Iglesia, patrimonio y cultura

Iglesia, patrimonio y cultura

Por: Lilianna Vicario Torres 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 23 de marzo de 2016 / Por  vez primera la cita fue en el Museo de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana, el  martes 28 de febrero, en horas de la tarde. Pasadas las 3:00PM, llegó el camión con una representación de la Parroquia San José Obrero 1, compuesta por unas 60 personas de las diferentes comunidades y de todas las edades; ocuparon los asientos (hasta donde alcanzaron). Un poco más tarde nos honró con su presencia Monseñor Dionisio, que de inmediato se interesó por recorrer las salas expositivas. Había llegado el P. Leandro y un equipo de Santa Teresita, además de estudiantes, profesores, miembros de la comunidad y público en general.

Por fin llegaron los más esperados de la ocasión: el P. Yosbel conducía el carro en que venían Emilio Cueto y su invitada Aida Morales. Un saludo a los presentes y de inmediato intervino una de las museólogas:

“Buenas tardes:

Sean bienvenidos al Museo de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana. Hoy nuestro colectivo se llena de júbilo por presencia de todos ustedes.

Un motivo muy especial nos ha convocado. El señor Emilio Cueto; escritor y miembro de la UNEAC; residente en los Estados Unidos, se encuentra con nosotros, para realizar la donación de algunas piezas e imágenes adquiridas por él durante sus años de coleccionismo.

Estos objetos evidencian la importancia que tuvo la guerra Hispano-Cubana- Norteamericana para la historia de la humanidad.

Un patrimonio que fue rescatado, ha sido conservado y merece ser expuesto para la educación y disfrute de todas las personas.    

Nos acompañan: Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba; los sacerdotes Yosbel Lazo y Leandro Naum, de las parroquias San José Obrero y Santa Teresita respectivamente; la Doctora Aida Morales, de la Oficina del Historiador de la Ciudad; estudiantes, profesores y miembros de la comunidad de Siboney, y una representación de la Parroquia San José Obrero 1.”

Después de los aplausos, amenizaron la tarde con poesías y una canción, el declamador Tomás Salazar y la pionera Lianelis Zapata.

Así llegó el momento central, más importante y esperado por todos: el señor Emilio comenzaba su elocuente intervención,  obsequiando un mapa y un libro (que no eran parte de la donación) a los trabajadores del museo, para enriquecer los conocimientos y el desarrollo del trabajo en el museo.

Fue el momento en que develó las primeras imágenes de los libros que ilustran a los principales jefes del ejército norteamericano interventor en  la guerra  entre España y Cuba en el año 1898, y a los jefes cubanos; múltiples vistas de lugares de Santiago en el propio año en pleno apogeo de la guerra. Mostró las sensacionales páginas de los periódicos que circulaban en Estados Unidos y otras partes del mundo, narrando las noticias  que acontecían sobre el conflicto. Todos muy bien conservados, así como los dibujos y grabado a color, todos hechos por los artistas que fueron  testigos oculares de la mencionada guerra. Dos cucharitas que conmemoran algunos de los hechos históricos de la época.

Sabiamente dejó para el final lo que más atractivo le fue al público presente: dos platos de cerámica con imágenes a color alegóricas uno al acorazado Maine y el segundo a la Batalla Naval en Santiago de Cuba, fabricados ambos en 1898 en Estados Unidos. Todo Con alto valor Histórico y artístico, para ser exhibidos en el museo.

Surgió un inevitable intercambio entre los protagonistas, y la directora del museo hizo público el evidente agradecimiento del colectivo y del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, al señor Emilio Cueto por el sensible gesto, al padre Yosbel por ser el puente y a Mons. Dionisio por permitir romper barreras, así como a los miembros de la parroquia y a todos los presentes.

El singular hecho no solo conmovió a los ocho trabajadores del museo y miembros de la iglesia, sino también a los maestros, profesores y comunitarios de Siboney, hermanos separados que participaron como protagonistas del suceso cultural. Pues el hecho de que por primera vez se reuniera un cubano-americano residente en Estados Unidos, la iglesia católica santiaguera y una institución museística del Sistema Nacional de Museos de la República de Cuba, con una misma intención: que el público disfrute de nuestro patrimonio y que sea enriquecida la cultura de la Nación, da muestras una vez más que es posible la unión por el bien común y la realización de una Cuba cada día mejor.

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