Irradia, emisión del 28 de marzo de 2024, Jueves Santo

Irradia, emisión del 28 de marzo de 2024, Jueves Santo

Irradia, emisión del 28 de marzo de 2024
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Jueves Santo

“Si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros” Juan 13, 14

 

 

(Música, Pan y vino, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Pan y vino, Javier Brú)

Bendiciones hermanos, hoy les acompaña en esta meditación el padre Osmany Massó Cuesta, párroco de la iglesia San Antonio María Claret del reparto sueño en Santiago de Cuba.

Comenzamos este momento haciendo todos, la señal de la cruz. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Nos unimos en oración. Dios nuestro reunidos para celebrar la Santísima Cena, en la que tu Hijo Unigénito antes de entregarse a la muerte confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de su amor, concédenos que de tan sublime misterio brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Mis hermanos hoy es jueves 28 de marzo, Jueves Santo, en este día la Iglesia celebra la Cena del Señor y el Evangelio que vamos a escuchar en esta tarde es tomado del Evangelio según San Juan capítulo 13, versículos del uno al 15.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 13, 1-15)

Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los llamó hasta el extremo. Estas palabras recogidas en el pasaje evangélico que acabamos de escuchar nos introduce en el clima del Jueves Santo, día que la Iglesia celebra la Cena del Señor y es puerta del Triduo Pascual. Pero, ¿quiénes eran los suyos que estaban en el mundo a quienes Jesús amó?

Los suyos eran los niños a quien Jesús se acercó, los bendijo y abrazó; los suyos eran Pedro, Santiago, Juan, a quienes Jesús les mostró el camino de la humildad, de la entrega, del sacrificio; los suyos, era la mujer pecadora a quien Jesús ofreció la justicia y el perdón; los suyos eran los leprosos a quienes Jesús le ofreció la limpieza y la sanación; los suyos eran Zaqueo y Mateo a quienes se les otorgó la misericordia y la salvación. Los suyos eran los ciegos, sordomudos, paralíticos, a quienes Jesús le ofreció la luz y la compasión; los suyos era Lázaro a quien Jesús le dio una nueva oportunidad en la vida a través de la resurrección; los suyos eran los publicanos, los pecadores a quienes Jesús como amigo sentó a su mesa de la acogida y la reconciliación; los suyos era la oveja perdida a quien Jesús buscó encontró y en sus hombros cargó; los suyos eran a quienes se le ofrece un vaso de agua por ser su discípulo calmando la sed del cansancio, del agobio, la tristeza y el dolor; los suyos son por quienes Jesús rezó y en la casa de su Padre reservó una habitación. Los suyos somos hoy nosotros que participamos de su mesa de comunión de amor.

Y en esa mesa el Señor nos dice tomen, esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes. En esa mesa, toma la copa de vino y dice esta es mi sangre que será derramada por ustedes. Por eso, Señor, te damos gracias por tu Eucaristía te damos gracias por la comunión. Te damos gracias porque somos tuyos y nos amaste hasta el extremo, un amor sin límites, un amor que no conoce final, un amor concreto de gestos de ternura, de cariño, de cercanía, de palabras al corazón. Un amor que aleja las tinieblas de la duda, la inseguridad, el temor el rencor ese amor, que nos fortalece cada día, ese amor que nos levanta, que nos cura, ese amor que nos libera, ese amor que nos ayuda a comprometernos a amar como tú nos amaste, y que dejemos fuera en la realidad que vivimos hoy el individualismo, la indiferencia, la indolencia ante el sufrimiento y los problemas de los demás.

 Señor, te pedimos en esta tarde que seamos capaces de crear fraternidad, que seamos capaces de crear comunidad y una comunidad que se sostiene y que se alimenta siempre de tu Palabra, de la Eucaristía. Por eso mis hermanos hoy el Señor nos espera en el Sagrario. Nos dirigimos a él al entrar a la iglesia a nuestro templo y nos dirigimos a Cristo presente allí en el Pan de Vida eterna, para estar con Él, para adorarlo, para ofrecerle también nuestra vida. Aunque no podamos hoy comulgar hacemos todos en casa una comunión espiritual y en esta comunión espiritual hacemos un acto de fe. Señor yo creo en ti, creo en Tu presencia, creo en Tu amor. Hacemos un acto de esperanza, Señor yo espero en Ti, tengo puesta mi esperanza en Ti, espero en tus promesas, en tu presencia que nunca me abandona, que no me deja solo.

