Transcripción homilía del P. Rogelio Deán Puerta, 31 de diciembre de 2023, Fiesta de la Sagrada Familia
Transcripción homilía del P. Rogelio Deán Puerta
Párroco de la parroquia del Cobre
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
31 de diciembre de 2023
Fiesta de la Sagrada Familia
“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.” Lucas 2, 29-32
Mis hermanos,
Es el último día del año, 31 de diciembre. La Iglesia está celebrando la Sagrada Familia, qué bueno que nosotros podamos meditar los textos que se refieren a la vida de esta familia que se nos propone como modelo. Qué bueno encontrar un Jesús que se hace Niño, un Jesús que se hace obediente, un Jesús que viene a tener la experiencia de los hombres, a caminar desde chiquito la experiencia. Aquí vemos como la Sagrada Familia va al templo y cómo se encuentra con el anciano Simeón, que bendice de un modo especial al Niño.
El pueblo de Israel estaba esclavizado. El pueblo de Israel vivía en la opresión, vivía en la tiniebla y esperaba al Mesías, esperaba la liberación. Qué tremendo cuando un pueblo vive en tinieblas y necesita de liberación, qué tremendo cuando a veces como el pueblo de Israel pasa el tiempo en pasar el tiempo y el tiempo y sienten que no llega al momento de esa ansiada liberación. Aquí se nos presenta a Jesús como el gran liberador, el hombre que viene a traer la libertad al pueblo, quizás muchas veces en muchos lugares y momentos de la historia de la humanidad los hombres no encuentran la libertad porque no la buscan dónde está. Quizás a veces por eso no se encuentra la libertad.
Jesús viene en cada Navidad a traernos la liberación, la renovación, la esperanza. Por eso, qué bueno ver siempre, al lado de esta oportunidad de liberación, a María y a José, qué bueno ver en este episodio, como ellos forman parte de esta novedad que nos trae que nos trae Jesús. En este Santuario en esta Navidad, este fin de año, nos llama mucho la atención la cantidad de peregrinos que se acercan con ojos tristes, se acercan muchas veces en familia, que, si no lo han experimentado, lo van a experimentar la separación, la división, y nuestro pueblo, anda, buscando una esperanza, y se da cuenta que no hay otro lugar para esa esperanza que no sea la Iglesia. Qué mejor lugar para la esperanza que a los pies de la Madre que trae el mundo la esperanza.
Qué bueno que nosotros nos hemos dado la oportunidad en esta Navidad, en este fin de año, de alabar a Jesús, de decirle cosas lindas al Señor. Yo no sé si ustedes se fijan, pero no hay nada peor que una persona que se deja enterrar en vida, una persona que se deja enterrar en vida su rostro no tiene irradiación, una persona que no se da la oportunidad que Jesús nazca en su vida, es una persona que, en vez de irradiar luz, esperanza, ánimo, es una persona que va haciendo triste su entorno. Por eso a pesar de que nuestro entorno sea difícil, nosotros tenemos que darle la oportunidad que Jesús irradie luz por medio de nosotros, y Jesús desea que nosotros seamos familia.
En la en la carta del apóstol Pablo los Colosenses se nos habla de la clave del éxito de la familia, y por qué no, también de la clave de la liberación, no hay proceso de liberación sin una aceptación de la experiencia del perdón.
No se puede ser libre, sino se vive el perdón y se ofrece el perdón, y eso comienza en la familia, o sea, para que haya luz, para que Jesús pueda hacer su obra, hace falta la experiencia del perdón, de sobrellevarse, de entenderse, de comprender que mi historia no es la única, ni la más complicada, que hay otras historias también complicadas, que yo no soy el que tengo toda la razón. Que no soy el único que poseo la verdad.
Entonces, qué bueno que Jesús en esta Navidad, en este fin de año, traiga renovación para nuestra vida. No podemos, no podemos seguir irradiando tinieblas, desesperación, derrota; no podemos seguir enterrados en vida, sea cuales sean las circunstancias y son difíciles. Nos toca desde Jesús, ir mar adentro, nos toca desde Jesús seguir sembrando. Seguir sembrando esperanzas, seguir sembrando amor, alegrías sobre todo donde no la hay.
Vamos a encomendarnos a la Sagrada Familia de Nazaret, que fue emigrante, a la Sagrada Familia de Nazaret le tocó vivir el proceso de la migración. Jesús era perseguido, desde su nacimiento ya Jesús era perseguido, les tocó emigrar a Egipto, les tocó sufrir la emigración. Por eso cuando nosotros miramos la Sagrada Familia, nosotros como pueblo cubano, podemos hablar con Jesús que Jesús nos entiende. Al pueblo cubano le duele, se desgarra con la inmigración, pero Jesús fue migrante y Jesús nos entiende. Y Jesús viene al corazón del pueblo cubano para animarnos.
Y nosotros tenemos que participar de esa misión, no nos derrotamos, no nos rendimos. Con Cristo, vamos de nuevo en este nuevo año 2024, vamos de nuevo claro que sí, con toda la fuerza del amor que podamos reunir, con todo el Espíritu Santo que seamos capaces de recibir, vamos de nuevo.
Que la Sagrada Familia nos acompañe, que nos lleve por caminos de unidad, de perdón, de reconciliación, y podamos en todo momento sembrar y construir el Reino.
Que así sea.