Irradia, emisión del 20 de septiembre de 2020
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXV del Tiempo Ordinario
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“Así los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos” Mt 20, 16
(Música, Eres Tú, Marco López)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Eres Tú, Marco López)
Nuestro invitado nos ayudará a reflexionar sobre el Evangelio de hoy.
Un saludo para todas las personas que nos escuchan. La paz y el amor de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor esté con todos ustedes. El Evangelio de hoy, es el Evangelio según san Mateo, capítulo 20, versículos 1 al 16.
(Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 20, 1-16)
Este domingo escuchamos la parábola de Jesús llamada, “los trabajadores o jornaleros de la viña”. Las parábolas de Jesús como método de enseñanza en su predicación, nos hablan de como la vida cotidiana se convierte en punto de partida para entender, cómo es Dios y cómo actúa. Por esto comienza diciendo a qué se parece el Reino de los cielos.
En la parábola de hoy el punto de partida es la situación de los jornaleros que esperan, en la plaza pública, la llegada de alguien dispuesto a ofrecerle trabajo. Un rico propietario pasa por allí, y los manda a trabajar en su campo. A los primeros les hace un contrato por un denario que era el salario normal de un día de trabajo. Pero sigue necesitando mano de obra y va a buscar otros obreros y les promete lo que sea justo.
Al atardecer llega el momento del pago, y el propietario se comporta de un modo completamente inesperado, aunque estos trabajadores habían sido contratados a distintas horas, todos reciben el mismo salario completo. Esta conducta provoca la airada respuesta de los trabajadores que habían soportado el peso del trabajo y el calor, durante toda la jornada. Ante esta provocación, el dueño de la viña apela al derecho que tiene de disponer de sus bienes como mejor le parece. “¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?” Él había sido justo con los primeros, y quiso tener un gesto de compasión con los que llegaron de último.
A través de esta pequeña narración Jesús nos quiere transmitir la libre iniciativa de Dios, como dueño de la viña, de ser generoso con todos, incluso ante quien no tiene ningún mérito delante de Él. Dios tiene igualdad de trato con todos, y de una manera especial su predilección con los últimos y alejados.
Por eso debemos aclarar que Jesús no quiere impartir una lección de justicia social, sino mostrar cómo actúa el Padre. Su misericordia va más allá de la manera habitual de pensar los hombres; Dios no es propiedad de unos pocos elegidos, sino que se da a todo aquel a quien Él se le quiere revelar y ante quien lo busca y lo encuentra con sincero corazón. El mismo amor derrama sobre el creyente que lo conoce y vive su fe desde hace mucho tiempo, como también al que llega por primera vez ante Él.
Por eso estamos invitados cada uno, a practicar el sentido de acogida y cercanía para todos los que necesitan conocer a Dios, y acercarlos a la comunidad cristiana con espíritu de familia y apertura. En nuestros corazones no puede haber espacio para la envidia, la ambición, ni la exclusión. La bondad y la bendición de Dios no pueden ser objeto de discusión porque llega a todos por igual, Él es el pago que esperamos. Nos toca a todos responder con humildad, responsabilidad y coherencia de vida ante esta oferta que Él nos hace en su Hijo Jesucristo.
(Música, Un poquito como Tú, Cristy Villaseñor)
Ahora vamos a presentar nuestra súplicas y peticiones a Dios nuestro Padre, diciendo todos: Te rogamos óyenos.
Por la Iglesia, para que anuncie con alegría a Jesucristo, Salvador de todos los hombres, oremos. Te rogamos óyenos.
Por nuestras familias, para que el Señor las mantenga unidas en el amor, la paz y el perdón, oremos. Te rogamos óyenos.
Por nuestro país, para que en medio de la realidad que vivimos, fomentemos la solidaridad, el respeto y busquemos el bien común, oremos. Te rogamos óyenos.
Por todos aquellos que dejan que su corazón se apodere de la ingratitud y la incomprensión, para que Dios los mueva a la compasión y a la generosidad, oremos. Te rogamos óyenos.
Por nosotros, para que seamos bondadosos, cercanos y practiquemos el buen trato con todos, oremos. Te rogamos óyenos.
Ahora les invito a dejar que el Espíritu Santo mueva nuestros corazones, para dirigirnos a Dios con la oración que Jesús nos enseñó.
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdónanos nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
(Música, Descansa en mí)
Reciban la bendición de Dios, y al recibirla, que cada uno se convierta en una bendición para su hogar, para su familia, sus amigos, y aquellos que lo rodean.
El Señor esté con ustedes
R/ Y con tu espíritu
La bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes, permanezca siempre. Amén
Tuvo el gusto de hablar con ustedes el padre Osmany Masó Cuesta, sacerdote que anima la parroquia de Cristo Rey, en Santiago de Cuba. Feliz día y traten de hacer siempre el bien, Amén.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es la voz de la Iglesia santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA
(Música, Dónde está el Amor, René González)