Por: Lilianna Vicario Torres
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 25 de abril de 2017 / El camino que condujo las comunidades de la parroquia San José Obrero, a la fiesta más grande que celebramos los cristianos la Pascua de la Resurrección del Señor, fue preparado por todo el equipo del consejo pastoral, animadores de las distintas comunidades, junto al padre Yosbel y la ayuda oportuna de la oblata Mirurgia y el seminarista Daniel.
Iniciamos el recorrido con la celebración del Domingo de Ramos en todas las comunidades y con la presencia de los misioneros de la parroquia, el seminarista, la oblata o el padre en cada caso. Lunes, martes y miércoles, fueron tres días de acción misionera en las comunidades escogidas: Brujo 3, Sevilla y Las Guásimas. Veintisiete misioneros, encabezados por Mirurgia y Daniel, nos organizamos en pequeños subgrupos para llevar la Palabra, visitar enfermos y rezar con y por ellos, entregar plegables sobre la Semana Santa e invitar a otras personas a participar de nuestra alegría en la celebración de la palabra, acción con la que concluía cada día de misión.
El Jueves Santo, tuvimos la dicha de revivir la Última Cena y de reafirmarnos más en la fe y el amor hacia Cristo y nuestros hermanos, celebrando la eucaristía en las comunidades de La Esperanza y Siboney, así como en la casa pastoral; en el resto de las comunidades hubo celebración de la palabra.
El viernes Santo nos reunimos en las comunidades para rezar el Vía Crucis y recordar la Pasión de Nuestro Señor al entregarse y redimirnos de nuestros pecados en la cruz, hacer la adoración de la Santa Cruz, que es fuerza y sabiduría de Dios; concluimos en la parroquia con celebración propia del día.
Aunque estábamos invitados a la Vigilia Pascual, el sábado los miembros de las comunidades del reparto Abel Santamaría llegaron a la casa pastoral, en dúos y en tríos, y ante el monumento erigido como símbolo del sepulcro del Señor orar; hora de oración para pedir un poco de misericordia a Dios, y alcanzar ver una lucecita en nuestra oscuridad.
El día más esperado en toda la semana, el Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Nos reunimos en la comunidad de El Brujo 1 hermanos de las comunidades desde San Juan hasta Siboney de todas las edades, y a las 3:30 pm estábamos disponiendo nuestros corazones para la celebración de la Fiesta Grande, que presidió Mons. Dionisio.
Nos acompañaron en la celebración muchas de las personas que durante los días de misión nos recibieron en sus casas para conocer la Palabra de Dios, lo que nos llena de regocijo, pues el poco descanso que hubo en la manera que encontramos para vivir la Semana Santa, da la medida que ni es temprano, ni es tarde, sino, que el tiempo de Dios es el justo para su encuentro; asimismo nos da ánimos para continuar la acción misionera en la que nos hemos comprometido, al encontrar los frutos del trabajo, aun cuando la meta no sea recoger la cosecha y mucho menos en tan corto tiempo.