Irradia, emisión del 27 de agosto de 2023
Irradia, emisión del 27 de agosto de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXI del Tiempo Ordinario
“Tú eres el Mesías el Hijo de Dios vivo” Mateo 16, 15
(Música, Eres nuestro Señor, Javier Brú)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Eres nuestro Señor, Javier Brú)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.
Inclina tu oído Señor y escúchame salva a tu siervo que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco. Señor Dios que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de las inestabilidades del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Un placer, un gusto, una alegría poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, compartir la Palabra de Dios, esa palabra de Dios que nos ha acompañado a lo largo de la semana que ha terminado, y que nos acompañará a lo largo de la semana que va a comenzar, para iluminarnos, para fortalecernos, para consolarnos, para ayudarnos a seguir adelante.
En la liturgia de este vigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario, Simón Pedro en la lectura del Evangelio hace una profesión de fe tan completa y tan profunda, que Jesús le prometió enseguida confiarle las llaves del Reino de los Cielos. De aquel episodio hay una imagen en el Antiguo Testamento, cuando el profeta Isaías habla del Siervo de Dios a quien el Señor le dará la llave del palacio de David, lo escucharemos en la primera lectura. Todo esto significa, que Cristo por voluntad propia, delegó en San Pedro la carga de su pueblo. En la segunda lectura San Pablo entona un himno a la infinita sabiduría de Dios.
El Evangelio de este domingo está tomado del evangelista San Mateo, en el capítulo 16 versículos del 13 al 20.
Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 16, 13-20)
Jesús va caminando con sus apóstoles, con sus discípulos por la región de Cesárea de Filipo y les hace una pregunta ¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Una pregunta fácil de responder para ellos que estaban en medio del pueblo, en medio de la gente, que habrían escuchado muchas veces la opinión que los que estaban a su alrededor, tenían de aquel hombre que traía una palabra nueva, distinta, que enseñaba con autoridad, que realizaba signos extraordinarios, y entonces pues le responden inmediatamente, unos dicen que eres Juan el Bautista otros que Elías otros que Jeremías o alguno de los profetas.
Pero entonces Jesús le hace la que yo creo que era la pregunta que él quería hacerles de manera particular, y ustedes ¿quién dicen que soy yo? Ustedes, porque de esa pregunta y sobre todo esa respuesta dependerán muchas cosas. Una vez más Pedro da el paso al frente. Él siempre tan decidido y le responde, tú eres el Mesías el Hijo de Dios vivo. Tú eres el que había de venir, tú eres el prometido. Tú eres el que habíamos esperado.
¿Pedro entendería, comprendería la dimensión de lo que estaba diciendo, lo que abarcaba? No sé. Por eso Jesús le responde, dichoso tú Simón hijo de Juan porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos. Simón Pedro habla inspirado por Dios, las palabras que salen de su boca son las palabras que Dios ha puesto en la boca de Simón Pedro, palabras que después tendrá que reflexionar, que meditar, para poder penetrarlas, para poder comprenderlas, para poder seguirlas anunciándolas, para poder dar testimonio de su esperanza.
Pero ha sido un instrumento de Dios, Dios ha hablado por su boca, y por eso Jesús le dice yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y le dice más los poderes del infierno, no prevalecerán sobre ella, sobre ti edificaré mi Iglesia. Te daré esa responsabilidad de cargar con tus hermanos, de conducirlos, de iluminarlos, de fortalecerlos, de hacerme presente en medio de ellos, a ti y a los que vengan después de ti. Porque, aunque no lo dice en este fragmento del Evangelio, cuando leemos la última cena en el evangelio de san Juan, les dice hagan esto en conmemoración mía.
Les da una misión una misión que no se puede quedar solamente en ellos, y ahora tampoco se puede quedar en ellos, el Señor edifica una iglesia y se la encarga a Pedro, y a los que vengan después que él y le dice más, yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. La llave del reino de los cielos para que todo lo que ates en la tierra quede atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Le da la autoridad a Pedro sobre su iglesia. Y en él a todos los que después de él vengan ininterrumpidamente hasta el día de hoy. En esta larga historia de dos mil años, llena de luces y por supuesto como toda historia también de sombras.
