para el Bautismo y comencé asistir a estos encuentros con la hermana Elena que se hacían en la casa de Muñeca y Paquito dos hermanos que atendían la comunidad.
En el año 1999 recibimos el bautismo. Una señora llamada Caridad Martínez Segura y Arístides se ofrecieron para ser mis padrinos. El P. José María Armendáris (español) fue el que nos bautizó. Con el paso del tiempo ese grupo de jóvenes que se bautizó fue despareciendo y apenas me los encontraba en misa. En el verano de ese mismo año nos invitaron a una convivencia de jóvenes en Baracoa, junto con un matrimonio joven de Maldonado que hacía poco tiempo se habían casado por la iglesia: Ando Naranjo y Lisset Maldonado. Fue una experiencia muy bonita ya que era la primera vez que compartía en un grupo así. Allí conocí a la hermana Cecilia Medina, claretiana, que era la encargada de la Pastoral Juvenil y siempre me mantenía al tanto de todas las actividades juveniles de la Diócesis*.
Después de la experiencia en Baracoa comenzó mi inquietud vocacional y lo comenté a la Hermana. Ella me presentó al padre Joaquín Espino, que por aquel entonces vivía en una nueva comunidad que habían fundado en el Reparto Obrero de la ciudad de Guantánamo y que más tarde se convertiría en la parroquia San José Obrero. El me invitó a unos encuentros vocacionales que se hacían en El Cobre, organizados por el equipo vocacional de la arquidiócesis de Santiago de Cuba. Al frente de esto estaban los misioneros Guadalupanos. Estuve participando en estos encuentros aproximadamente un año hasta que conocí a los Hermanos de La Salle en el 2001. El hermano Osvaldo Morales me acompañó en todo el proceso de discernimiento.
Recuerdo que en el año 2000, para el Jubileo, no tuvimos ninguna celebración en la comunidad de Baltoni, tampoco volvimos a ver al sacerdote. Siempre me mantenía en comunicación con los misioneros claretianos en Guantánamo y la hermana Cecilia me avisaba de todas las actividades. Viajaba hasta allá y me quedaba en casa del padre Jean, actualmente párroco de la Catedral de Guantánamo.
Yo era una persona muy tímida y hablar en público para mí era terrible, pero sentía que no podía quedarme tranquilo con esa situación, teníamos misa solo una vez al mes y luego tuvimos una etapa sin sacerdote. Entonces tomé la iniciativa de escribirle al obispo de Guantánamo explicándole la situación que tenía la comunidad de Baltoni. No pensé que me fuera responder porque hice la carta pero no se lo comuniqué a nadie; para sorpresa mía fue personalmente a responderme y a comprometerse de ir todas las semanas hasta que llegara un nuevo sacerdote.
Otro recuerdo que evoco por estos días fue cuando sin tener un centavo pedí prestados 50 pesos y compré una botella de aceite para hacer una rifa, y así arreglar todas las grietas que tenía el templo y el piso que estaba hundido por las vibraciones del tren y la humedad del área en que se encuentra la iglesia. Al principio parecía una locura pero Dios va haciendo su trabajo. Con la venta de los números del pomo de aceite y luego con un champú, logramos comprar el cemento, la arena y pagar a un albañil para todo ese trabajo.
Hoy desde lo más profundo de mi corazón agradezco a Dios por todas las personas que me acompañaron y que han orado por mi vocación y a los que han hecho posible que este sueño se haga realidad, a todos los misioneros claretianos que han pasado por Baltoni.
* La Iglesia de Baltoni fue bendecida el 30 de agosto de 1950 por el entonces arzobispo Mons. Enrique Pérez Serantes. Durante muchos años, la comunidad de Baltoni fue atendida pastoralmente por la zona de Guantánamo, específicamente por los misioneros claretianos. En 1998, con la creación de la nueva diócesis de Guantánamo-Baracoa, se siguió con esa práctica hasta la llegada de los Padres Claretianos a la parroquia de la Purísima Concepción de Ti Arriba.