Transcripción homilía de Mons. Dionisio Guillermo García Ibáñez, Domingo XIX del Tiempo Ordinario, 13 de agosto de 2023

Transcripción homilía de Mons. Dionisio Guillermo García Ibáñez, Domingo XIX del Tiempo Ordinario, 13 de agosto de 2023

Transcripción homilía de Mons. Dionisio Guillermo García Ibáñez
Arzobispo de Santiago de Cuba
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Domingo XIX del Tiempo Ordinario, 13 de agosto de 2023

“Tranquilícense y no teman. Soy yo” Mateo 14, 27

Hermanos,

Si podemos buscar un tema en las lecturas de este domingo, podríamos resumir lo así, Dios siempre se hace encontradizo con los nosotros hombres y las mujeres de ese tiempo, y de todos los tiempos, y lo que hace falta es que nosotros le busquemos. Puede ser que él se haga encontradizo, quiere que le encontremos, pero, sin embargo, nosotros pues no ponemos nuestro empeño en establecer una relación con él. Podemos decir que las tres lecturas tocan el tema de Dios que se hace presente en su Gloria y Su Majestad, en su palabra, en los Sacramentos, en la iglesia, Dios se hace presente y nosotros muchas veces entonces no aceptamos esa presencia o no le damos importancia a esa presencia y dejamos pasar la oportunidad.

Eso le puede pasar a cualquiera; eso le pasa lo mismo una persona que nunca ha ido a la iglesia pero que esté en búsqueda o a lo mejor no, es difícil que no haya una persona que se plantea aquello de Dios está presente en mi vida, existe, no existe. Es difícil eso, no lo concibo, aunque sea para negarlo. Pero, en la misma iglesia podemos llevar mucho tiempo escuchando la palabra de Dios, y sin embargo no nos percatamos de que está hablando en ese momento personalmente a nosotros.

Las lecturas de hoy, son tres lecturas muy diferentes una de otra. Una del Antiguo Testamento del primer libro de los reyes que trata de profeta Elías, la otra lectura es precisamente de la carta de Pablo a los romanos, ya después de la resurrección de Cristo, Pablo que escribe a todas las comunidades hablando de su experiencia. Y la otra lectura es el Evangelio, es decir, un acontecimiento que pasó y que los discípulos Pedro y los demás vivieron, sobre todo Pedro en primera persona, y que trata también del encuentro y de la aceptación de Jesús como el hijo de Dios, como el que vino a salvarnos.

Vamos por la primera lectura. La primera lectura del primer libro de los Reyes, trata del profeta Elías. Elías estaba viviendo una situación difícil hacer un hombre muy fiel a Dios escuchaba su palabra, Dios se le revelaba. Dios estaba con él, era el máximo exponente del profetismo en el Antiguo Testamento y estaba en un momento difícil por qué. Porque él se entusiasmaba predicando el nombre de Dios, diciendo la palabra de Dios, sin embargo, pues no tenía mucha recepción, hay veces que sí, pero otras veces la gente no le hacía mucho caso y ustedes saben bien, hermanos, que eso produce un cierto en desgano. Cierto sentido de inutilidad, predico, predico y nadie me oye. Entonces eso podemos tenerlo todos en nuestra vida, clamo mucho a Dios y no veo, entonces quiero ver esa presencia de Dios.

Elías se sentía en esa situación y el decide, él no es aquel que reniega, fíjense bien. Eso lo positivo de Elías, él se va al Horeb, se va allá, él sabe que él tiene que tiene que buscar a Dios, pero no sabe. Tiene esa cosa arriba que te impide mover. Cuántas veces nosotros nos sentimos así. Que tenemos que buscar a Dios, su Palabra, su vida, y que por una cosa u otra lo dejamos. Entonces se mete en la montaña, en el Horeb, se va a esa cueva y Dios le dice, Elías sal, sal porque yo me quiero revelara ti.

Entonces viene este pasaje que es muy didáctico. Dice que primeramente el siente que hay un viento huracanado y dice viento huracanado, que parece que va a destruir todo imaginemos los ciclones tropicales. Pero él se queda frío, no aquí Dios no me dice nada. Dice que entonces después viene un terremoto, una desgracia detrás de a otra, nada en el terremoto que destruye tanto no, no siente, no percibe a Dios. Después viene un fuego intenso que arrasa con las cosas, no. Dice que después viene una brisa suave, como un susurro y al pasar esa brisa, el siente que Dios está ahí.

