Celebrar la “locura” de la santidad

Por: Giovanna Tames Miraglia

A las 6.30pm del viernes 1 de noviembre comenzó en Vista Alegre un aguacero descomunal. Los niños estaban citados para las 7pm. Será que tantas ilusiones y esfuerzo quedarán “pasados por agua“?

-Seño: rezo para que escampe.

-Claro, mi niña!

De pronto miro a la puerta del templo y veo que se empiezan a congregar varias personas cubiertas con sombrillas.

-No ha escampado y ya están llegando! -dijo una catequista emocionada.

Así mismo fue, el aguacero era ahora otro: el de los niños y sus familias que con tremenda alegría decían: ¡Llegué! Rápidamente se fueron cambiando y transformando la escena. De pronto estábamos rodeados por unos 35 amigos de Dios que deseaban contar a todos lo más significativo de sus vidas y aquellas virtudes que vivió más intensamente. Estaba comenzando la Fiesta de todos los santos.

La iniciativa había sido compartida por la Comisión de catequesis y aunque sabíamos que era atrevida, nos animamos a seguirla. Nos sentiamos reconfortados porque otra comunidades también se dedicaron a organizarla en sus catequesis y, especialmente, porque los familiares de nuestros niños estaban muy embullados: preguntaban sobre la vida del santo de su devoción, pedian estampas para ver como era su imagen y vestuario, solicitaban sugerencias y ayuda: un alba, un crucifijo grande, una capa…

Nuestro objetivo era acercar a los niños a aquellas mujeres y hombres que están en los altares, de manera reconocida eclesial y popularmente, para que conociendo lo que hicieron en vida estimularán las ganas de servir a Dios y a los hermanos. Así, las pequeñas acciones de cada día, los sentimientos, los deseos y los propósitos también se impregnan de santidad. Y esta fiesta, se aproximó mucho a nuestra intención. Bastante tenemos que agradecer a Enrique Peñate, seminarista de segundo año de Filosofía, quien animó la noche con gran dinamismo y profundidad, intercambiando con cada niña/o e incluso con los adultos.

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