Irradia, emisión del 27 de septiembre de 2020

Irradia, emisión del 27 de septiembre de 2020

Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

“¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Mt 21, 29”

(Música, Mi Barca, de René González)

 Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Mi Barca, de René González)

Buenos días queridos radioyentes, este domingo tenemos el placer de compartir nuestro espacio con el padre Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba. Les dejo en su compañía.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches amigos y hermanos dondequiera que se encuentren, qué bueno poder compartir una vez más con ustedes. Hoy vamos a escuchar, hoy vamos a reflexionar, vamos a compartir y vamos a orar con el evangelio de San Mateo, capítulo 21, versículos del 28 al 32.

(Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 21, 28-32) 

Este evangelio nos presenta la parábola de dos hermanos. El padre le pide a uno que vaya a trabajar, y él le dice que sí, enseguida, pero después al final no va. Se lo pide al otro, y el otro le dice de primer momento que no, que no va a ir, que no, pero al rato va y trabaja en la viña. Y le pregunta a los que lo están escuchando, los fariseos, los escribas, sobre todo aquellos que lo escuchan para ver si lo pueden coger en falta, ¿cuál creen ustedes que hizo la voluntad de su padre? Y por supuesto le dijeron, el que fue a trabajar, no el que le dijo que sí, sino el que fue a trabajar.

Inmediatamente que yo leo este evangelio, me vienen a la mente aquellas palabras de Jesús, “no todo el que diga señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre”. Y también aquel pasaje que nos confunde un poco, cuando su madre la Virgen María y sus parientes, van a verlo y no pueden llegar hasta él, porque había mucha gente, como siempre, rodeándolo para escucharlo porque estaban enfermos, porque necesitaban, y van y le dicen “ahí están tu madre y tus hermanos que te buscan y quieren verte”, y Él se pregunta y pregunta ¿quiénes son mi madre y mis hermanos? Y uno se queda como que fuera de balance, ¿cómo va a preguntar eso? Pero entonces Él les da la respuesta, mirándolos a todos dice “mi madre y mis hermanos son aquellos que hacen la voluntad de Dios”, que buscan, que conocen la voluntad de Dios y la ponen por obra.

Y ahí sale la doble maternidad de la Virgen. La maternidad material, lo concibe por obra del espíritu Santo en su seno, le da carne, le da sangre; pero también la maternidad espiritual, María lo concibe en su corazón primero, la Palabra de Dios, buscando la voluntad de Dios, por eso podrá decir “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, es una respuesta que no se improvisa, es producto de un deseo real, constante, de hacer la voluntad de Dios.

Ahí entonces me pregunté ¿y dónde estoy yo? ¿Cuál de los dos hermanos soy yo? De los que me entusiasmo inmediatamente cuando se me plantea algo, o se me pide algo y digo ¡Ay sí cómo no, yo lo voy a hacer! Pero después cuando viene el día a día, cuando viene la rutina, cuando viene el esfuerzo que hay que hacer para poner por obra aquello a lo que he dicho que sí, ya entonces no me parece tan atractivo, y empiezo a dejar que pase el tiempo y que pase como decimos aquí, los que conocen la poesía de Martí me comprenderán, “un águila sobre el mar”

O soy de aquellos de los que de primera intensión dice no, por qué yo, por qué tengo que ser yo si hay tanta gente que lo puede hacer, por qué siempre me tienen que buscar a mí. Pero que después reflexiona y dice bueno, y va y lo hace.

Creo que eso nos pasa a todos, y a veces somos el primero, a veces el segundo. A veces nos entusiasmamos, pero el día a día nos va como desinflando, otras veces nos cansamos cuando pensamos “yo siempre lo hago todo, ¿por qué?”, pero cuando pasa el rato, el tiempo, el momento, decimos pues sí, sentimos como un escozor en el corazón, como una inquietud que nos dice no puedo, no puedo dejar de hacerlo, sigo pensando lo mismo, sigo pensando que otro lo puede hacer, pero no puedo dejar que no se haga si yo puedo poner mi granito de arena por pequeño que sea. Y unas veces contento, otras veces a regañadientes nos ponemos manos a la obra.

Entonces, preguntémonos, el Evangelio de hoy nos invita a eso ¿cuál de los dos soy yo? Y si llegamos a la conclusión que somos un poco de cada uno, pues propongámonos cuando digo que sí, a pesar de las dificultades que pueda encontrar y del cansancio, que sea sí, como la Virgen, permanente, para siempre, hasta la cruz, hasta la resurrección.

Y cuando digo que no tomarme un tiempo, y pensar que no es la persona quien me lo pide, sino que muchas veces el Señor se vale de las demás personas para indicarme el camino, para pedirme, para recordarme, para llamarme, para proponerme, y entonces a pesar de que tengo deseos de decir que no, de que es real que otros lo podrían hacer y dicen que no y no viran para atrás, pues hacerlo, poner mi granito de arena, dar lo que puedo, porque el Señor nunca nos pide por gusto, el Señor siempre se vale para que nosotros encontremos el camino de hacer su voluntad, para que así no solamente digamos “Señor, Señor”, sino que haciendo su voluntad podamos llegar algún día al Reino de los cielos.

Que así el Señor nos lo conceda a todos.

(Música, Un poquita como Tú, de Cristy Villaseñor)

Confiados en que el Señor siempre nos escucha, y sobre todo nos responde, presentemos nuestras súplicas, peticiones y necesidades.

En primer lugar, por la Iglesia de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que fieles al mandato del Señor, dispuestos siempre a cumplir su voluntad demos testimonio de Él en medio del mundo, roguemos al Señor: Te lo pedimos, Señor.

Pidamos por todos los que sufren, en el cuerpo y el espíritu, sobre todo por los que se angustian, se entristecen por esta realidad que estamos viviendo, por esta incertidumbre en la que a veces nos encontramos, de esta pandemia, para que puedan encontrar siempre en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza, roguemos al Señor: Te lo pedimos, Señor. 

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, para que cada vez más aquellos que escuchan el llamado del Señor, sean capaces de responderle sí para siempre, roguemos al Señor: Te lo pedimos, Señor.

Tengamos en cuenta a los difuntos, particularmente por aquellos que nadie recuerda, para que el Señor, perdonadas sus faltas los acoja en el lugar del consuelo, de la luz y de la paz, roguemos al Señor: Te lo pedimos, Señor.

Pidamos los unos por los otros, para que cuando decimos sí sea sí, y cuando decimos no seamos capaces de reflexionar y si es necesario, entonces decir sí con nuestra palabra y con nuestra vida, roguemos al Señor: Te lo pedimos, Señor.

Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que tú conoces. Te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo, nuestros Señor, Amén.

Ahora juntos, en la distancia, pero juntos, vamos a tomarnos de las manos para rezar el Padrenuestro, esa oración en la recordamos, reconocemos que tenemos un Padre común y que por lo tanto somos hermanos los unos de los otros.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdónanos nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén 

Que la bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes, y los acompañe siempre. Amén

Como siempre un placer haber podido compartir este pequeño tiempo con ustedes. Les habla el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Que tengan una buena, provechosa y feliz semana.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Es la voz de la Iglesia santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA

(Música, Escojo la vida, de Cristóbal Fones)

 

SHARE IT:

Leave a Reply