Homilía de Mons. Octavio Cisneros
Obispo auxiliar emérito de Brooklyn, Estados Unidos
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Solemnidad de la Epifanía del Señor
8 de enero de 2023
“Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra” Mateo 2, 11
Muchos temas podríamos tratar hoy con este bello evangelio. La universalidad del mensaje de la salvación, la situación de los inmigrantes, los viajeros peregrinos en este mundo… tantos otros temas. Pero aquí, al pie de la Virgen, Octavio regresa a su niñez, regreso hace sesenta y tantos años cuando yo era niño, cuando yo esperaba con ansiedad la anticipación la fiesta de los Reyes Magos. Ya la noche anterior había puesto mis zapatos debajo de la cama y una cajita con yerba para contentar a los camellos.
¡Qué alegría la mañana del Día de los Reyes! Tiempo para jugar, llamar a los amiguitos, compartir los regalos. La niñez realizada dentro del marco de la fe cristiana.
En esos años pueriles, de inocencia, se goza con sencillez, sin los encumbramientos del escepticismo de la duda, el secularismo y sin la desmitificación de lo divino.
Ya como adulto, como hombre, se debe regresar a la celebración de los Reyes con el convencimiento de la fe. Es la misma celebración pero con el convencimiento de la fe. Entonces nos damos cuenta que aquello que celebrábamos en los años infantiles se convierte ahora en un misterio, un misterio que no deja de ser tan actual para nosotros adultos, como lo es para los niños que hoy esperan la visita de los Magos del Oriente. El Oriente más allá, no este oriente donde está nuestra Santa Madre, el Oriente que nos recuerda la universalidad. (more…)
CARTA APOSTÓLICA TOTUM AMORIS EST
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
EN EL IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE SAN FRANCISCO DE SALES
«Todo pertenece al amor» [1]. En estas palabras podemos recoger la herencia espiritual legada por san Francisco de Sales, que murió hace cuatro siglos, el 28 de diciembre de 1622, en Lyon. Tenía poco más de cincuenta años y, durante los últimos veinte años, había sido obispo y príncipe “exiliado” de Ginebra. Había llegado a Lyon después de su última misión diplomática. El duque de Saboya le había pedido que acompañara al cardenal Mauricio de Saboya a Aviñón. Juntos habrían rendido homenaje al joven rey Luis XIII, que regresaba a París, subiendo el valle del Ródano, luego de una victoriosa campaña militar en el sur de Francia. Cansado y con la salud deteriorada, Francisco se había puesto en camino por puro espíritu de servicio. «Si no fuera tan útil a su servicio que yo haga este viaje, tendría, ciertamente, muy buenas y sólidas razones para eximirme de él; pero, si se trata de su servicio, vivo o muerto, no me echaré atrás, sino que iré o me haré arrastrar» [2]. Este era su carácter. Finalmente, cuando llegó a Lyon se alojó en el monasterio de las Visitandinas, en la casa del jardinero, para no causar demasiadas molestias y, al mismo tiempo, ser más libre para encontrarse con quien lo necesitara. (more…)