En el Patio con el P. Eduardo

Por: Mirtha Clavería 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 27 de noviembre de 2018 / En el mes de noviembre El Patio de los sueños se vistió de juventud: la del P. Eduardo Redondo, Responsable de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana. Claro que en algún momento de la programación del Patio el P. Eduardo hubiera tenido que prestarnos el servicio de su persona y de su tiempo, pero un acontecimiento eclesial realizado durante el mes de octubre adelantó la invitación para que ahora él estuviera con nosotros.

Es que participó en el Sínodo de los Obispos realizado en Roma, y el P. Miguel Fernández cmf, nuestro párroco, no quiso dejar pasar la oportunidad de propiciar, a la comunidad y a nuestros amigos, un encuentro con el P. Redondo para escuchar de primera mano las experiencias vividas en tan importante evento.

No fue pequeño el regalo que nos hizo el P. Eduardo. Supimos, por ejemplo, que por primera vez fueron invitados jóvenes, para que aportaran su frescura y dinamismo a todo el proceso, de principio a fin. Este solo rasgo del Sínodo ya le daba un carácter único, trascendente. Porque se habló, entre otras cosas, del ministerio de la escucha, del acompañamiento y del discernimiento. Porque los jóvenes tuvieron voz y se sintieron plenamente libres para plantear sus inquietudes. Porque hubo diálogo y apertura para tratar asuntos impensables en el pasado siglo, pero que en éste, son acuciantes y necesitan respuestas de la Iglesia.

Con claridad y precisión, el P. Eduardo fue respondiendo a las preguntas de Orpí y nos fue ubicando en el contexto pluricultural que a él mismo le tocó conocer. Porque la Iglesia católica realiza su misión en tan diferentes países, que lo que a unos preocupa, para otros no es esencial, en razón de las diversas culturas de los pueblos.

Al P. Eduardo lo “conocíamos” porque ha presidido no pocas misas en nuestra parroquia, pero en el Patio  nos habló de su ministerio como operario diocesano, nos mostró su juventud -pues de corazón juvenil y continuamente renovado ha de ser quien tiene la responsabilidad pastoral de atender nada menos que a los jóvenes y a las vocaciones-; nos dejó el testimonio de la seriedad y el compromiso con que cada cual desempeñó su papel en el Sínodo; y no faltaron anécdotas sobre el Papa Francisco, cuya querida imagen se nos presentó en esa dimensión suya tan joven, tan humana, tan cercana, tan argentina, tan latinoamericana… tan nuestra.

El Sínodo de los Obispos ha tenido una particular significación para el caminar de la Iglesia, y en los que tuvimos el privilegio de escuchar al P. Eduardo ha quedado un sentimiento de inmensa gratitud: con él vivimos una parte de la Historia que la Iglesia está escribiendo aquí y ahora en el siglo XXI. Gracias, Señor, por el regalo de la esperanza y la alegría que nos ha traído el P. Eduardo.

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