Sal y luz del mundo

Sal y luz del mundo

Por: María C. López Campistrous 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 13 de diciembre de 2017 / El 9 de diciembre, la SBMI Catedral acogió a los miembros de los consejos parroquiales y comunitarios de nuestra diócesis, quienes en eucaristía presidida por el Arzobispo, Mons. Dionisio García, y casi todos los sacerdotes de la arquidiócesis, celebraron con alegría la culminación de la etapa de reflexión sobre la constitución y servicio del Consejo Parroquial para la vida de la comunidad, y el inicio del segundo período del actual año pastoral.

Fue mañana de encuentro y de fiesta. El Obispo en su homilía pidió tener siempre presente la Palabra de Dios, fuente de toda la vida comunitaria, y el poner empeño en el fortalecimiento de la comunidad cristiana.

En el momento de las ofrendas junto al pan y al vino, fueron presentados “dones” que serían entregados a cada parroquia, a cada “comunidad de comunidades”: la Biblia, un paquetico de sal común y un cirio.

Antes de la bendición final y en el momento de la entrega del “don”, Mons. Dionisio recordaba: Meditar y proclamar la Palabra de Dios, ser sal y luz del mundo.

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Mons. Emilio Aranguren Presidente de la COCC

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba renueva liderazgo

El obispo de la Diócesis de Holguín, Mons. Emilio Aranguren Echeverría ha sido elegido Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), por un servicio de tres años.

Durante la reunión de los obispos cubanos en el Santuario de El Cobre, iniciada el 5 de noviembre, se renovaron los cargos directivos de la COCC quedando como vicepresidente el obispo de la Diócesis de Santa Clara, Mons. Arturo González Amador y como secretario el obispo auxiliar de La Habana Mons. Juan de Dios Hernández Ruíz, ambos ya ocupaban ese mismo cargo.

Fueron también elegidos a la Comisión Permanente, el Arzobispo de La Arquidiócesis de Habana Mons. Juan García Rodríguez y el Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba Mons. Dionisio García Ibáñez quien ocupó la presidencia durante los dos anteriores mandatos a partir de 2009.

Mons. Aranguren ha servido en la comisión Permanente de la COCC durante 26 años, desde su ordenación episcopal y fue su Secretario durante 14 años.

“Pido a cada persona que rece una Ave María por mí,” señaló Mons. Aranguren en una breve entrevista. Indicó que su deseo es realizar “un buen servicio de coordinación, animación y comunión”, en continuidad con lo realizado por su predecesor Mons. Dionisio García Ibáñez y cumpliendo los deseos del Papa Francisco quien en múltiples ocasiones ha expresado su deseo de renovación pastoral a todo nivel  y ser una ‘Iglesia sinodal”.

Como el mismo Papa ha explicado se trata de “una Iglesia de la escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender: pueblo fiel, colegio episcopal, obispo de Roma. Los unos escuchando a los otros, y todos a la escucha del Espíritu Santo, el espíritu de verdad, para saber qué dice Él a la Iglesia”.

Esto lo refiere Mons. Aranguren a toda la Iglesia cubana empezando por la Conferencia de Obispos, sus estructuras y comisiones.

Durante la reunión de los Obispos en el Cobre se ha iniciado ya esta tarea y el jueves 8, en el Santuario de la Patrona de Cuba, Mons. Aranguren presidiría la Santa Misa y hablaría de su visión de futuro.

En su vida sacerdotal desde 1976 y después durante sus 26 años de episcopado el nuevo Presidente de la COCC ha tenido múltiples y variada experiencias pastorales.

Cura Párroco de Cruces (Lajas, Camarones y Ranchuelo), en la Pastora de Santa Clara, en Sagua la Grande y en Quemado de Güines, Rancho Veloz, Corralillo y Cifuentes. Sirvió como Pro-Canciller, Notario Eclesiástico y miembro del Consejo Presbiteral y de Consultores. Animó la Reflexión Eclesial Cubana REC y trabajó en el Equipo de redacción del Documento Final del ENEC.

Participó en encuentros del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Fue miembro la Comisión Episcopal del Departamento de Misiones, Presidente del Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo y participó en la Conferencia de los Obispo Latinoamericano y del Caribe en Aparecida. Ha sido miembro de la Presidencia del CELAM (2007-2011) como Presidente del Comité Económico.

En 1997 presidió el Equipo que representó a la Iglesia Católica en la Comisión Conjunta que preparó la visita del Papa a Cuba y fue miembro del séquito papal y en 2015 recibió al Papa Francisco en la Diócesis de Holguín.

Bajo su impulso la COCC realizó un estudio de las pequeñas comunidades que van surgiendo en toda la Isla, estudio que dio lugar a la publicación de pautas pastorales para orientar su creación en un folleto conocido como “La Parroquia: Comunidad de Comunidades”, que incluye una versión más sencilla para orientar a los fieles.

En la actualidad es Presidente de la Comisión Nacional de Laicos que trata de articular al laicado en las 11 diócesis de Cuba y en 2016 conmemoró el 30 aniversario de del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) con otro encuentro nacional de laicos en el Santuario del Cobre.

Fruto del trabajo de este encuentro han salido a la luz dos documentos para orientar una mayor conciencia de la vocación laical: el Decálogo del Laico Católico Cubano y el ABC del Laico Católico Cubano, en el que se articulan y desarrollan los temas más significativos de la vocación laical en el seno de la sociedad y de la Iglesia. Durante el año 2018, el Calendario-Almanaque de la Iglesia Católica en Cuba estará dedicado a alentar la vocación del laicado.

Nacido en Santa Clara en 2 de septiembre de 1950, de padres emigrantes del país vasco, en España Mons. Aranguren es el menor de cinco hermanos.

Fue ordenado sacerdote el 1º de febrero de 1976 en la S.I. Con Catedral de Santa Clara de Asís. El 23 de junio de 1991 fue ordenado obispo auxiliar de Cienfuegos-Santa Clara y el 2 de abril de 1995 el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Cienfuegos.

