Irradia, emisión del 23 de julio de 2023
Irradia, emisión del 23 de julio de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XVI del Tiempo Ordinario
“Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga” Mateo 13, 43
(Música, Trigo y Cizaña, Javier Brú)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Trigo y Cizaña, Javier Brú)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.
El Señor es mi auxilio y el único apoyo en mi vida, te ofreceré de corazón, un sacrificio y daré gracias a tu nombre señor, porque eres bueno, sé propicio Señor con tus siervos y multiplica bondadoso sobre ellos los dones de tu gracia, para que fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches como siempre, una alegría, un gozo, poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, compartir la palabra de Dios, la palabra de Dios que nos propone la liturgia de este XVI domingo del tiempo ordinario.
La narración de la parábola de la cizaña, nos descubre una de las posibles razones de los males que afligen al mundo. Si Dios no castiga inmediatamente a los que obran el mal, no es porque su amor impida que entre en función su justicia, sino porque Él espera que cada uno tenga que rendir cuenta de su vida, nos dice el evangelio de hoy.
El libro de la sabiduría, en la primera lectura, nos ofrece una reflexión parecida al decirnos que Dios castiga al malvado pero es paciente y le da oportunidad para que se arrepienta. San Pablo en la segunda lectura a los romanos, nos asegura que el Espíritu Santo actúa en cada uno de los bautizados y orienta nuestra vida hacia Dios.
El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Mateo en el capítulo 13, versículos del 24 al 43.
Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 13, 24 – 43)
Las lecturas de hoy nos hablan de la misericordia y de la paciencia de Dios, que siempre nos da una nueva oportunidad cuando nos apartamos de su camino. La primera lectura tomada del libro de la Sabiduría del Antiguo Testamento, nos dice que el señor es misericordioso con todos, que juzga con misericordia y nos gobierna con delicadeza. Y qué nos enseña, enseña a su pueblo que el justo debe ser humano y eso nos llena de una dulce esperanza, ya que al pecador le da tiempo para que se arrepienta,
El evangelio de hoy, es el Evangelio del trigo y la cizaña, El Sembrador, el domingo pasado oíamos la parábola del Sembrador y la semilla y una cae al borde del camino, otra cae entre piedras, pero otra cae entre espinos entre cizaña, entre malas hierbas. Hoy se detiene en este aspecto de la parábola. Y nos dice que unos trabajadores fueron a decirle al amo, que había sembrado su campo con buena semilla, que estaba creciendo junto con el trigo la cizaña; y dice tiene que ser algún enemigo mío que ha sembrado cizaña en medio del trigo y ellos le proponen arrancarla, vamos a arrancarla. Pero el amo tiene una visión más larga. Y les dice, no, cuidado, por qué, porque cuando arranquemos la cizaña también podemos arrancar el trigo. Entonces vamos a esperar que crezcan los dos juntos, y ya cuando haya madurado el trigo y hagamos la cosecha, primero arranquemos la cizaña, hagamos gavilla, echémosla fuego y después recojamos el trigo y pongámoslo en los graneros.
Y así hace el Señor con nosotros, no hace llover fuego y azufre sobre los pecados, no hace caer su castigo sobre los que nos apartamos de su camino, sobre los que conociendo que nos llama a la misericordia, al amor, a la comprensión, a la generosidad, al vivir como hermanos, al perdonarnos unos a otros, hacemos todo lo contrario. Sino que el Señor, cómo le dijo a Pedro, es capaz de perdonarnos no siete veces sino setenta veces siete. El Señor siempre nos da una nueva oportunidad, para convertirnos, para cambiar, porque no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Porque lo que quiere es eso, que alcancemos la salvación que vino a traernos al precio de su sangre derramada y de su vida entregada por nosotros. Tanto amó, Dios al mundo, nos dice el apóstol y evangelista San Juan, que nos entregó a su único, Hijo. Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su único Hijo siendo nosotros pecadores, y tanto nos amó su único, Hijo que fue capaz de entregar su vida por nosotros, el Justo por nosotros pecadores.