Fijémonos bien, hay veces que nosotros queremos buscar a Dios como nosotros queremos que se él se manifieste a nosotros, y Dios se manifiesta siempre a todos los hombres, pero él tiene su manera de hacer las cosas. Este es el primer encuentro. Él quería encontrarse con Dios, Dios siempre ha estado presente, él estaba presente desde el momento que le dijo vete a la cueva, a la montaña aquella a orar, sal, porque Dios quería estaba junto a él, pero Elías no lo percibía, no sentía no estaba consciente de que Dios estaba ahí, en su vida, en lo que él estaba haciendo con éxito y sin éxito. Entonces se da cuenta de que Dios es aquel que se manifiesta en las cosas pequeñas, es aquel que se puede manifestar en un milagro que a todo el mundo te llama la atención. Pero que Dios casi siempre se manifiesta en las cosas pequeñas y él en la vida se nos va manifestando a cada uno de nosotros. Lo que nosotros sabemos, tenemos que saber interpretar. Es muy fácil decir hay un milagro, entonces todo el mundo ay misericordia Dios mío, y tantas cosas que pasan aquí en El Cobre como nosotros vemos a las personas que vienen a traer el agradecimiento por los milagros que ellos sienten que Dios les ha hecho a ellos. Estos son cosas que nadie se entera, solamente se entera esa persona que lo recibió interiormente, cualquiera podrá decir lo que quiera, pero para ellos es Dios el que se ha manifestado ahí, ellos lo saben, es una relación personal con Dios.

Hermanos, para nosotros todos aquellos creyentes y no creyentes, los que buscan a Dios y nosotros que estamos en la iglesia, que escuchamos la palabra de Dios, Dios se nos manifiesta todos los días, todos los días, lo que nosotros tenemos que saber encontrarlo y descubrirlo. Descubrirlo y entonces vamos a hacer como Elías, bajar la cabeza, agradecer y decir Señor tú no me abandonas, Tú siempre estás iluminando mi vida. ¿Qué enseñanza es ésa? Busquemos a Dios diariamente, no debe pasar un día en que nos descubramos que Dios nos acompaña desde levantarnos hasta acostarnos y aun durmiendo. Él está con nosotros y se nos manifiesta. Él nos dice algo en los acontecimientos, por los más cotidianos o adversos que nosotros podamos tener. Ése es el primer ejemplo, Dios se manifiesta siempre todos los días y la mayor parte de las veces en las cosas muy pequeñas.

El segundo punto, ejemplo en este día, es Pablo a los romanos. Acuérdense que Pablo les hablaba a los romanos que eran paganos, no era judíos, aunque había muchos judíos viviendo en roma, pero él hablaba a los paganos, porque fue a predicar el evangelio a los paganos. Y él no cabe la menor duda de que como sabía que había una comunidad grande de judíos en Roma, él tenía que hacer referencia a ellos. Y hablando a los romanos, él se manifiesta y abre su corazón de judío, y él se lamenta de que habiendo hecho Dios tantas cosas por el pueblo de Israel, muchos judíos la mayor parte de ellos, las autoridades religiosas principalmente y políticas entre los judíos no quisieron escuchar. Entonces Pablo es un lamento, y cuál es el lamento, el lamento dice pueblo yo prefiero hasta perderme yo con tal de que ustedes oigan, entiendan lo que Dios ha querido decirle, Dios le dio lo profetas, Dios les dio la palabra de Dios, Dios se manifestó al pueblo, Dios lo liberó de Egipto, Dios hizo eso por ustedes, esto, esto y esto, y ustedes no hacen caso a Dios. Este es otro, esto es por indiferencia, por incapacidad, por no abrir el corazón que quiera convertirse, sabe Dios por tantas cosas de índole personal, social, religioso, lo que sea, se cerraron, se cerraron a Jesús. Pablo se lamenta. Esto también tiene una enseñanza, todos nosotros podemos decir nosotros no nos hemos cerrado a Jesús, nosotros creemos en Jesús, pero también nosotros que llevamos mucho tiempo en la iglesia, algunos desde que nacimos y otros los convertidos, los bautizados de mayores, hermano puede ser que caigamos en la indolencia, en la indiferencia, en aquello de dejarnos llevar porque todos los días hacemos lo mismo, y entonces sabemos que tenemos la palabra de Dios, sabemos que tenemos los sacramentos, sabemos que tenemos la comunidad cristiana, sabemos que tenemos ejemplos insignes que son todos los santos, que de una manera otra entregaron su vida, precisamente proclamando que Jesucristo es el Señor, y nosotros vivamos nuestra vida indiferentes a Jesús y a nuestra fe.