Desde el 11 de diciembre de 2005 es obispo de la Diócesis de Holguín que comprende la Provincia de Holguín y casi la totalidad de la Provincia de Las Tunas.

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Un absurdo histórico, pecado patriótico que se identifique a ochún con la Virgen de la Caridad del Cobre

Así definió el cardenal Jaime Ortega el que se quiera identificar al orisha Ochún con la Virgen de la Caridad del Cobre, en carta fechada 26 de septiembre con motivo del estreno de la pieza “Afrodita, ¡oh, espejo”, de la coreógrafa Rosario Cárdenas, Premio Nacional de Danza 2013, profesora de danza moderna y folclore, y de declaraciones aparecidas tanto en la prensa cubana como en distintos programas de la televisión cubana.

Categóricamente el Cardenal Jaime afirma que “ni por razones propias de la fe cristiana, ni por razones de similitudes teológicas inexistentes, ni por razones históricas, la advocación de la Virgen de la Caridad, que hace presente a la Virgen María, modelo de amor puro, de Virgen y de Madre, puede ser comparada con el orisha ochún, que es diosa de pasiones sexuales. Comprensible la confusión, repito, en aquellos pobres africanos esclavizados, pero no es admisible en un cubano culto del siglo XXI, aún menos para difundirlo de ese modo, con el título con que nuestro pueblo y el Papa Benedicto XV la han honrado: Patrona de Cuba.

Si se quiere homenajear por simpatía religiosa, por gustos artísticos o por entrar en la corriente folclorista a la moda, al orisha ochún, eso depende de la decisión y el gusto de un autor, pero no se identifique a este ente mágico con la Patrona de Cuba, lo cual constituye, además de un absurdo histórico, un pecado patriótico”.

Por lo esclarecedora de la carta y lo necesario para todos comprender este asunto, transcribimos íntegramente la misma.

 

26 de septiembre de 2017 

Querido Mons. Dionisio García

De toda mi consideración: 

A la presentación de “Afrodita, ¡Oh espejo!”, obra danzaria en la cual, utilizando entes deificados por la santería, para desencadenar entre ellos pasiones afrodisíacas, se han referido en más de una ocasión los medios, que para la difusión de la propaganda de la obra, asumen a orisha ochún identificándolo con “nuestra Patrona”, la Patrona de Cuba, nada menos que en el contexto de una teomaquia, digna de los mitos griegos, en la que changó y ochún se enfrentan por celos. 

En la sincretización que la santería en Cuba ha hecho del orisha ochún con la Virgen de la Caridad hay una crasa confusión como pasa siempre, cuando los pueblos sometidos de África que traían sus mitos propios, ven sólo una imagen nueva que no reconocen, pero les recuerda algún fetiche propio, en este caso de una diosa de la sensualidad y de pasiones amorosas, que ellos llaman ochún, y aplicaron ese nombre a la representación artística de la Virgen María de la Caridad. 

Que los pobres esclavos hayan sincretizado así su orisha es comprensible. Todo se comprende cuando la violencia de la opresión pone al ser humano en condiciones inhumanas de destierro y esclavitud. Que después estas creencias ancestrales, sincretizadas aquí, se hayan difundido al pueblo cubano en general, sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado y hasta nuestros días, es poco afortunado y a menudo penoso. En esto ha intervenido progresivamente, y de modo lamentable, un marcado folclorismo de “lo cubano”, que abarca también otros ámbitos de la vida nacional, y en el cual se le ha dado a la santería un papel protagónico, teniendo al turismo como espectador y consumidor privilegiado. A esto se añaden intereses económicos espurios de quienes son capaces de crear modas a partir de la droga, del tatuaje, del uso de objetos metálicos incrustados en el cuerpo humano, de collares, de pulsos. Todo puede ser utilizado como negocio, desde la cría de chivos para sacrificios rituales, hasta la venta de paraguas blancos. Hasta aquí la realidad sociológica con sus muchas sombras. 

Pero resulta inadmisible que la autora, coreógrafa y directora de la obra “Afrodita, ¡Oh espejo!” diga ante las cámaras de televisión que la danza presenta las pasiones desatadas entre changó y nuestra Patrona por cuestiones de celos. ¿Hasta dónde vamos a llegar en la legitimación del absurdo, en este camino emprendido hacia el primitivismo? 

La Virgen de la Caridad, cuya imagen, que está en la Basílica de El Cobre, es la misma imagen que flotaba sobre las aguas de la Bahía de Nipe hace más de 400 años, la que fue encontrada por aquellos tres buscadores de sal de origen mestizo indocubano. Ya ellos estaban catequizados y reconocieron que se trataba de una imagen de la Virgen María que concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús, a quien traía en brazos. Y en la tabla a la que estaba unida la imagen de María, se leía “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Enseguida le rezaron con la oración del avemaría que ya habían aprendido y trataron de levantarle cuanto antes una capilla. 

Así comenzó la veneración de la Virgen de la Caridad desde los inicios de nuestra historia, cuando Cuba no era más que un esbozo como nación. Así la veneraron los esclavos de El Cobre, que, al rebelarse, alentados por el Padre Alejandro Ascanio obtuvieron su libertad del Rey de España, por cédula Real de 1801, es decir, mucho antes de la Guerra del 68. Ella es la Virgen mambisa que acompañó a nuestros libertadores  en la manigua. A los pies de la Virgen de la Caridad fue el Ejército Libertador y a su frente el General Agustín Cebreco, enviado por el Mayor General Calixto García, a  celebrar la independencia de Cuba con una misa, cuando el alto mando norteamericano no permitió que las tropas cubanas desfilaran junto al Ejército norteamericano al caer la Plaza de Santiago de Cuba al final de la guerra. Esos mismos veteranos pidieron después, en carta escrita al Papa Benedicto XV, que declarara a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, y así lo hizo el Santo Padre. 