Hacemos todos, un acto de amor. Yo te amo, Señor, gracias por amarme, que ese amor tuyo me impulse a amar a mis hermanos. Hoy mis hermanos día de la institución de la Eucaristía, es también el día del amor fraterno. Necesitamos amarnos como Cristo nos amó. Hoy también en este día, celebramos la institución del sacerdocio, Jesús al terminar sus palabras, dice hagan esto en memoria mía y nuestros sacerdotes están al servicio del pueblo de Dios y nuestros sacerdotes presiden la Eucaristía en nombre de Cristo, para ofrecernos a este Señor compasivo y misericordioso, que todos necesitamos. Pedimos por nuestros sacerdotes, pedimos por nuestros pastores, pedimos al Señor que todos juntos podamos, verdaderamente, ser un testimonio creíble de amor fraterno en la sociedad que nos ha tocado vivir.

Y el amor fraterno despierta ilusiones, el amor fraterno despierta sentido a la vida. El amor fraterno nos dice que no estamos solos, que hay solución a los conflictos, a los problemas; el amor fraterno nos dice que cuando caminamos juntos podemos llegar lejos, como nos dice el papá Francisco. Por eso, ese amor fraterno en el cual nos invita Jesús, nos ayude siempre a servir los unos a los otros, aconsejarnos, ayudarnos a ser solidarios. Hoy el mundo necesita de esa fraternidad, hoy nuestra sociedad y nuestra Iglesia necesita cada día más la fraternidad.

Que el Señor nos acompañe, pues precisamente a participar también de su cruz y de su resurrección en el misterio pascual, que no vivamos simplemente desde lejos estos días, sino que podamos participar como discípulos de Cristo de este Triduo Pascual, que podamos nuevamente penetrar en el corazón de Cristo para sentir el consuelo, sentir nuevamente la paz en nuestro corazón.

Que mis hermanos, este tiempo en que vamos a celebrar el misterio pascual de Cristo, nos ayude a cada uno de nosotros a amarnos como Él nos amó. Que así sea.

(Música, En memoria tuya, Tony Rubí)

Y ahora nos dirigimos a Dios nuestro Padre. Y ahora nos dirigimos a Dios nuestro Padre. Vamos a elevar nuestras súplicas y peticiones por nosotros y por todos, su pueblo santo.

Pedimos por la Iglesia, para que siempre permanezca en el amor de Cristo y para que cada día sea comunidad de acogida fraternidad y comunión. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Para que la celebración de la Eucaristía nos ayude a encontrarnos con Cristo a través de Su Palabra, del silencio interior, de la oración. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir por nuestros pastores, por el Papa, los obispos, los sacerdotes, vamos a pedir también por los catequistas y misioneros, para que seamos hermanos, para que seamos coherentes en nuestro testimonio, para que seamos capaces de ser un signo del amor de Dios en este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir por nuestra familia, para que pueda nuestra familia permanecer siempre en el amor a través del diálogo, del respeto, del perdón. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir también por todos los que se encuentran presos, por todos los que se encuentran solos, enfermos, para que experimenten el consuelo, la ayuda y la solidaridad. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por los que no encuentran sentido a sus vidas, por los que no tienen esperanza, por los que dudan en su corazón, para que puedan experimentar la paz de Dios. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por los que pasan hambre, por los que necesitan del alimento de cada día para que puedan encontrar la ayuda, para que puedan encontrar respuesta a sus necesidades. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir por todos los que nos gobiernan, por todos lo que ejercen la autoridad pública, para que el Señor los acompañe con su espíritu y busquen siempre servir al pueblo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir por los jóvenes, por los adolescentes, por los niños, para que el Señor le conceda la fortaleza, para que el Señor los ayude con su gracia y les infunda esperanza, y puedan crecer en un ambiente seguro. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a pedir por los catecúmenos, nuestros hermanos que se preparan para recibir en este tiempo de Pascua el sacramento del bautismo, de la Eucaristía, para que el Señor les acompañe con su gracia, con su espíritu. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y por todos nosotros, discípulos de Cristo, llamados a la mesa del Señor, para que el Señor nos conceda siempre ser buenos cristianos, dar testimonio de nuestra fe. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Ahora nos dirigimos a Dios nuestro Padre como Cristo nos enseñó.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Nuestra oración en esta tarde por todos, nuestra oración para que nadie quede fuera del amor de Cristo ni nadie se sienta fuera del amor de Cristo, por nuestros hermanos difuntos. Dales Señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua, descansen en paz. Amén.

Y la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. Amén.

Que todos puedan vivir desde su hogar unidos espiritualmente a la comunidad cristiana, este, estos días del misterio pascual de Cristo, de su muerte y de su resurrección. Que así sea.

Les ha hablado el padre Osmany Massó Cuesta, párroco de la iglesia San Antonio María Claret del reparto sueño en Santiago de Cuba. Que Dios los bendiga a todos.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Alrededor de tu mesa, Marcos López)

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