Entusiamo, alegría, participación, reencuentro, fuego misionero, fueron las características que marcaron la celebración de La Pascua de la Infancia y Adolescencia Misionera de Santiago de Cuba.
El domingo 24 de abril de 2022, más de 150 niños y adolescentes de la Infancia y Adolescencia Misionera de Santiago de Cuba se reunieron en la Parroquia San Antonio María Claret, para un anhelado encuentro. (more…)
Por: Ermelio José Pérez Jorge, seminarista diócesis de Holguín
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 17 de octubre de 2017 / La Iglesia Católica dedica el mes de octubre a la Misión, por este motivo la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) de nuestra Arquidiócesis celebra a lo largo de todo este mes diversos encuentros con el objetivo de llevar el mensaje del Evangelio a todos los hombres, cumpliendo con el mandato de Jesús.
El sábado 14 de octubre fue el momento propicio para que más de 150 niños de toda nuestra iglesia santiaguera se reunieran en la comunidad de Brujo 1 para compartir la alegría del evangelio y para llevarla por cuatro comunidades (Brujo 1, 2 y 3 y el Palenque) del vasto territorio de la parroquia San José Obrero. Contando con la compañía del P. Yosbel Lazo coordinador de misiones de la Arquidiócesis y con una cincuentena de animadores parroquiales de la IAM los niños fueron en busca de otros niños y adultos para llevar el mensaje de amor, reconciliación y misericordia que nos ofrece el Padre y que los más pequeños con su alegría, sencillez y simpatía muestran de la mejor manera posible.
Experiencia única fue lo vivido en este día donde se hizo del baile, el canto, las dinámicas y la misión una oración de acción de gracias a Jesús y que renovaría el compromiso de ser misioneros todo el día.
Adjuntos
Por: Lilianna Vicario Torres
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 23 de marzo de 2016 / Por vez primera la cita fue en el Museo de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana, el martes 28 de febrero, en horas de la tarde. Pasadas las 3:00PM, llegó el camión con una representación de la Parroquia San José Obrero 1, compuesta por unas 60 personas de las diferentes comunidades y de todas las edades; ocuparon los asientos (hasta donde alcanzaron). Un poco más tarde nos honró con su presencia Monseñor Dionisio, que de inmediato se interesó por recorrer las salas expositivas. Había llegado el P. Leandro y un equipo de Santa Teresita, además de estudiantes, profesores, miembros de la comunidad y público en general.
Por fin llegaron los más esperados de la ocasión: el P. Yosbel conducía el carro en que venían Emilio Cueto y su invitada Aida Morales. Un saludo a los presentes y de inmediato intervino una de las museólogas:
“Buenas tardes:
Sean bienvenidos al Museo de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana. Hoy nuestro colectivo se llena de júbilo por presencia de todos ustedes.
Un motivo muy especial nos ha convocado. El señor Emilio Cueto; escritor y miembro de la UNEAC; residente en los Estados Unidos, se encuentra con nosotros, para realizar la donación de algunas piezas e imágenes adquiridas por él durante sus años de coleccionismo.
Estos objetos evidencian la importancia que tuvo la guerra Hispano-Cubana- Norteamericana para la historia de la humanidad.
Un patrimonio que fue rescatado, ha sido conservado y merece ser expuesto para la educación y disfrute de todas las personas.
Nos acompañan: Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba; los sacerdotes Yosbel Lazo y Leandro Naum, de las parroquias San José Obrero y Santa Teresita respectivamente; la Doctora Aida Morales, de la Oficina del Historiador de la Ciudad; estudiantes, profesores y miembros de la comunidad de Siboney, y una representación de la Parroquia San José Obrero 1.”
Después de los aplausos, amenizaron la tarde con poesías y una canción, el declamador Tomás Salazar y la pionera Lianelis Zapata.
Así llegó el momento central, más importante y esperado por todos: el señor Emilio comenzaba su elocuente intervención, obsequiando un mapa y un libro (que no eran parte de la donación) a los trabajadores del museo, para enriquecer los conocimientos y el desarrollo del trabajo en el museo.
Fue el momento en que develó las primeras imágenes de los libros que ilustran a los principales jefes del ejército norteamericano interventor en la guerra entre España y Cuba en el año 1898, y a los jefes cubanos; múltiples vistas de lugares de Santiago en el propio año en pleno apogeo de la guerra. Mostró las sensacionales páginas de los periódicos que circulaban en Estados Unidos y otras partes del mundo, narrando las noticias que acontecían sobre el conflicto. Todos muy bien conservados, así como los dibujos y grabado a color, todos hechos por los artistas que fueron testigos oculares de la mencionada guerra. Dos cucharitas que conmemoran algunos de los hechos históricos de la época.
Sabiamente dejó para el final lo que más atractivo le fue al público presente: dos platos de cerámica con imágenes a color alegóricas uno al acorazado Maine y el segundo a la Batalla Naval en Santiago de Cuba, fabricados ambos en 1898 en Estados Unidos. Todo Con alto valor Histórico y artístico, para ser exhibidos en el museo.
Surgió un inevitable intercambio entre los protagonistas, y la directora del museo hizo público el evidente agradecimiento del colectivo y del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, al señor Emilio Cueto por el sensible gesto, al padre Yosbel por ser el puente y a Mons. Dionisio por permitir romper barreras, así como a los miembros de la parroquia y a todos los presentes.
El singular hecho no solo conmovió a los ocho trabajadores del museo y miembros de la iglesia, sino también a los maestros, profesores y comunitarios de Siboney, hermanos separados que participaron como protagonistas del suceso cultural. Pues el hecho de que por primera vez se reuniera un cubano-americano residente en Estados Unidos, la iglesia católica santiaguera y una institución museística del Sistema Nacional de Museos de la República de Cuba, con una misma intención: que el público disfrute de nuestro patrimonio y que sea enriquecida la cultura de la Nación, da muestras una vez más que es posible la unión por el bien común y la realización de una Cuba cada día mejor.