Luego, ni por razones propias de la fe cristiana, ni por razones de similitudes teológicas inexistentes, ni por razones históricas, la advocación de la Virgen de la Caridad, que hace presente a la Virgen María, modelo de amor puro, de Virgen y de Madre, puede ser comparada con el orisha ochún, que es diosa de pasiones sexuales. Comprensible la confusión, repito, en aquellos pobres africanos esclavizados, pero no es admisible en un cubano culto del siglo XXI, aún menos para difundirlo de ese modo, con el título con que nuestro pueblo y el Papa Benedicto XV la han honrado: Patrona de Cuba. 

Si se quiere homenajear por simpatía religiosa, por gustos artísticos o por entrar en la corriente folclorista a la moda, al orisha ochún, eso depende de la decisión y el gusto de un autor, pero no se identifique a este ente mágico con la Patrona de Cuba, lo cual constituye, además de un absurdo histórico, un pecado patriótico. 

Cardenal Jaime Ortega Alamino

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Nuevo paso en el camino de reflexión diocesana: Consejos Pastorales Parroquiales

Nuevo paso en el camino de reflexión diocesana: Consejos Pastorales Parroquiales

Por: María C. López Campistrous 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 21 de octubre de 2017 / Como parte de todo un proceso de reflexión y revitalización de la vida y trabajo pastoral en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, se efectuó este sábado 21 de octubre en la parroquia de Santa Teresita, el primer encuentro con todos los miembros de los consejos pastorales de las parroquias de la Vicaría Santiago ciudad, que comprende la parroquia de Cristo Rey cuyo territorio abarca hasta los límites territoriales de la provincia en el municipio Guamá, la parroquia San José Obrero que su geografía limita al este con la provincia de Guantánamo y la parroquia de Santiago del Prado (Nuestra Señora de la Caridad) del Cobre.

Allí con la participación de Mons. Dionisio García, casi todos los párrocos y una presencia muy significativa de los miembros de los consejos parroquiales, que sumaron mucho más de dos centenares de hermanos, la mañana comenzó con la oración comunitaria.

Los padres Leandro Naun y Josvel Lazo, con su juventud y dinamismo, ayudaron a todos a mirar desde lo que dice la Iglesia y su magisterio, y el proceso diocesano de reflexión de los últimos meses, lo necesario que para la labor evangelizadora y testimonial de la Iglesia, Pueblo de Dios, es el servicio de estos Consejos. Momento importante con Mons. Dionisio que con su ardor acostumbrado, nos recordó el plan pastoral, instrumento con el cual perfilamos y caminamos como iglesia cubana, una iglesia que quiere vivir siempre la experiencia de los discípulos de Emaús.

Tiempo de intercambio en los grupos para soñar nuestra Iglesia, y mirar cómo alcanzar ese sueño. Momento de compartir la merienda y el encuentro con personas que no veíamos hace muchísimo tiempo y conocer a muchos que hoy se comprometen en la vida de sus comunidades.

Fueron presentados los responsables de las diferentes comisiones diocesanas y que integran el consejo pastoral diocesano, vínculo necesario entre la parroquia y la diócesis.

Ya casi al finalizar, Marthica Sanz, laica misionera, tomó la palabra. Ella agradeció a todos la oración por su salud, pues toda nuestra iglesia por más de seis meses oró por su salud al Padre, que quiso todavía siguiera trabajando en su viña, ahora como misionera desde su hogar. Testimonio para todos de esta mujer sencilla que ha puesto en Dios toda su esperanza.

En encuentro se extendió hasta pasada la una  de la tarde, tiempo de gracia esta mañana, tiempo de Dios que nos impulsa y anima siempre a soñar y remar más adentro.

El próximo 18 de noviembre en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Palma Soriano se tendrá el encuentro para la Vicaría Santiago-campo.

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Un día con la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)

Un día con la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)

Por: PP. Juventino Rodríguez y Jean Edouard cmf

Misioneros Claretianos

Iglesia de San José, La Maya, arquidiócesis de Santiago de Cuba, 18 de octubre de 2017 / El 16 de Octubre de 2017 ha sido un día histórico para la Parroquia Purísima Concepción de Ti Arriba. En el templo parroquial, Iglesia de San José en La Maya, hemos recibido la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019 y el Icono de la Virgen, Salvadora del Pueblo de Roma, que peregrinan en estos días por toda Cuba, en su caminar por todos el mundo desde el ya lejano año 1984.

Pasadas las 9.00 am llegaban, procedentes de Guantánamo, los signos del JMJ, la Cruz y el Icono de la Virgen. El P. Raulito y un grupo de jóvenes nos los entregaron y, en acogida entusiasta, la Comunidad de los Misioneros Claretianos y la comunidad de La Maya los hemos recibido para acompañarlos durante todo el día.

Momentos memorables y sentidos al poder contemplar, ver y mirar, tocar y besar, abrazar…, también nosotros, esta Cruz y el Icono de la Virgen peregrinos por tantas naciones y países. Durante todo el día las visitas de la gente han ido jalonando las horas tan especiales que hemos tenido el privilegio de vivir.

Al atardecer tuvimos la Vigilia ante la Cruz del Señor. Pudimos orar y rezar por nosotros y por todo el mundo, por toda la Iglesia, por todos los jóvenes de nuestra parroquia y de toda la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, tuvimos ocasión de poder escuchar los Mensajes de la Cruz del Señor y acogerlos con fe en nuestras vidas. Y, sobre todo, pudimos depositar en la Cruz del Señor nuestras grandes y pequeñas cruces y expresar personalmente ante la Cruz y el Icono de la Virgen con variados y sentidos gestos, llenos de ternura y de emoción, nuestros mejores compromisos.

