TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

RECOMENDACIONES DE CLARET A SUS MISIONEROS PARA LA LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

Si la lectura de la Palabra de Dios fue siempre objeto de sus recomendaciones a todos, clérigos y seglares, no podía dejar de hacerlo también expresa y preceptivamente a sus Misioneros. Así fue en efecto.

A los Misioneros en formación inicial

En el Reglamento para los Estudiantes y Prefecto, antes citado, da unas orientaciones pedagógicas precisas sobre el lugar que debe ocupar la Palabra de Dios en la formación de los jóvenes Misioneros.
Los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, movidos en todo por la gloria de Dios (motivación vocacional esencial y fundamental en Claret) han de tener como objetivo de su formación, llegar a ser «ministros idóneos de su Palabra [la Palabra de Dios]».

Expresando su propia experiencia (importancia de la oración y de la Biblia para descubrir su misión), indica, para conseguir el objetivo de la formación, entre otros, dos medios en particular: la oración (pedirlo “incesantemente” a Dios) y la Biblia. A este respecto dirá: «Todos tendrán la Santa Biblia y en ella leerán cada día dos capítulos por la mañana y otros dos por la tarde…; y… el Viernes… un capítulo de la Pasión de Jesús».
En la segunda redacción esta orientación queda redactada de la siguiente manera: «A la lectura espiritual de cada día añadirán los capítulos de la santa Biblia que dispondrá el Superior».

A los Misioneros en general

En las “Reglas que debe observar el que quiere salir un misionero perfecto” (antecedentes de las primeras constituciones de la Congregación), se dice: «Cada día se leerá un capítulo del Nuevo Testamento».

En las Primeras Constituciones de 1857 esta orientación se amplía a toda la Biblia y en otra situación: «A las doce comerán, leyendo un capítulo de la Biblia…».
Las Constituciones de 1871 prescribirán: «Todas las semanas tendrán además algunas lecciones de Sagrada Escritura…».

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