TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA
DIA 5 DE NOVIEMBRE 2021
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS AL ESTILO DE CLARET
LA EXPERIENCIA PERSONAL DE CLARET BAJO LA ACCION DEL ESPIRITU QUE LE UNGE PARA EVANGELIZAR A LOS POBRES
Toda lectura de la Palabra de Dios se ha de hacer bajo la acción del Espíritu Santo. Sin embargo, la acción del Espíritu Santo es siempre carismática, se da como don, como carisma. El carisma es una experiencia del Espíritu que da un modo peculiar de ser vocacionalmente en la Iglesia y en el mundo.
El carisma es la fuente de la espiritualidad, del estilo de vida y de la misión de la persona que lo ha recibido, es una desde esta visión y experiencia, el Espíritu del Señor le hará comprender a Claret las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios: su lectura será siempre como la del ungido por el espíritu para evangelizar. Y, a la vez, desde la fidelidad a la lectura de la Palabra de Dios podrá obtenerse y conservarse este don del Espíritu. Entre los medios que Claret propone para obtener y conservar el espíritu sacerdotal que anima el Espíritu Santo indica «la lectura de las santas Escrituras» y «…el estudio de la santa Biblia».
Desde esta perspectiva del Espíritu, Claret desarrollará su vocación, su vida espiritual, su estilo de vida y su misión.
¿Cómo definir la lectura que Claret hace de las Sagradas Escrituras bajo la acción del Espíritu que le ha ungido para evangelizar?
Ya veis, pues, amadísimo seminarista, cómo Jesucristo recibió el espíritu y en qué consiste este espíritu y para qué se da este espíritu; mirad que no basta, como hemos dicho, el que seáis ordenado de sacerdote; esto os lo da a entender lo que Dios quiso hacer con Jesucristo, que, no obstante que en el momento de su encamación ya estaba lleno de todas las gracias y dones del Espíritu Santo, antes de salir a la vida pública quiso recibir el Espíritu Santo en el Jordán.
Vemos también manifestada esta verdad en el Antiguo y Nuevo Testamento; (…) y en la ley de gracia (en el Nuevo Testamento) vemos que los apóstoles en la noche de la cena, todos habían sido ordenados de sacerdotes, pero hasta que recibieron el Espíritu Santo bien poco hacían.
¡Qué fragilidad! ¡Qué poca fe! Pero después de recibido este divino Espíritu son valientes, elocuentes, poderosos en palabras y en obras, hacen maravillas y convierten al mundo.