Nos acompañaron en esta Vigilia el P. Eduardo, coordinador para la arquidiócesis de Santiago de Cuba de todo el peregrinar de estos signos del JMJ y un buen grupo de jóvenes, venidos de Santiago de Cuba.

La canción Alma Misionera cerraba este evento histórico, lleno de inmensa alegría, y despedíamos la Cruz y el Icono de la Virgen que seguían su peregrinar hasta Santiago de Cuba.

En La Maya, en este pequeño rincón del oriente cubano, hemos sentido en este día el latido del mundo, el latido esperanzador de tantos jóvenes que sienten el llamado de Jesús a ser discípulos misioneros por los caminos del mundo. Nos alegra saber que en este camino, largo camino, siempre nos acompaña y nos une la Caridad, la Virgen de la Caridad del Cobre.

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INVITACION PARA TODA LA ARQUIDIOCESIS DE SANTIAGO DE CUBA

Peregrinación de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el Icono de María por tierras Santiagueras. (Ambas bendecidas por San Juan Pablo II en 1984 y en el 2003 respectivamente). 

Por: Equipo PJ Arquidiócesis de Santiago de Cuba 

La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, y el Ícono de María, durante más de veinte años, entre cada JMJ, han peregrinado por cientos de países de todo el mundo. Ahora, por expreso pedido del Papa Francisco, estará durante un mes visitando todas las diócesis de nuestro país como sensibilización para iniciar, especialmente en los jóvenes, un proceso espiritual, misionero y formativo hacia la JMJ de Panamá, enero del 2019, y en sintonía, en agosto del mismo año, la JMJ cubana en Santiago de Cuba.

PROGRAMACIÓN 

Lunes 16 de octubre:            LA MAYA

  • 09:00 am. Llegada la Cruz y el Icono, en camión de la Diócesis de Guantánamo a la Arquidiócesis de Santiago de Cuba. Parroquia de San José, La maya.
  • 08:30 am Encuentro en la Parroquia para recibir la Cruz, los Padres, los jóvenes y representantes de la comunidad. Celebración de llegada de los símbolos.
  • Durante el día las pastorales de la parroquia y las comunidades son invitadas a realizar celebraciones o momentos de adoración de la cruz.
  • 06:30 pm Vigilia con toda la comunidad.
  • 09:00 pm: Salida en camión de la Cruz y el icono para el Arzobispado de Santiago.

Martes 17 de octubre:           CAPILLA SANTA ANA, Arzobispado, Y CATEDRAL 

  • 08:00 am. Cruz e icono de la Virgen en la Capilla del Arzobispado. Misa y vigilia. CONCUR.
  • 09:30 am Misa y adoración de la cruz. Misiones.
  • 11:00 am. Misa y adoración. Familiar y Viudas.
  • 03:00 pm. Misa y adoración. Pastorales de la capilla Santa Ana.
  • 04:30 pm. Misa y adoración. Comunidad de San Egidio y colaboradores.
  • Desde las 08:00am a las 12:00pm habrá un sacerdote disponible para administrar el sacramento de la reconciliación a quien lo desee en la capilla del Arzobispado.
  • 05:30 pm Peregrinación a pie de los jóvenes y laicos de las comunidades a la catedral con una cruz e imagen de María rezando el Rosario hasta el Parque Céspedes: (Manteniendo el clima de oración, orden y sobriedad. Se caminará por las calzadas sin causar molestias al tránsito)
    • Desde Trinidad: Santo Tomas; San Egidio; San Francisco; Santa Ana.
    • Desde Santa Teresita: San Antonio María Claret; JESAF; Sagrada Familia; Sta. Lucia y Catedral
    • Desde Xto de la Salud: Salesianos; Xto Rey; San Pedrito y Desamparados; micro 7, Micro 8 y Micro 9.
  • 06:30 pm. Misa con adoración de la cruz en la catedral

Miércoles 18 de octubre CATEDRAL; EL COBRE; PALMA SORIANO Y BAIRE 

  • Durante la mañana del miércoles las pastorales de la Catedral se disponen a adorar la cruz y venerar el icono de la Virgen María durante diferentes momentos en la mañana y en la tarde. Todos los que quieran están invitados a participar.
  • 04:00 pm Traslado en camión de la cruz y el icono al Santuario del Cobre, celebración en el Santuario, y luego trasloado a la Pquia. de Nstra. Sra. del Rosario de Palma Soriano.
  • 06:00 pm. misa y adoración de la cruz con la comunidad parroquial.
  • 08:00 pm Traslado para Baire.
  • 09:30 pm acogida y oración con la comunidad la Parroquia de San Bartolomé.

Jueves 19 de octubre

  • 08:00am Salida a Jiguaní.
  • 08:45am. Entrega de la Cruz y el Icono a la Diócesis de Bayamo.

BREVE HISTORIA DE LOS SIGNOS DE LA JMJ

LA CRUZ DE LA JMJ

La Cruz de madera, hoy conocida como “Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud” se fabricó en 1983 por el comienzo del Año Santo de la Redención (25.03.1983 – 22.04.1984). De madera maciza, sin clavos; una Cruz desnuda, esencial. Durante la celebración de apertura del Año Santo, los jóvenes entraron con dicha Cruz en la Basílica de San Pedro en la que permaneció todo el Jubileo. Se colocó junto al sepulcro de San Pedro y estuvo presente en las celebraciones acompañando a grupos de peregrinos que visitaban el Vaticano. Entre ellos no faltaron los jóvenes: representantes de los movimientos y comunidades que juntos respondieron a la invitación del Santo Padre. Fueron ellos los que habían pedido al papa que se les entregara la Cruz tras la finalización de las celebraciones. El Santo Padre atendió la petición y el Domingo de Resurrección les entregó la Cruz del Jubileo, con las siguientes palabras: “¡Queridos jóvenes! Al final del Año Santo, os confío el signo real de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla al mundo como signo del amor de nuestro Señor Jesucristo para la humanidad, y anunciad a todos que es la muerte y resurrección de Cristo, la salvación y la redención.”  San Juan Pablo II, Roma, 22 de abril 1984.

