Por: P. Juventino Rodríguez.cmf.
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 21 de marzo de 2017 / La Maya acaba de celebrar la Fiesta de San José, su Patrono desde aquel lejano 1898 en que, al fundar La Maya, lo eligieron como su Patrono.
Una larga historia que este año 2017 se ha renovado con distintas celebraciones y actividades.
Destacar, sobre todo, en las Fiestas Patronales de este año una nueva experiencia que de manera sencilla y simbólica se ha iniciado: LA CAMINATA POR LA PAZ.
Efectivamente, en la mañana del sábado día 18, un grupo de personas acudieron a la convocatoria, abierta a todos los que lo desearan, para realizar una Caminata por la Paz recorriendo parte de la calle principal de La Maya. Una pancarta con el lema: LA PAZ, COMPROMISO DE TODOS abría la marcha hacia la Iglesia.
Todos los participantes llevaban una pegatina o un distintivo con el mismo lema, LA PAZ, COMPROMISO DE TODOS, LA MAYA 2017, pegatina que se iba repartiendo -más de medio millar se repartieron- a las numerosas personas que en ese momento estaban y transitaban por la calle.
Caminata en silencio porque LA PAZ es el grito y el anhelo de tantos millones de personas en este nuestro mundo, donde todavía hay demasiada violencia.
Delante de la Iglesia, como finalización de la caminata, se cantó TUS MANOS SON PALOMAS DE LA PAZ, mientras se soltaban desde la terraza de la Iglesia palomas mensajeras, como el símbolo y el anhelo de paz en el mundo y en La Maya.
De este modo, sencillo y significativo, se ha querido incorporar en las Fiestas Patronales de San José un renovado COMPROMISO POR LA PAZ.
“El amor es de dónde venimos y a donde vamos y lo que pasamos en medio” (Extraído de “Human” material audiovisual dirigido por Yann Arthus-Bertrand)
Por: Lic. Leonor Grethel Sierra Salas
Comunicadora de Cáritas Diocesana Santiago de Cuba
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 28 de enero de 2017 / Existen temas que, por su universalidad, nunca llegan a agotarse cuando salen a relucir en foros de discusión. Y resulta necesario hablar una y otra vez de ellos, para esparcir su savia de raigambre humana, no desligada a esa condición y conformadora de aquello que nos distingue, de aquello que favorece nuestro crecimiento como personas, nuestra mejoría espiritual, nuestra convivencia pacífica: temas como el amor, la familia o la reconciliación.
Los lectores de esta reseña recordarán otras publicaciones sobre las lecciones que el profesor y psicólogo Joaquín Gómez ofreció durante todo el 2016 a los integrantes del equipo Cáritas y a los padres de los niños del programa de Cáritas: Grupos de Desarrollo Humano Infanto juvenil y sus familias (GDH). El éxito de este proyecto de formación de valores (me atrevo a afirmar que generó en todos un cambio, o al menos sembró la intención del cambio, a partir del cuestionamiento crítico, promotor a su vez de un enriquecimiento en nuestras formas de vivenciar y entregar el amor) hará posible su extensión durante el 2017 al municipio La Maya y en El Cristo.
El sábado 22 de enero en La Maya, aproximadamente 30 personas se reunieron en el patio del templo parroquial para descubrir que allí se encontrarían de manera sistemática con el objetivo de ejercitar algo que hizo sonrojar a algunos en un principio: hacer el amor. Esclarecidas las dudas provocadas por aquellas lecturas estrechas de la frase, todos escucharon y opinaron sobre el amor y sus diferentes manifestaciones (entendido como emoción, como sentimiento, como espiritualidad y como valor). Fue grato escuchar la metáfora muy bien “traída al caso” por el profesor (y de su autoría según le parece y nos parece) sobre la materia que estaba en discusión: “El amor es un manantial, no un sumidero”. Se entrega, se da sin mirar a quién ni con condiciones, no reclama de forma egoísta para sí mismo. O como afirmaría el poeta libanés Khalil Gibran, “el amor no da nada más que a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo”.
El clima se tornó muy participativo. Algunos hicieron referencia a sus experiencias con la familia o la comunidad para apoyar sus valoraciones personales sobre interrogantes del guía de la clase, las cuales iban orientando el camino para la comprensión de un asunto sobre el que no siempre tenemos las luces encendidas, porque -como se esclareció en el encuentro- nuestras posturas sobre cada fenómeno vital también vienen condicionadas por lo que nos enseñaron (padres, maestros, vecinos, amigos…) y muchas deben ser desaprendidas, si bien otras son valiosas.
Sin dudas quedó una semilla plantada en los asistentes, porque somos un poquito más sabios luego de escuchar al profesor Joaquín, sabemos que nos habla sobre el amor desde el amor, y que sus palabras son una lección para nuestro mejoramiento. Es posible que una vez terminada la clase y fuera del templo, su auditorio comenzara a hacer crecer esa semilla. Ya lo sabremos con más certeza el próximo encuentro, cuando la tarea asignada muestre sus frutos.