Carta de Mons. Dionisio García Ibáñez por el inicio la II Jornada Nacional de Jóvenes

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, Santiago de Cuba, 1ro. de agosto de 2019: Estimados jóvenes, asesores de los grupos de jóvenes, miembros de las Comisiones Diocesanas de Pastoral Juvenil, agentes de pastoral y fieles.

  1. Hoy, 1ro. de agosto de 2019, daremos inicio a la II Jornada Nacional de Jóvenes (II JNJ) que, con mucho entusiasmo, venimos preparando desde hace casi dos años. Creo expresar los sentimientos de agradecimiento de toda la Iglesia que peregrina en Cuba a los miembros de las Comisiones Diocesanas de Pastoral Juvenil, en especial a la de Santiago de Cuba como coordinadora, que han trabajado y están trabajando esforzadamente en la preparación y realización de la misma. Les agradezco y les animo a seguir empeñados en la celebración de la Jornada, en el logro de sus objetivos y en el futuro trabajo de la Pastoral Juvenil.
  2. Mi acción de gracias es todavía mayor tomando en cuenta los cambios imprevistos con poco margen de tiempo, algunos a última hora, que se han presentado para la realización de esta II Jornada, cambios que hemos afrontado con espíritu de confianza en el Señor, creatividad y el convencimiento de que estamos haciendo una obra buena.
  3. Después de muchos meses de preparación, teníamos la ilusión de encontrarnos, testimoniar y celebrar nuestra fe en Santiago de Cuba y de peregrinar hasta el Santuario de El Cobre, la casa de Nuestra Madre y Patrona, La Virgen de la Caridad. Sin embargo, ante la cambiante situación económica, la inseguridad en los servicios y el alto costo de los mismos, los obispos, con mucho pesar, anunciamos la decisión de continuar con los preparativos para la celebración de la II JNJ, pero reorientando y ampliando la sede de la misma: esto es, de una sola sede en la ciudad de Santiago de Cuba, a varias sedes, una en cada diócesis.
  4. Fue una desilusión que se convirtió rápidamente en un nuevo reto: hacer realidad la JNJ en 11 sedes, teniendo en cuenta las dificultades antes expresadas y las que se podían presentar. Nos adaptamos rápida y creativamente a los nuevos escenarios para que las expectativas y el trabajo realizado en la preparación se concentrará ahora, con mayor fuerza, en el logro y éxito de cada celebración diocesana, a partir del mismo esquema previsto, de manera especial, en la experiencia misionera de los participantes.

5.Inmersos en el trabajo preparatorio, tratando de hacer realidad la JNJ recibimos, hace solo una semana, la decisión oficial de no autorizar ningún evento celebrativo fuera de los templos durante la II JNJ en ninguna de las nuevas sedes, exceptuando Santiago de Cuba. Lamentamos que, de esta manera, queden suspendidos la celebración pública del Viacrucis y de la Peregrinación a un Santuario Mariano que se iba a realizar en el programa de la JNJ en cada diócesis y para lo cual ya se habían realizado con antelación los trámites requeridos.

  1. Es natural la inicial frustración ante una medida que no se comprende, pero sabemos por experiencia que también en la vida espiritual y en la vida cristiana, las dificultades y obstáculos siempre estarán presentes. Ante esta realidad, el Señor Jesús nos enseñó que del camino de la Cruz surge la Esperanza. Él se nos adelantó y nos dio el ejemplo, cargándola por nuestros desalientos e infidelidades. El triunfo es el del Resucitado.
  2. Estas situaciones inesperadas y no deseadas, nos han llevado a empeñarnos aún más en el logro de los objetivos iniciales y a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos. Hoy, antes del inicio de la II JNJ podemos constatar que ya se han producido frutos abundantes y es bueno reconocerlos:

– La experiencia vivida nos reafirma que los EVENTOS no son lo más importante, éstos pueden fallar. Lo importante es el PROCESO realizado y el logro de los objetivos propuestos, es decir, LO ESENCIAL.

– Las coordinaciones para la preparación de la JNJ, han facilitado un mayor y mejor trabajo en conjunto entre las diferentes comisiones diocesanas de jóvenes, y entre éstas y la pastoral de conjunto de las Diócesis. Lo mismo ha pasado a nivel parroquial. Todos nos hemos sentido comprometidos en un mismo empeño pastoral: La celebración de la II JNJ.

– Nos ha ayudado, en la práctica, a descubrir nuestras propias capacidades y carencias; la creatividad para saber sortear las dificultades pasando por encima de ellas, sin dejarnos aplastar por las mismas; la capacidad de trabajar en equipo, de integrar a grupos y personas muy diferentes entre sí; la toma colegiada de decisiones y el compromiso con las mismas y, así, muchas otras.

  1. Nos toca ahora poner todas las contrariedades encontradas en el camino, el esfuerzo realizado y nuestras mejores intenciones, en las manos de Dios, sabiendo que Él es el que hace la obra, como dice el texto de Rom 8, 28, que hemos propuesto como reflexión “Para quienes aman a Dios todo concurre para el bien”. Regresemos a nuestras comunidades, después de celebrar la JNJ, con el deseo de ser mejores cristianos, imitando a María, haciendo vida en nosotros sus palabras: “He aquí la sierva del Señor. Hágase en mí, según tu Palabra”.
  2. Que la celebración de esta II JNJ les ayude, jóvenes, a descubrir que Dios tiene un plan de salvación para cada uno de Ustedes. Que cuenta con todos y cada uno. Eso sólo lo podrán encontrar desde la generosidad, el compromiso y la búsqueda seria y sincera de la Vocación a la que el Señor les llama.
  3. Les sugiero que en cada una de las celebraciones se tenga en cuenta a las otras diócesis pidiendo por ellas, especialmente por los jóvenes que, unidos en mismo espíritu, pero en la distancia, están también celebrando la alegría de ser jóvenes discípulos del Señor.
  4. Alegría y ánimo. Contamos con el ejemplo e intercesión de Nuestra Madre, la Virgen de la Caridad y de los santos patronos de esta Jornada: Siervo de Dios P. Félix Varela, San Antonio Ma. Claret, Beato José López Piteira, San Juan Pablo II y Beata Dolores Sopeña.

Mons. Dionisio García, Arzobispo de Santiago de Cuba

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