La Cruz y su mensaje de universalidad.

La Cruz de la JMJ y el Icono se han convertido en testigos de diferentes culturas e idiomas, ya que han viajado en muchos países. En torno a ellos, había oraciones en varios idiomas. En varias ocasiones, la Cruz y el Icono se veneraban no sólo por los católicos, sino también protestantes y musulmanes. Así, en un espíritu de apertura, hay que fomentar y promover la participación en la peregrinación de los diversos grupos lingüísticos, dependiendo la realidad del país a nivel étnico y religioso.

La Cruz en los lugares de sufrimiento.

La Cruz ha visitado varios lugares: como las prisiones, los hospitales, centros de acogida para los desfavorecidos. Esto no solo testifica la esperanza y el consuelo que viene de la Cruz, sino también la solicitud de María por la humanidad que sufre.

La Cruz en el camino

La vocación especial de esta Cruz es ser peregrina. Así que, por su naturaleza nos invita a redescubrir la espiritualidad de la peregrinación, para dejar el día a día, y a ir en busca de Dios y en busca de su hermano. Nos Invita a caminar para encontrarnos con la otra persona.

EL ICONO DE LA MARÍA SALUS POPULI ROMANI

 “Así que siempre será visible claramente que María es una poderosa Madre que nos lleva a Cristo” San Juan Pablo II, 10 de abril de 2003. 

Pertenece a la imagen de la Virgen venerada con mayor devoción en Italia. El apodo “Salvadora del Pueblo Romano” remonta su origen a los acontecimientos de los finales del siglo VI, cuando los habitantes de Roma sufrían por causa de una peste. En el año 590 el Papa Gregorio Magno, mientras llevaba esta imagen de la Virgen, precediendo a una procesión suplicante por la salvación de la ciudad, divisó a un ángel en el cielo que estaba escondiendo la espada de castigo. Al poco tiempo, la peste cesó.

Y el 10 de abril de 2003, en la Plaza de San Pedro, durante el encuentro con los jóvenes de la diócesis de Roma y Lazio, con motivo del Día Mundial de la Juventud XVIII, cuyo tema era “He ahí a tu madre” (Jn 19,27) el Santo Padre expresó su deseo de que el Icono “que se encontraba de guardia en la ‘mañana vigilante de’ Tor Vergata en la inolvidable Jornada mundial de 2000: “ A la juventud se le entrega el Icono de la Virgen junto con la Cruz a los jóvenes de la diócesis de Colonia que, “con la Cruz, a partir de ahora en peregrinación por todo el mundo les sirva para prepararse para el Día de la juventud “…” Así que siempre será visible claramente que María es una poderosa Madre que nos lleva a Cristo“ (San Juan Pablo II, Discurso a los jóvenes de Roma y Lazio el 10 de abril de 2003).

Lugar del Icono de María

Discípula y Madre. Como discípula, María se muestra en los viajes de la Cruz como un modelo a seguir a Cristo. De hecho, el mismo Icono que representa al NiñoJesús bendiciendo y al mismo tiempo muestra su Madre como un ejemplo. Pero el discípulo por excelencia es también la Madre de Dios y Madre de la Iglesia.

Su abrazo tranquilizador es una fuente de consuelo en medio de la humanidad que sufre. El hecho de que Juan Pablo II sabía que el camino de la Cruz no es fácil, en 2003 se decidió que el Icono de María Salus Populi Romani a partir de ese momento habría de acompañar el viaje de la Cruz.  Al explicar el sentido de la nueva ley de dedicación a los jóvenes, el Santo Padre dijo: “Sabemos que, en tiempos difíciles, que no faltan en la vida de todos, usted no está solo: como Juan al pie de la Cruz, Jesús también nos da a su Madre para fortalecernos en el camino de nuestra pena y sufrimientos. “(Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II para la Jornada Mundial de la Juventud XVIII, 13 de abril, 2003).

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Crónica de un día normal de Misión

Crónica de un día normal de Misión

Por: María del Pilar Almeida

Fotografía: Anabel Rivero Almeida 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 12 de agosto de 2017 / La Misión Evangelizadora, que desde el 31 de julio hasta el 16 de agosto se desarrolla en la parroquia San Joaquín para celebrar el centenario de la presencia vicentina en estas tierras, genera un gran esfuerzo que todos los misioneros asumen con entusiasmo.

Desde muy temprano en la mañana empieza el trajinar de los hombres y mujeres que en la cocina preparan los alimentos de los que misionan en las diferentes zonas en las que está dividida la ciudad de San Luis.

Después de las laudes que normalmente terminan a las 8:30 a. m. comienza el desayuno que se extiende hasta casi las 9:00 de la mañana para acto seguido repartir a los equipos el material de la misión y partir cada uno a su zona. Encomiable esfuerzo el de María y su equipo de misión por tener preparado a tiempo cada día los materiales disponibles para misionar.

Estas primeras horas de la mañana son muy activas pues se unen los misioneros extranjeros que nos acompañan con los del patio que en franca camaradería realizan todas las actividades.

Sobre las 9:30 pudiera pensar usted, querido lector, que todo va a ser quietud en la parroquia, pero no, entonces empiezan a llegar los que no estaban en sus casas cuando los misioneros pasaron o los que aún no han sido visitados y es porque nadie se quiere quedar sin los afiches que se reparten. Esta misión ha generado un gran movimiento y el despertar de muchos al llamado de Nuestro Señor. No hay dudas de que en el pueblo de San Luis hay sed de Dios.

A las 12:00 regresan los misioneros al templo que a pesar del cansancio que es evidente, por las largas caminatas y el sol, no dejan de sonreír y contar anécdotas de cómo les fue el día y de lo bien que son recibidos en todos los hogares que visitan, pues aun los que pertenecen a otras religiones o no son creyentes los atienden con respeto y amabilidad.

