Irradia, emisión del 6 de diciembre de 2020

Irradia, emisión del 6 de diciembre de 2020

Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo II de Adviento

 “Yo envío a mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino del Señor. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”  Mc 1, 2-3

 (Música, Adviento llego, Unai Quiros)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Adviento llego, Unai Quiros)

 Nuestra invitada nos ayudará a reflexionar sobre el Evangelio de Hoy.

Saludos fraternos a todos los que nos escuchan. Mi nombre es Giovanna Tames Miraglia, soy laico, madre de familia, esposa, celebro y vivo mi fe en la comunidad Sagrada Familia de Vista Alegre, en la arquidiócesis de Santiago de Cuba, donde colaboro en la responsabilidad diocesana de coordinar la catequesis. Hoy estaremos compartiendo la reflexión a partir del Evangelio de san Marcos, capítulo 1, versículos del 1 al 8.

(Lectura del evangelio de San Marcos, capítulo 1, 1-8) 

Este texto evangélico que nos propone la Iglesia este segundo domingo de Adviento nos enfatiza en las posibilidades que nos ofrece el propio tiempo litúrgico. En primer lugar, la posibilidad de reconocer la grandeza del Señor. Jesús es grande porque es Dios, es más fuerte que yo, como proclamaba Juan Bautista, siempre es más fuerte que yo, que mi pequeñez, que mi fragilidad, que mi miseria y también que mis problemas, que mis preocupaciones, que mis miedos. Es grande, es fuerte, porque es Dios. Es mi Dios.

El texto además nos presenta otra gran posibilidad, además de reconocerle y es la de la propia conversión, la que inevitablemente nace del reconocimiento de esa verdad de fe que mencionamos anteriormente: Jesús es Dios, es grande, es fuerte, es el Señor. De esta certeza brota, sin lugar a dudas, la invitación a enderezar el camino de mi vida, a purificarlo, a quitar toda maldad, de modo que mi conversión personal sea también anuncio para otros, que posibilite a otras hermanas y hermanos el encuentro con el Señor. De modo que ellos, y que juntos digamos “este es el Señor”.

Es eso lo que hacía Juan el Bautista en el Jordán, anunciaba dando testimonio y compartiendo lo que había recibido, y es a ello a lo que estamos invitados este segundo domingo de Adviento: a volver a reconocer a Jesús como mi Señor y que desde esa certeza me abra a la gracia de la conversión, del cambio y del testimonio. ¡Esta invitación es para todos!

El evangelio de San Marcos nos deja claro también que para ello contamos con la gracia del Espíritu Santo. No estamos solos en una batalla campal contra la incredulidad y el mal, no, está en nosotros el Espíritu Santo. Él está derramándonos continuamente sus dones y gracias. Y es, precisamente gracias a su presencia en nosotros que podemos alcanzar la exhortación que el apóstol Pedro nos hace: procurar estar en paz, santos e irreprochables.

Que esta gracia sea en nosotras, en nosotros y el Espíritu Santo nos convierta cada vez más para gloria de Dios. Que así sea. 

(Música, Tiempo de Adviento, DR)

Hoy estamos invitados a rezar con la Iglesia Universal el Salmo 84, una oración de fe profunda y esperanza cierta que reconoce al Señor como Salvador, como Dios de la Misericordia y la Fidelidad, pedimos para todo el mundo justicia, paz, prosperidad. ¿Qué persona de buena voluntad no se une a este clamor? Recemos entonces con fe el Salmo 84.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación

Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación

La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación

El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará sus fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación

(Música, Tienen tu color, Jesús Adrián Romero)

Presentemos con fe y esperanza al Señor nuestras peticiones.

Por nuestra Iglesia, el Papa, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, y todo el pueblo santo de Dios, para que juntos sigamos preparándonos para recibirle cada vez más y mejor, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren, para que reciban el consuelo del Señor y la ayuda fraterna y necesaria, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Para que cada día sembremos más en nuestro camino la paz, la esperanza, y el perdón, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que luchan por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos, canales de diálogo y reconciliación, para que el amor y el respeto se materialicen siempre, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todo el mundo afectado por el Covid-19, por enfermos, familiares, fallecidos, asistentes, científicos, gobernantes; ayúdanos Señor a seguir enfrentando esta pandemia y todos los males que ha ocasionado, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

(Música, Lavaré mis ojos, Acrisolada)

Estas y todas las intenciones que hay en nuestro corazón las presentamos juntos como Iglesia, como pueblo, como hijos a nuestro Señor, diciendo al oración que el mismo Jesús nos enseñó.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén

 Estuvo compartiendo con ustedes Giovanna Tames Miraglia de la arquidiócesis de Santiago de Cuba. Nos mantenemos unidos en la esperanza, en la fe y en la caridad. Buen Adviento. 

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA

(Música, Color Esperanza, Diego Torres)

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