Por: Diac. Rogelio Dean Puerta

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 7 de mayo de 2017 / La arquidiócesis santiaguera tiene una huella de tradición misionera en la abundante zona serrana presente en su territorio.

La evangelización de las montañas y lugares intrincados en las mismas, es parte de la vida normal de parroquias como San José Obrero, Cristo Rey, San José (Songo-La Maya), entre otras. Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos han dejado y dejan una huella de entrega por parajes como la Gran Piedra y la Sierra Maestra.

Continuar e incrementar la misión es reto para toda parroquia, mucho más cuando no faltan incentivos.

Ya desde hace algunos meses la parroquia de Baire viene asumiendo la incursión misionera en el municipio de III Frente. En esta Pascua hemos querido potenciar el trabajo en el más antiguo y habitado de sus poblados: Matías. 

En Baire no falta juventud dispuesta a subirse en un Willy y transitar por un largo y maltrecho camino polvoriento, para llevar la alegría del Evangelio a zonas prácticamente vírgenes en la Fe católica.

Transitar las calles Matías es entrar en contacto con gente trabajadora y sencilla que lleva a la Virgen de la Caridad muy dentro del corazón, a pesar de que en su terruño, nadie les habla de ella. Llegar a Matías me recuerda a los misioneros de Palma Soriano llegando con sistemática fidelidad a lugares como Ramón de Guaninao.

En Matías, la parroquia de Baire está en una etapa misionera de conocimiento, intercambio y sensibilización con el lugar, al cual llegamos un día sin conocer a nadie. Estamos “haciendo camino al andar”. Necesitamos mucha oración.

Muchos son los planes en Matías. Sabemos que en esta Pascua no faltarán allí las sorpresas del Espíritu.