Y dejamos pasar el tiempo, podemos ir a misa y la misa no la aprovechamos, y podemos tener la Palabra de Dios en la mano, al pie de la mesa como en los hoteles antiguamente no sé ahora que ponían una Biblia en la mesita de noche, pero no la leemos; y el Señor se nos ofrece en los sacramentos y no acudimos los sacramentos.

Eso que Pablo se lamentaba acerca del pueblo de Israel, puede ser que Pablo también se lamente por nosotros cuando nosotros vivimos con cierta indiferencia o con cierta ambivalencia nuestra fe, cuando el Señor se ofrece y se comunica siempre, está siempre al encuentro de nosotros para que nosotros vayamos a él hermanos. Hermanos, esto va dirigido a todos los que los católicos los cristianos que creemos que Jesucristo es el Señor, no desaprovechemos los medios que el Señor nos pone para encontrarnos con él.

Esas son gracias que el Señor nos da, la misa, el rosario, una conversación espiritual entre dos hermanos, un libro. un acontecimiento, una celebración multitudinaria o de pasar un día por un templo en el carro parqueo, déjame llegar un momentico a rezar ante el Sagrario, o de estoy en mi casa y déjame yo rezar así tranquilito un rato por tanta necesidad de que tenemos que rezar; la primera por nuestra propia conversión y la de nuestros hijos. Entonces, hermanos este es el segundo caso, no vivamos la vida de cristianaos por vivir, si no tratemos de encontrarnos con Dios, con intensidad y el Señor como dice aquí con su misericordia nos colmará de bienes así lo dice el texto.

El otro ejemplo Pedro. Jesús acababa de multiplicar los panes y los peces, había un alboroto tremendo, Jesús tiene necesidad de irse a orar como dice la Biblia que hacía siempre, se retiraba al monte a orar… la multitud le asediaba. imagínense le había dado de comer a 5000, imagínense querían proclamarlo hasta rey y él les dice a los discípulos vayan ustedes delante en el barco a la otra orilla, yo voy a orar.

Y Jesús se fue orar, y en medio de la noche los discípulos desde la barca, ven que algo está sobre las aguas y cuando miran, se dan cuenta de que era alguien especial. Empiezan las dudas, es el Señor no es el señor. Esto, lo otro y Jesús se manifiesta, es el Señor y Pedro, el osado Pedro, ustedes saben que Pedro era el primero en todo era muy primario Pedro, pues Pedro es el primero que dice si tú eres mándame ir a ti a caminar sobre las aguas. Fíjense bien, buscando el milagro grande, lo grande, que yo camine sobre las aguas y el Señor le dice, lo reta y le dice, ven camina, y Pedro lleno de entusiasmo camina sobre las aguas, pero en el medio, la duda será o no será. Si es bien y si no es entonces, ¿qué pasa? Y dice que precisamente, cuando vino esa duda, empezó a hundirse, ya no veía con esa fe firme, ya no tenía esa seguridad como la de Tomás, dichosos aquellos que crean sin ver. No, busquen lo grande, busquen las cosas sencillas. Esa fe sencilla que te hizo caminar sobre las aguas mantenla.

Entonces hermano este un mensaje para todos. Todos tenemos esa fe grande y que Jesús es el Hijo de Dios, que Él nos salva, que Dios nos ha creado por amor para que disfrutemos eternamente en su amor, para que si seguimos su palabra el mundo entero será mejor que si le desconocemos.

Vamos a pedirle al Señor que nos dé la gracia del encuentro, del encuentro con fe. Solamente con fe es que nosotros podemos descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos diarios de la vida. Vamos a pedirle Señor que nos ayude a vivir así, hermanos, que fortalezcamos nuestra fe, no dejemos pasar el tiempo por pasar, se nos acaba el tiempo muchas veces y después al final nos damos cuenta de que, si espiritualmente hubiéramos aprovechado, hubiera sido mucho mejor.

Que Dios nos ayude a todos a vivir así.

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