Por: María del Pilar Almeida Bárcenas
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 7 de marzo de 2018 / El pasado 19 de febrero la comunidad de la parroquia San Joaquín recibió conmocionada la triste noticia del fallecimiento de Nidia Martín Henríquez.
Villa, como era conocida en San Luis, fue la presidenta de las AIC en nuestra parroquia donde desempeñó una labor encomiable. Mucho la recordaremos por su entrega y disposición a atender a todos los que de una manera u otra estuvimos a su lado. Bajo su certera guía fue creado el comedor Santa Luisa de Marillat que todavía brinda servicio a los ancianos y enfermos de la comunidad que viven solos o no tienen quien los atienda. El lavatín, el costurero o el proyecto “Vuelta a la Fuente” saben de su entrega y amor a los más necesitados de la comunidad, a los que se dedicó por entero.
Aunque Villa hacía ya un tiempo que no vivía en Cuba, nunca dejó de sentirse parte de esta comunidad que hoy la llora, y siempre que visitaba su pueblo natal participaba junto a sus hermanos en las celebraciones comunitarias.
Para sus hijos, su esposo, sus hermanos y demás familiares lleguen nuestras más sentidas condolencias por la pérdida física de Villa pues, aunque la muerte nos sorprende y deja un enorme vacío, la fe que compartimos nos permite comprender que ella nos antecedió en marchar junto al Padre, donde un día nos volveremos a encontrar y disfrutar todos juntos de la vida eterna.
¡Hasta que nos volvamos a ver, querida hermana!