La continuidad de la Iglesia no se ha visto interrumpida. La verdad no ha sido desmentida y la promesa del Señor de que las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella, que los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, que el mal no prevalecerá sobre ella, se cumple cada día. ¿Porque no hay mal en el mundo? No, porque la Iglesia sigue hablando del bien. ¿Porque no hay mal en el mundo? No, porque la Iglesia sigue hablando de amor. ¿Porque no hay mal en el mundo? No, porque la Iglesia sigue hablando de perdón, de reconciliación, de respeto, de escucha, de diálogo. Porque la Iglesia a pesar de ser pecadora, porque está formada por hombres y mujeres que somos pecadores, pero Santa porque fue fundada, porque está fundamentada en la roca firme que es Cristo, sigue anunciando el Evangelio, sigue anunciando el mandamiento de ámense los unos a los otros como yo los he amado, hasta el extremo hasta darlo todo.
Por eso el mal no prevalecerá. A veces sentimos la tentación de dejarnos desanimar, desalentar, de pensar que el mal es como una ola indetenible; no, el mal no es una ola indetenible, porque donde hay alguien que ama, el mal no tiene poder, porque donde hay alguien que perdona, el mal no tiene poder, porque donde hay alguien que abre el corazón para coger a su hermano, para consolarlo, para acompañarlo, de manera particular a los más vulnerables, a los que nadie escucha, a los que nadie atiende, el mal no tiene poder. El mal tiene poder cuando nos cansamos de hacer el bien, cuando nos cansamos de imitar a nuestro Maestro que pasó por el mundo haciendo el bien, eso fue lo que hizo el Señor, hacer el bien constantemente.
Entonces si el Señor nos preguntara ahora a nosotros, ¿Quién dicen ustedes que soy yo? ¿Qué le responderíamos? Preguntémonos, porque de eso depende nuestra actitud ante la vida, ante el mundo, ante nuestros hermanos. Como cristianos como seguidores de Cristo. ¿Nosotros, como Pedro le responderemos, tú eres el Mesías el Hijo de Dios vivo? ¿Nosotros como Pedro reconoceremos en Cristo al Señor, al único Señor?
Pidámoslo así, pidámosle al Señor que nos dejemos iluminar, inspirar, fortalecer por el Espíritu Santo, para que podamos dar testimonio de Él y de nuestra esperanza, que es Cristo, Camino, Verdad y Vida. Que así sea.
(Música, Tú eres el Mesías, Dumas y Mary)
Ahora hermanos renovemos nuestra profesión de fe. Pidiéndole al Señor con humildad, que nos de la fuerza que necesitamos, para no solo hacer la profesión de fe, sino vivir conforme a la fe que profesamos.
¿Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra? Sí, creo.
¿Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció murió resucitó y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo.
¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? Sí, creo.
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.
Y ahora presentemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre.
En primer lugar, por la Iglesia de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que con la palabra y con la vida demos testimonio del Señor en medio de nuestros hermanos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Pidamos también por todos los que sufren, en el cuerpo o en el espíritu y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que puedan encontrar en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por las vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, laicales, para que respondamos a la llamada del Señor a servirlo con amor en nuestros hermanos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos los difuntos, de manera especial aquellos que nadie recuerda sus oraciones, para que perdonada sus faltas el Señor los acoja en el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Y los unos por los otros para que podamos responder a la pregunta del Señor diciendo sí señor, tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones, pero que tú conoces, te las presentamos por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor. Amén.
Y ahora oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó, nos enseñó a llamar a Dios Padre, es nuestro Padre, el Padre de todos, nadie queda afuera de esa paternidad divina, pero nos enseñó también que somos hermanos los unos de los otros, porque si tenemos un Padre común tenemos también una filiación común, por eso decimos…
Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Hermanos todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la comunión espiritual rezando la siguiente oración.
Creo, Señor mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón y como si te hubiese recibido me abrazo y me uno todo a Ti. Oh Señor, no permitas que me separe de ti. Amén.
Que tengan todos, un feliz domingo. Que lo pasen con su familia con sus amigos, que lo disfruten, que puedan compartir todo aquello que durante la semana no lo han podido hacer.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre. Amén.
Les he hablado el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…
(Música, Tú eres el Cristo, Justo Lamas)