Luego del almuerzo y un tiempo de descanso, comienza la segunda jornada de trabajo misionero sobre las 4.00 p.m. A esa hora cada zona realiza múltiples actividades que van desde catequesis a los diferentes grupos etarios, rosarios, encuentros de Lectio Divina, misas y bautizos según la planificación que cada grupo hace en su zona de acuerdo a las características de las mismas.

De 7:30 a 8:30 p.m. es el horario de la comida y luego de esa hora vuelve a llenarse cada rincón de la parroquia pues todas sus dependencias acogen a los misioneros que desde diferentes países del continente americano nos visitan y que tan cariñosamente han sido acogidos. Por doquier se ve grupos de sacerdotes, hermanas y laicos que conversan animadamente con jóvenes, adolescentes y adultos que en animadas charlas testimonian lo vivido.

Aunque la Misión no ha concluido nos atrevemos a decir que ha sido un éxito. Este pequeño  escrito   es sólo una crónica de un día normal de misión.

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EL P. JUAN GABRIEL DÍAS RUIZ (“JUANÍN”) ES NOMBRADO OBISPO DE CIEGO DE ÁVILA

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 8 de julio de 2017 / La Nunciatura Apostólica ha informado que, al mediodía de hoy (hora de Roma), el Papa Francisco ha nombrado Obispo de Ciego de Ávila al Pbro. JUAN GABRIEL DÍAZ RUIZ.

El nuevo obispo sucede en la sede avileña a Mons. Mario Eusebio Mestril Vega, nacido en Nuevitas el 6 de marzo de 1940 (77 años), ordenado presbítero el 4 de agosto de 1964 y consagrado obispo el 9 de febrero de 1992. Al ser creada la Diócesis de Ciego de Ávila fue nombrado como su primer obispo el 2 de febrero de 1996, por lo que ha ejercido su ministerio durante 21 años como pastor diocesano. Mons. Mestril continúa como Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de Asistencia a la Salud (PAS).

Mons. Juan Gabriel Díaz Ruiz nació en Céspedes (Camagüey) el 14 de noviembre de 1960. Su infancia y juventud transcurrieron entre Céspedes y Florida, tanto en sus estudios primarios y de media general, así como en su proceso de fe: bautismo, comunión, confirmación. En 1978 matricula Ingeniería Civil en la Universidad de Camagüey, carrera que interrumpe en el tercer año para ingresar en el Seminario “San Basilio Magno” de Santiago de Cuba en 1983, de donde pasa a estudiar la Teología en el Seminario “San Carlos y San Ambrosio” de La Habana.

Recibe la ordenación sacerdotal el 5 de agosto de 1989 por la imposición de manos de Mons. Adolfo Rodríguez Herrera en la Parroquia de la Soledad en la ciudad de Camagüey.

Es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia de Morón y, en el año 1991, participa en Roma en un Curso para animadores de la espiritualidad sacerdotal y misionera. Posteriormente, es trasladado como Vicario Cooperador de la Parroquia de Florida y a la vez, Cura Encargado de la Parroquia de Esmeralda.

El 5 de octubre de 1998 es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia de Nuevitas. Y en 1999 es enviado a hacer la Licenciatura en Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana de Roma.

Después de su regreso -en septiembre del 2002- se le nombra Párroco de Nuevitas y trabaja un año como misionero en la Parroquia de Chambas (Ciego de Ávila). Después es trasladado a la Parroquia de Guáimaro y, a continuación -en el 2007- de Nuevitas.

En el año 2013 es nombrado Párroco de la Iglesia Parroquial de Florida.

En el mes de abril del 2016, al quedar vacante la sede de la Arquidiócesis de Camagüey (cuando fue nombrado Mons. Juan García Rodríguez como Arzobispo de la Habana), el Padre “Juanín” fue elegido por el presbiterio camagüeyano como Administrador Diocesano, servicio que prestó hasta febrero del presente año en que Mons. Wilfredo Pino Estévez comenzó como pastor de la sede camagüeyana.

El nuevo obispo, en el momento de su nombramiento, es Delegado del Clero en la Comisión Nacional de Sacerdotes, preside el Área de Animación Bíblica en la Comisión Nacional de Catequesis y ha sido profesor de Biblia en la Pre-Seminario “San Agustín” de Camagüey y “San Carlos y San Ambrosio” de La Habana.

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A su vez, se informa que, al frente de la Diócesis de Guantánamo-Baracoa continúa el P. Mario Maffi como Administrador Diocesano, a la espera del nombramiento del nuevo obispo.

Próximamente se dará a conocer el lugar y la fecha en que el nuevo obispo recibirá la consagración episcopal.

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No amemos de palabra sino con obras

Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de los Pobres

19 noviembre 2017, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario 

  1. 1. «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3,18). Estas palabras del apóstol Juan expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. La seriedad con la que el «discípulo amado» ha transmitido hasta nuestros días el mandamiento de Jesús se hace más intensa debido al contraste que percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con los que tenemos que enfrentarnos. El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vida (cf. 1 Jn 3,16).

Un amor así no puede quedar sin respuesta. Aunque se dio de manera unilateral, es decir, sin pedir nada a cambio, sin embargo inflama de tal manera el corazón que cualquier persona se siente impulsada a corresponder, a pesar de sus limitaciones y pecados. Y esto es posible en la medida en que acogemos en nuestro corazón la gracia de Dios, su caridad misericordiosa, de tal manera que mueva nuestra voluntad e incluso nuestros afectos a amar a Dios mismo y al prójimo. Así, la misericordia que, por así decirlo, brota del corazón de la Trinidad puede llegar a mover nuestras vidas y generar compasión y obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados.

