Campaña de recaudación de fondos
Comenzaban los primeras medidas sanitarias necesarias para controlar la propagación del COVID-19. Había que evitar la aglomeración y mantener un buen nivel de higiene (no se conocía mucho del virus) y, además, comenzaban a escasear los alimentos debido a medidas de control.
¿Qué hacíamos con las personas necesitadas que recibían todos los días o cada 3 días sus almuerzos en nuestros 9 comedores? Unas 900 personas.
Se decidió darle el equivalente en dinero para que ellos mismos se buscaran y prepararan sus alimentos. Entonces, surge una preocupación: ¿Qué hacemos con los ancianos que no tienen capacidad o están muy limitados para hacer colas, comprar y cocinar?
La pobreza y las limitaciones de los demás es una llamada para los corazones sensibles al dolor humano. A los cristianos, además, nos viene siempre a la memoria “Tuve hambre y me diste de comer”; “Lo que hicieron con un pobre, me lo hicieron a mí”, palabras de Jesús.
Primer censo: Solo del comedor del Arzobispado unos 32 ancianos imposibilitados. Ante esta circunstancia, Vicky acude a los jóvenes de la Comunidad de San Egidio que respondieron asumiendo la tarea, que parecía imposible, de preparar y llevarles, por lo menos 3 veces a la semana, algún alimento a esos ancianos. No quedó ahí, Dios quería que se mostrara aún más su amor. Después se fueron sumando otros necesitados hasta llegar a la cifra de 260.
Parecía que con 32 era muy difícil, pero la caridad no tiene límites. Dios está presente, lo que hace falta son personas con disposición de entrega y desprendimiento para ponerse al servicio de los demás como discípulos de Jesús.
Al principio era un grupo reducido de jóvenes, poco a poco se fueron sumando: jóvenes de varias parroquias y comunidades cristianas, hombres y mujeres, sacerdotes y religiosas, participantes de los Retiros de EMAUS. Católicos y no católicos, en fin, una verdadera acción de conjunto donde se manifestó el amor de Dios por medio de hombres y mujeres de buena voluntad.
Dice el apóstol Pablo que “cuando se mira y actúa según la manera de Dios, aún del mal se puede sacar un bien para aquellos que le aman”.
Esa es una prueba de la presencia de Dios en medio de nosotros y estos jóvenes, hombres y mujeres, han experimentado y han sido Testigos de esa presencia de Dios.
Hay quien desconfía de la afirmación: “Dando es cómo se recibe”. Pregúntenle a ellos si eso no es verdad.
Pido a Dios que este estilo de ser cristiano nos caracterice como comunidad cristiana en lo adelante. Con o sin pandemia.
(Palabras de Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba sobre el servicio durante la pandemia de coronavirus.)
Nuestra Arquidiócesis se suma a la acción solidaria en favor de ancianos y personas vulnerables en Santiago de Cuba.
Usted también puede participar de esta obra:
Si vive Santiago puede dirigirse a la parroquia más cercana y contactar con el sacerdote que le indicará cómo hacer llegar cualquier tipo de ayuda: ej. ropa, zapatos, alimentos, limosna, su voluntariado…
Si vive fuera de Cuba, puede ayudar con sus donativos a través de la cuenta:
– Titular: Arzobispado de Santiago de Cuba
Banco: Banco Popular Oficina: Paseo San Francisco de Sales, 33. 28003 Madrid
N° de cuenta: 0075 0241 44 0600799575
IBAN: ES85 0075 0241 4406 0079 9575
SWIFT o BIC: POPUESMM
Indicando como motivo Santiago-servicio.
Le rogamos que las personas que colaboren o quieran colaborar, nos contacten aquí:
¡Dios le bendiga!
Fotografías: Belice Blanco y Rubén Aja