TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

Día 24 de marzo

AÑO 1852
Viaja hasta Bariago para confirmar a un buen número de personas de aquel poblado.

AÑO 1854
Una vez restaurada la Catedral, después de dos años, traslada hoy solemnemente el Santísimo a la misma.

LOS 24 DE CADA MES, DIAS ESPECIALES EN EL AÑO SAN ANTONIO MARIA CLARET
Para todos los días 24 de cada mes de este Año de San Antonio María Claret y hoy nos acercarnos a conocer el mundo interior de Claret pero tal como él mismo nos lo contó en su Autobiografía, escrita por obediencia y para los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos). Nos agrada compartir estas confidencias de família con todos los que de una manera u otra nos hermanamos cada día en el leer y el seguir su huellas por estas tierras del oriente cubano.
En este dia 24 del mes de marzo de 2021 proponemos evocar y recordar de manera un poco más extensa algunos momentos de la vida del joven Antonio Claret.

EL CORAZON HERIDO
El mismo nos cuenta:
“Deseoso de adelantar en los conocimientos de la fabricación (textil) dije a mi padre que me llevase a Barcelona. Condescendiendo mi padre, me llevo allà; yo mismo, como San Pablo, me ganaba con mis manos lo que necesitaba para comida, vestidos, libros, maestros, etc. La primera cosa que hice fue presentar una sol·licitud a la Junta de la Casa Lonjapara ser admitido en las clses de dibujo, lo conseguí y me aproveché algun tanto” (Aut.56)
“Además del dibujo, me puse a estudiar gramática castellana y después francesa dirigiendo todos estos trabajos y estudiós al objeto de adelantar en el comercio y en la fabricación” (Aut. 57)
“De cuantas cosas he estudiado y en cuantas cosas me he aplicado durante la vida, ninguna he entendido tanto como la fabricación” (Aut. 58)
Claret trabaja en la fábrica de Tejidos de algodón llamada DELS VIGATANS. Trabajaban en los 76 telares más de 100 obreros.
“Respecto a la fabricación, no solo salí muy hábil en entender las muestras, como he dicho, sino también muy diestro en componer el aparato del telar; así que algunos trabajadores me pedían por favor que les compusiese su aparato, porque ellos no acertaban. Yo les procuraba complacer, y por eso me respetaban y me amaban mucho” (Aut. 62)

“En aquel tiempo se cumplió en mí aquello del Evangelio de que las espinas habían sofocado el buen trigo. El continuo pensar en máquinas y telares y en composiciones me tenían tan absorto que no acertaba a pensar en otra cosa” (Aut. 65)
“En los tres primeros años que estuve en Barcelona me resfrié mucho en el fervor que tenia cuando estaba en mi patria. Es verdad que recibía los Sacramentos algunas veces entre año, que todos los días de fiesta y de precepto oía Misa, y cada día rezaba a María Santísima el Santo Rosario y algunas otras devociones; pero no eran tantas ni tan fervorosas como antes. Todo mi objeto, todo mi afán, era la fabricación. Por más que diga no lo encareceré bastante; era un delirio el que yo tenia con la fabricación. ¿Y quien lo había de decir que esta afición tan extremada era el medio de que Dios se quería valer para arrancarme de la fabricación?” (Aut.66)
“A los últimos del año tercero de hallarme en Barcelona tan aficionado como he dicho, al asistir a la santa Misa en los días de fiesta, tenia un trabajo grande en desvanecerme de los pensamientos que me venían, pues que si bien es verdad que me gustaba muchísimo pensar y discurrir sobre aquellas materias, pero durante la Misa y demàs devociones no quería, las apartaba, las decía que después ya me ocuparía de ellas, pero que ahora quería pensar en lo que hacía y rezaba. Eran inútiles mis esfuerzos, a la manera que una rueda que anda muy a prisa, que repentinamente no se puede detener. Cabalmente, para mayor tormento, durante la Misa, me venían ideas nuevas, descubrimientos, etc., etc; por manera que durante la Misa tenía más máquinas en la cabeza que Santos había en el altar” (Aut. 67)

“En medio de esta barahunda de cosas, estando oyendo la santa Misa, me acordé de haber leído desde muy nino aquellas palabras del Evangelio: ¿DE QUE LE APROVECHA AL HOMBRE GANAR TODO EL MUNDO, SI FINALMENTE PIERDE SU ALMA?
Esta sentencia me causó una profunda impresión… fue para mí una saeta que me hirió el corazón; yo pensaba y discurría qué haría, pero no acertaba” (Aut. 68)
“Me hallé como Saulo por el camino de Damasco; me faltaba un Ananías que me dijese lo que debía hacer. Me dirigí a la Casa de San Felipe Neri, dí una vuelta por los claustros, vi un cuarto abierto, pedí permiso y entré, y hallé a un hermano llamado Pablo, muy humilde y fervoroso, y le referí sencillamente mi resolución. Y el buen hermano me oyó con mucha paciencia y caridad, y con toda humildad me dijo: “Señor mío, yo soy un pobre lego: no soy quien ha de aconsejar a usted; yo le acompañaré a un Padre muy sabio y muy virtuoso, y él le dirá lo que usted debe hacer”. En efecto, me condujo al P. Amigó. Me oyó y celebró mi resolución, y me aconsejó que estudiara latín, y le obedecí”. (Aut. 69)

Con el “corazón herido” por la Palabra de Dios el joven Antonio Claret decidió dar otro rumbo a su vida. Pero él lo cuenta mejor:

“Desengañado, fastidiado y aburrido del mundo pensé dejarle y huirme a una soledad, meterme cartujo; y a este objeto y fin hacía yo mis estudios. Consideré que habría faltado a mi deber si no se lo hubiese participado a mi padre, y, en efecto, se lo dije a la primera ocasión que tuve, en una de las muchas veces que iba a Barcelona por razón del comercio. Grande fue el sentimiento que tuvo cuando le dije que quería dejar la fabricación. Me hizo ver las esperanzas tan lisonjeras que tenia sobre mí y sobre su misma fabricación, el grande negocio que ambos podíamos hacer, y creció de punto su pena cuando le dije que quería hacerme Fraile cartujo”. (Aut. 77)

“Como era tan buen cristiano, me dijo: “Yo no quiero quitarte la vocación, Dios me libre; piénsalo bien, ecomiéndalo a Dios y consúltalo con tu Director espiritual, y si te dice que es esta la voluntad de Dios, la acato y la adoro, por más que lo sienta en mi corazón; sin embargo, si fuera posible que en lugar de meterte a Fraile fueras sacerdote secular, me gustaría. Con todo, hágase la voluntad de Dios” (Aut.78 )

Y esta “voluntat de Dios” se fue manifestando con el dircernimiento que Antonio Claret fue haciendo, siempre con la ayuda de varias personas que le orientaron para ir, primero, al Seminario de Vic y, después,, a emprender el viaje a la Cartuja de Monte-Alegre y no llegar por causa de una gran tormenta que se lo impidió. Fue el signo que Antonio Claret entendió y el que le hizo pensar: “!Ay! !Quizá Dios no quiere que vaya a la Cartuja!”. ... Y siguió en el Seminario de Vic hasta el día de su Ordenación Sacerdotal, el 13 de Junio de 1835.

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