Irradia, emisión del 29 de noviembre de 2020
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo I de Adviento
“Miren, estén atentos, pues no saben cuándo es el momento” Marcos 13, 33
(Música, Algo Nuevo, Marcela Gandara)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Algo Nuevo, Marcela Gandara)
Saludos amigos que sintonizan Radio Católica Juvenil que cada semana transmite este programa Irradia desde la oficina de medios de comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Cada semana la Luz de la Palabra ilumina la vida y las decisiones que se nos presentan en el camino, y más hoy cuando el propio Evangelio nos invita a estar en vela al comenzar este nuevo año litúrgico y este tiempo previo a la Navidad, como es el Adviento.
Escuchemos el Evangelio de Marcos capítulo 13, del versículo 33 al 37, correspondiente a este primer domingo de Adviento.
(Lectura del evangelio de San Marcos, capítulo 13, 33-37)
Iniciamos el camino de preparación a la Navidad con el primer domingo de Adviento: el ciclo del año litúrgico comienza de nuevo como una novedad y con una llamada dentro del lento giro de los días que siempre son los mismos. Para recordarnos que la realidad no es solo lo que vemos, sino que el secreto de nuestra vida está más allá de nosotros. Algo se mueve, alguien está en camino y a nuestro alrededor, en lo cotidiano, “el cielo prepara su tienda para acampar entre nosotros”.
Mientras tanto, la tierra está esperando que se manifieste el Señor. Pero la espera nunca es egocéntrica ni individualista. No se espera la salvación de uno solo, sino los cielos nuevos y la tierra nueva. Se espera además que Dios sea todo en todos, que demos paso a la vida y ella florezca en todas sus formas.
El tiempo que hoy comienza nos enseña lo que nos toca hacer: encontrarnos. El Evangelio nos muestra cómo hacerlo: con dos palabras que abren y cierran el pasaje, como dos paréntesis: presta atención y mira.
Nos dice Marcos: un amo deja, y deja todo en manos de sus siervos, cada uno con su tarea. Y esta es una constante en muchas parábolas, una historia que Jesús cuenta a menudo, narrando de un Dios que pone el mundo en nuestras manos, que confía todas sus criaturas a la inteligencia fiel y a la ternura del hombre.
Dios se hace a un lado, no de forma indiferente, sino que deja en manos del hombre el ser protagonista de su propia vida y de su propio camino. Dios confía en el hombre, y le confía el mundo. El ser humano, por su parte, está investido de una enorme responsabilidad. Ya no podemos delegar nada en Dios, porque Dios nos lo ha delegado todo. Por eso la lógica del adviento no es esperar que Dios se vuelva a manifestar como la primera vez, sino en ver: ¿qué hemos hecho con los dones que nos ha confiado mientras esperamos su venida gloriosa?
Añade además el Evangelio: “Ten cuidado”. La atención, como primera actitud indispensable para una vida no superficial, significa situarse de manera “despierta” y al mismo tiempo “soñadora” frente a la realidad. Caminamos sobre tesoros y no nos damos cuenta, caminamos sobre joyas y no nos damos cuenta. “Vivir atento” dice Marcos. Pero, ¿atento a qué? Atento a la Palabra y al grito de los pobres, atento al mundo, a sus criaturas más pequeñas, atento a los que caminan a tu lado, a tu familia, a tu pareja, a tus hermanos de comunidad, a los que te ponen trabas, a los que te obstaculizan el paso…. Atento a tu corazón.
La invitación del Adviento es a permanecer despierto con los ojos bien abiertos. Mirar es como mirar hacia adelante, escudriñar la noche, esperar el lento amanecer, porque el presente no es suficiente para nadie. En medio de la situación en que vivimos tenemos que tener ojos nuevos para mirar más allá de lo que hoy vivimos. Es verdad que la vida se juega todo en el presente, pero la esperanza se juega toda en la meta hacia la cual nos encaminamos. Y pedimos a Dios que nuestra meta esté más allá de la incertidumbre del hoy, del miedo que paraliza, del temor a lo nuevo.
Velemos Hermanos por todo lo que nace, por los primeros pasos de la paz, por el soplo de luz, aun cuando abundan tinieblas. Velemos por los primeros impulsos de la vida. El Evangelio nos da una vocación a despertar: y pedimos que lo esperado no llegue cuando estemos dormidos. Que nuestros anhelos se enfríen cuando llegue la salvación, que nuestros deseos se cumplan cuando ya no tengamos fuerzas, que nuestra voz ya no grite porque no existimos.
El riesgo diario es una vida dormida, que no sabe ver la existencia como una futura madre llena de Dios.
Despertemos del sueño Hermanos, y hagamos vida la esperanza que puede encender el mundo y la Cuba de hoy. Seamos portavoces de aquellos que incluso desde el silencio de su historia y desde su corazón esperan la llegada del Señor y no se cansan de decir: Maranathá. Ven Señor Jesús.
(Música Reinas en mí, Acrisolada)
Hermanas y hermanos, les invito ahora a elevar nuestras súplicas a Dios por nuestras intenciones y las del mundo entero. Podemos responder: Ven Señor Jesús.
– Por la Iglesia, para que este tiempo que ahora inicia sea fecundo en cada una de las comunidades cristianas. Oremos… Ven Señor Jesús.
– Por el Papa, nuestros Obispos y sacerdotes, para que anuncien el Evangelio de la vida y sigan ayudando a los hombres de hoy a descubrir los signos de esperanza de Dios. Oremos… Ven Señor Jesús.
– Por los jóvenes cubanos, para que iluminados por el Espíritu puedan discernir la manifestación de Dios en nuestra historia. Oremos… Ven Señor Jesús.
– Por los necesitados, para que sientan la solidaridad de quienes tienen el deber de ayudarlos en medio de lo que viven. Oremos… Ven Señor Jesús.
– Por los que sufren, y en especial por nuestros hermanos enfermos de la covid, para que encuentren en el cuidado de los médicos, alivio y seguridad. Oremos… Ven Señor Jesús.
– Por todos nosotros que nos disponemos a adentrarnos en el Adviento, para que el tiempo de gracia que Dios nos concede estimule nuestra fe y ponga en vela nuestra esperanza cotidiana. Oremos… Ven Señor Jesús.
(Música, Déjame, Ricardo Montaner)
Los invito hermanos a poner nuestra confianza en el Padre pidiendo que su Reino se haga vida entre nosotros: “Padre Nuestro…”
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdónanos nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
Hermanos, que el Señor esté con ustedes/ Y con tu espíritu
Que la bendición de Dios misericordioso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes, sus familias y comunidades y permanezca para siempre. Amén.
Gracias por su atención, les habló el Padre Carlos Luis Fernández, salesiano de Don Bosco.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es la voz de la Iglesia santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA
(Música, Te contaré una historia, Rabito)