Por: Mercedes Ferrera Angelo

La Iglesia celebra el 15 de agosto la solemnidad de la Asunción de la Virgen María.    Para los santiagueros es además una fecha que no debe pasarse por alto.  Y es que en el año 1522 fue trasladada a Santiago de Cuba la sede del obispado y su catedral, originalmente fundada en la villa primada: Baracoa.  Con el traslado a la nueva sede, se mantuvo el título y también el patronazgo de Ntra. Sra. De la Asunción.  Fue este hecho además, el que hizo que se le diera a Santiago de Cuba el título de ciudad.

Incendios, robos, terremotos, huracanes, ataques de piratas y diversos acontecimientos más  han formado parte de la historia de la Catedral de Santiago de Cuba, pero 500 años después hay una comunidad parroquial, que como toda la iglesia diocesana, quiere ser testigo de la fe en esta tierra. 

La eucaristía estuvo presidida por el párroco P. Rafael Ángel López Silvero, quien estuvo acompañado de varios sacerdotes de la ciudad, entre ellos el P. Camilo de la Paz Salmón que tuvo a su cargo la homilía.  El P. Camilo,  nos habló de la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción y su significado para los cristianos y una síntesis entre la historia de esta y la de la iglesia en esta región durante estos quinientos años, mencionando momentos y figuras que han dejado su impronta en ella. 

Al final, el P. Rafael Ángel saludó a los presentes y se refirió a que durante estos quinientos años, la Iglesia ha estado ahí, acompañando al pueblo y haciendo historia junto a ese pueblo, y este día no es excepción.  En medio de esta situación tan difícil que estamos viviendo, la celebración comenzó con apagón, pero justo en el momento de la consagración y fuera de todo pronóstico, se encendieron las luces porque como agregó el párroco en sus palabras: Cristo es la verdadera luz. 

Ha sido este un momento muy especial para celebrar y agradecer a Dios por las bendiciones que como Iglesia y como pueblo hemos recibido de Él durante estos cinco siglos, pero también para pedirle la gracia de la fe que nos ayude a seguir adelante, a creer solo en Él y a esperar solo en Él.