  1. 2. «Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha» (Sal 34,7). La Iglesia desde siempre ha comprendido la importancia de esa invocación. Está muy atestiguada ya desde las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro pide que se elijan a siete hombres «llenos de espíritu y de sabiduría» (6,3) para que se encarguen de la asistencia a los pobres. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo: el servicio a los más pobres. Esto fue posible porque comprendió que la vida de los discípulos de Jesús se tenía que manifestar en una fraternidad y solidaridad que correspondiese a la enseñanza principal del Maestro, que proclamó a los pobres como bienaventurados y herederos del Reino de los cielos (cf. Mt 5,3).

«Vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno» (Hch 2,45). Estas palabras muestran claramente la profunda preocupación de los primeros cristianos. El evangelista Lucas, el autor sagrado que más espacio ha dedicado a la misericordia, describe sin retórica la comunión de bienes en la primera comunidad. Con ello desea dirigirse a los creyentes de cualquier generación, y por lo tanto también a nosotros, para sostenernos en el testimonio y animarnos a actuar en favor de los más necesitados. El apóstol Santiago manifiesta esta misma enseñanza en su carta con igual convicción, utilizando palabras fuertes e incisivas: «Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? […] ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago”, y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta» (2,5-6.14-17).

  1. 3. Ha habido ocasiones, sin embargo, en que los cristianos no han escuchado completamente este llamamiento, dejándose contaminar por la mentalidad mundana. Pero el Espíritu Santo no ha dejado de exhortarlos a fijar la mirada en lo esencial. Ha suscitado, en efecto, hombres y mujeres que de muchas maneras han dado su vida en servicio de los pobres. Cuántas páginas de la historia, en estos dos mil años, han sido escritas por cristianos que con toda sencillez y humildad, y con el generoso ingenio de la caridad, han servido a sus hermanos más pobres.

Entre ellos destaca el ejemplo de Francisco de Asís, al que han seguido muchos santos a lo largo de los siglos. Él no se conformó con abrazar y dar limosna a los leprosos, sino que decidió ir a Gubbio para estar con ellos. Él mismo vio en ese encuentro el punto de inflexión de su conversión: «Cuando vivía en el pecado me parecía algo muy amargo ver a los leprosos, y el mismo Señor me condujo entre ellos, y los traté con misericordia. Y alejándome de ellos, lo que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo» (Test 1-3; FF 110). Este testimonio muestra el poder transformador de la caridad y el estilo de vida de los cristianos.

No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Estas experiencias, aunque son válidas y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida. En efecto, la oración, el camino del discipulado y la conversión encuentran en la caridad, que se transforma en compartir, la prueba de su autenticidad evangélica. Y esta forma de vida produce alegría y serenidad espiritual, porque se toca con la mano la carne de Cristo.

Si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión sacramental recibida en la Eucaristía. El Cuerpo de Cristo, partido en la sagrada liturgia, se deja encontrar por la caridad compartida en los rostros y en las personas de los hermanos y hermanas más débiles. Son siempre actuales las palabras del santo Obispo Crisóstomo: «Si queréis honrar el cuerpo de Cristo, no lo despreciéis cuando está desnudo; no honréis al Cristo eucarístico con ornamentos de seda, mientras que fuera del templo descuidáis a ese otro Cristo que sufre por frío y desnudez» (Hom. in Matthaeum, 50,3: PG 58).

Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.

  1. 4. No olvidemos que para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo vocación para seguir a Jesús pobre. Es un caminar detrás de él y con él, un camino que lleva a la felicidad del reino de los cielos (cf. Mt 5,3; Lc 6,20). La pobreza significa un corazón humilde que sabe aceptar la propia condición de criatura limitada y pecadora para superar la tentación de omnipotencia, que nos engaña haciendo que nos creamos inmortales. La pobreza es una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad. Es la pobreza, más bien, la que crea las condiciones para que nos hagamos cargo libremente de nuestras responsabilidades personales y sociales, a pesar de nuestras limitaciones, confiando en la cercanía de Dios y sostenidos por su gracia. La pobreza, así entendida, es la medida que permite valorar el uso adecuado de los bienes materiales, y también vivir los vínculos y los afectos de modo generoso y desprendido (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 25-45).

Sigamos, pues, el ejemplo de san Francisco, testigo de la auténtica pobreza. Él, precisamente porque mantuvo los ojos fijos en Cristo, fue capaz de reconocerlo y servirlo en los pobres. Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Al mismo tiempo, a los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestras comunidades les recuerdo que no pierdan el sentido de la pobreza evangélica que llevan impresa en su vida.

  1. Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada.

Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A la pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce; a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad.

Todos estos pobres -como solía decir el beato Pablo VI- pertenecen a la Iglesia por «derecho evangélico» (Discurso en la apertura de la segunda sesión del Concilio Ecuménico Vaticano II, 29 septiembre 1963) y obligan a la opción fundamental por ellos. Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios.

  1. 6. Al final del Jubileo de la Misericordia quise ofrecer a la Iglesia la Jornada Mundial de los Pobres, para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. Quisiera que, a las demás Jornadas mundiales establecidas por mis predecesores, que son ya una tradición en la vida de nuestras comunidades, se añada esta, que aporta un elemento delicadamente evangélico y que completa a todas en su conjunto, es decir, la predilección de Jesús por los pobres.

Invito a toda la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener, en esta jornada, la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Son nuestros hermanos y hermanas, creados y amados por el Padre celestial. Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad. Dios creó el cielo y la tierra para todos; son los hombres, por desgracia, quienes han levantado fronteras, muros y vallas, traicionando el don original destinado a la humanidad sin exclusión alguna.

  1. Es mi deseo que las comunidades cristianas, en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres, que este año será el 19 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se manifieste con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del universo, el domingo siguiente. De hecho, la realeza de Cristo emerge con todo su significado más genuino en el Gólgota, cuando el Inocente clavado en la cruz, pobre, desnudo y privado de todo, encarna y revela la plenitud del amor de Dios. Su completo abandono al Padre expresa su pobreza total, a la vez que hace evidente el poder de este Amor, que lo resucita a nueva vida el día de Pascua.

