Transcripción homilía del P. Blas Caba sj

Transcripción homilía del P. Blas Caba sj

Solemnidad de Corpus Christi
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
6 de junio de 2021

“Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio… diciendo Tomad y comed: esto es mi cuerpo”. Marcos 14, 22-24 

Queridos hermanos y hermanas,

En esta celebración, esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, del Corpus Christi como lo conocemos, el Señor nos renueva la alianza que hizo con Moisés, esta nueva alianza que el Señor ha hecho con toda la humanidad, si aquella alianza se hizo con el pueblo de Israel, esta se hace con todo el pueblo, con todo el mundo, con todos los hombres. Si la sangre de machos cabríos como nos dice la epístola a los hebreos puede purificar a los profanos, cuánto más lo hará el Cuerpo y la Sangre de Cristo, de nuestro Señor que se quiso quedar con nosotros a semejanza de Moisés que reunió doce estelas, por las doce tribus de Israel, Jesús con sus doce Apóstoles prepara la cena.

¿Dónde quieres que preparemos la Cena? preguntan los discípulos, y Jesús les habla del aposento alto que no era ÉL el dueño, era de otras personas, pero el Maestro pregunta, ¿dónde haremos la cena, la Nueva Alianza?, este sacrificio en que Cristo como sacerdote ofrece su cuerpo y su sangre. La carta a los hebreos nos explica bien que este nuevo lugar no es hecho por manos humanas, Jesús accede al templo sagrado del Padre donde nos prepara la morada, la morada final, que Él no escatima esfuerzos, nos da su propia sangre, que significa su propio amor, todo su Cuerpo y su Sangre.

Esta Solemnidad nos recuerda que Él está aquí presente en la Eucaristía, y que podemos hablar con Él, y esa alianza que el Señor ha hecho con nosotros la podemos renovar cada vez que comemos de ese pan. Nos dice el Señor que Él no volverá a tomar el fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios. Por eso aclamamos nosotros que hasta que Él venga seguiremos aclamando su misterio, este misterio que nos traspasa, nos desborda, pero que está ahí porque es un misterio de amor, es un misterio donde Él se dona completamente.

Pidamos al Señor esa gracia, de poder acompañarle siempre, celebrar con Él esta Solemnidad, este Misterio donde Él, Sumo Sacerdote, se ofrece como Cordero sin mancha para la redención del mundo y el perdón de nuestros pecados.

Que así sea.

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