Por: Katerine Savón
Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 17 de abril de 2017 / Desde las 10:00 am aproximadamente llegaron los misioneros a la Comunidad de Nuestra Señora de la Caridad en Verraco y tras la habitual oración de envío salieron cuatro grupos con misiones diferentes uno habría de visitar a las familias más cercanas invitándolas a la celebración de la Vigilia Pascual, otro se encargaría de preparar la liturgia para la tarde, otro se ocuparía recibir, jugar y transmitir las experiencias del triduo a los niños que llegaran y el último llevaría a las familias la imagen de la Virgen Dolorosa y la esperanza cierta de la Resurrección a través de algunos textos bíblicos.
Semejante a los días anteriores hubo reencuentros, el recuerdo cariñoso de otros misioneros: sacerdotes, religiosas y laicos. El acercamiento a personas que no sabían lo que estaba sucediendo en esos días, el deseo de muchos de participar en la Vigilia.
Mientras se ensayaban los cantos la alegría ya no podía estar prisionera, parecía que Cristo resucitaba antes de la hora. No obstante, fue muy solemne la entrada del Cirio y la proclamación de la Palabra de Dios que narraba la promesa de amor hecha a la humanidad desde la Creación y cumplida plenamente en Jesús que resucitaba glorioso venciendo el pecado.
La Vigilia fue presidida por el P. Otto quien nos invitaba a estar muy alegres tal y como él se sentía en aquella gran familia de todos los hermanos de las ocho comunidades de la Zona de Baconao de la Parroquia San José Obrero.