En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a dejarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre.

  1. 8. El fundamento de las diversas iniciativas concretas que se llevarán a cabo durante esta Jornada será siempre la oración. No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan expresa la confianza en Dios sobre las necesidades básicas de nuestra vida. Todo lo que Jesús nos enseñó con esta oración manifiesta y recoge el grito de quien sufre a causa de la precariedad de la existencia y de la falta de lo necesario. A los discípulos que pedían a Jesús que les enseñara a orar, él les respondió con las palabras de los pobres que recurren al único Padre en el que todos se reconocen como hermanos. El Padre nuestro es una oración que se dice en plural: el pan que se pide es «nuestro», y esto implica comunión, preocupación y responsabilidad común. En esta oración todos reconocemos la necesidad de superar cualquier forma de egoísmo para entrar en la alegría de la mutua aceptación.
  1. Pido a los hermanos obispos, a los sacerdotes, a los diáconos -que tienen por vocación la misión de ayudar a los pobres-, a las personas consagradas, a las asociaciones, a los movimientos y al amplio mundo del voluntariado que se comprometan para que con esta Jornada Mundial de los Pobres se establezca una tradición que sea una contribución concreta a la evangelización en el mundo contemporáneo.

Que esta nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda. Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.

Vaticano, 13 de junio de 2017

Memoria de San Antonio de Padua

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Procedimiento para los medios de comunicación

Hace público el Arzobispado de Santiago de Cuba normas para el acceso y uso del Santuario de Nuestra de la Caridad del Cobre y sus alrededores por parte de los medios de comunicación

Por: María C. López Campistrous

Foto: Archivo 

Arzobispado de Santiago de Cuba, 7 de junio de 2017 / Este martes 6 de junio, el Arzobispado de Santiago de Cuba ha hecho pública las regulaciones para el acceso y uso del -Basílica de Nuestra de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y sus alrededores por parte de los medios de comunicación.

Esta normativa era ya necesaria para el cuidado de este amado lugar para los cubanos y los muchos visitantes de otros lugares, a fin primeramente de velar para que allí “tanto los creyentes como los no creyentes, encuentren un ambiente de paz y recogimiento”; al mismo tiempo, “cuidar de todo lo relacionado con el contenido de los mensajes que tienen como motivación la imagen de la Virgen de la Caridad y el Santuario”, y que realmente puedan tanto las “entidades, instituciones y grupos que soliciten tomar fotos, grabar imágenes, desarrollar guiones documentales o cualquier otro tipo de acción con carácter profesional” hacerlo en las condiciones de horario más adecuadas.

PROCEDIMIENTO PARA EL ACCESO Y USO DEL SANTUARIO DE NTRA. SRA. DE LA CARIDAD DEL COBRE Y SUS ALREDEDORES por parte de los medios de comunicación 

El Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, en el Cobre, ha sido, es y será lugar al que acuden la mayoría de las personas que visitan Santiago de Cuba, y no solo por motivos religiosos. Por esta razón, es responsabilidad de la Iglesia Católica el velar y preservar ese lugar de modo que al llegar allí, tanto los creyentes como los no creyentes, encuentren un ambiente de paz y recogimiento.

Le corresponde al Santuario, en la figura de su Rector, el P. Eugenio Castellanos y colaboradores, que lo antes dicho se cumpla y que éste sea el espacio adecuado y acogedor que todos desean encontrar.

Es nuestro deber también el cuidar de todo lo relacionado con el contenido de los mensajes que tienen como motivación la imagen de la Virgen de la Caridad y el Santuario. En no pocas ocasiones, con el pretexto de presentar la pluralidad de creencias que conforman el ser y la identidad del cubano, se usan expresiones y argumentos que confunden a las personas y que luego se difunden sin que puedan ser debidamente aclaradas por parte de la Iglesia Católica.

Las entidades, instituciones y grupos que soliciten tomar fotos, grabar imágenes, desarrollar guiones documentales o cualquier otro tipo de acción con carácter profesional, en el Santuario de Ntra. Sra. De la Caridad del Cobre, deberán:

  • Presentar por escrito la solicitud al Rector del Santuario, un mes antes de la fecha en que se tiene planificado realizar las acciones correspondientes. En la solicitud se incluirá:
    • Fecha en la que se solicita realizar las acciones correspondientes
    • Resumen del guión de la filmación o grabación
    • Personajes que actuarán en la filmación, especialmente los relacionados con el culto y devoción a la Virgen y a cualquier otra devoción.
    • Vestuario a utilizar
    • Otros elementos o complementos de la grabación (Música, sonido, bailes, oraciones, etc.)
    • Autores o institución que patrocina el guion
    • Nombre del representante de la entidad solicitante
    • Destino de la obra: cine, televisión, revista, periódico, redes en Internet, etc.
  • La solicitud será atendida por el Rector del Santuario y en la misma constará el horario de filmación, que generalmente es después de las 5:00 pm, de lunes a viernes.
  • El equipo técnico y los que le acompañen deberán comprometerse a respetar en todo momento, el ambiente del Santuario, así como seguir las indicaciones que se les den para conducirse mientras estén en el lugar.
  • El Padre Rector del Santuario y sus colaboradores se responsabilizan con la acogida, información y atención requerida en cada caso, así como a entregar por escrito una autorización por parte del Santuario para que el material filmado sea utilizado solo para el fin para el que fue solicitado.
  • Para mayor información, contactar al sacerdote Rector del Santuario, P. Eugenio Castellanos Pesante, Teléf.: (22)34 6511, 34 6118; o a Mercedes Ferrera, Secretaria del Arzobispado de Santiago de Cuba, Teléf.:(22) 62 5480.

Santiago de Cuba, 6 de junio de 2017

 

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