Por: Giovanna Tames Miraglia
Este sábado 7 de marzo acudieron a la hospedería de El Cobre, los catequistas adolescentes y juveniles de nuestra diócesis para continuar el camino de formación comenzado hace un año ya. Resulta alentador constatar que entre los cuarenta que asistieron, la mayoría ha participado en los talleres anteriores ofrecidos para ellos. Habla de la permanencia del llamado, de la perseverancia de la respuesta, de un proceso y una continuidad. También se aprecian ya los lazos de fraternidad y de amistad, y la alegría de ser iglesia y compartir un ministerio.
Como regalo, tuvimos la presencia del nuestro obispo, Monseñor Dionisio García Ibáñez, y del nuncio apostólico en Cuba, Monseñor Giampiero Gloder, con quien se estableció un rico y espontáneo intercambio.
El tema de este taller fue La identidad del catequista; estuvo ofrecido por el P. Carlos, quien como buen salesiano, manifestó sus dotes pedagógicas en beneficio de los jóvenes. A través de estrategias comunicativas y participativas muy apropiadas, de dinámicas y videos, animó a los jóvenes catequistas a reflexionar sobre su propia vida, su persona, su relación con Jesús, su servicio, invitando siempre a la coherencia, la responsabilidad, el testimonio.
Dirigió la segunda parte del día a la preparación de un encuentro catequético, propiciando que los muchachos lo llevaran a la práctica a partir de temas relacionados con la Cuaresma. Así, trabajaron en equipos prestando atención al nivel externo, a la preparación teórica y a los posibles materiales a utilizar.
Fue una jornada enriquecedora que de seguro debe haber aportado a nuestros mas jóvenes catequistas no solo nuevas herramientas sino, sobre todo, más pasión por servir a Dios y a los más pequeños desde la catequesis.