Pero no podemos olvidar que nuestro tiempo es este tiempo, el tiempo que tenemos en este mundo y que no sabemos cuánto será un año, 10 años, 50 años, 100 años, aspiramos hasta 120 años, pero no será más y es el tiempo de convertirnos. Es el tiempo de escuchar la palabra de Dios, es el tiempo de acoger la palabra de Dios en nuestro corazón, para que nos transforme, para que nos convierta, para que nos haga mejores. Ese es el tiempo, como dice san Pablo a los romanos, de dejar que el Espíritu Santo clamé desde nosotros y pide al Señor lo que necesitamos. Porque a veces no sabemos pedir, y necesitamos la fuerza de Dios, la gracia de Dios, la misericordia de Dios, la paciencia de Dios, porque somos frágiles débiles y pecadores, porque como dice san Pablo, muchas veces el bien que quiero hacer no lo hago y el mal que no quiero hacer lo hago.
Tenemos que dejar que el Espíritu Santo clame en nosotros, para que el Señor nos de la luz y la fuerza que necesitamos para seguirlo a Él que es el camino, la verdad y la vida; para aprovechar el tiempo en este mundo. Para que cuando llegue el día en que el Señor nos llame a su presencia, podamos presentarnos delante de Él humildemente, con lo poco o lo mucho que hayamos podido hacer en este mundo, con amor, con un corazón misericordioso como el suyo, que muchas veces cae pero que quiere levantarse y ponerse en pie y seguir adelante.
Tenemos que asumir las consecuencias de nuestros actos, todos los actos tienen consecuencias. Si nos esforzamos en este mundo a pesar de nuestra debilidad, de seguir el camino del Señor, de ser mejores, de vivir el amor… Si nos esforzamos para aprovechar los dones que el Señor nos da, para aprovechar la fuerza que el Señor nos da, para aprovechar la luz que el Señor nos da, para cumplir su mandamiento de amarnos los unos a los otros, aunque caigamos nos levantaremos, y cuando lleguemos a la presencia del Señor, Él nos acogerá, porque hemos tratado a pesar de todo en este mundo de hacer su voluntad y de hacer el bien sin cansarnos.
Pero si este tiempo lo hemos desaprovechado, si voluntariamente hemos vivido alejados del Señor, le hemos vuelto la espalda, hemos sido ciegos y sordos voluntarios a su palabra, si no nos hemos dejado convertir, sino hemos sido capaces de poner en práctica el mandamiento del amor, cuando el Señor nos llame, entonces tendremos que asumir las consecuencias. ¿De que el Señor nos castigue? No, de que nos hemos castigado nosotros porque hemos vivido en este mundo lejos del Señor y entonces tendremos que seguir por toda la eternidad lejos del Señor, porque eso fue lo que escogimos libre y voluntariamente, y Dios respeta nuestra libertad.
Ya no habrá tiempo para decir Señor aguarda para convertirme, espera, por eso tenemos que estar con las lámparas encendidas, por eso tendremos que estar aguardándolo porque no sabemos el día ni la hora. No es para tener miedo, si no es para estar preparados en el bien, en la verdad, en la justicia, para que nuestra eternidad no sea lejos de Dios, viendo la alegría y el gozo que es estar en su presencia y no poder disfrutar porque nosotros mismos nos alejamos, escogimos estar lejos de Él.
Las lecturas de hoy nos dicen que el Señor es comprensivo, el Señor es misericordioso, que el Señor es paciente. Pero, toda esa paciencia y toda esa misericordia, la derrama el Señor mientras estamos en este mundo, Cuando nos llama, ya no habrá tiempo para más. Y no olvidemos el Señor es compasivo y misericordioso, pero también nosotros tenemos que ser compasivos y misericordiosos los unos con los otros, sean misericordiosos nos dice el Señor en el evangelio, como su Padre celestial es misericordioso, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto y la perfección está en el amor.
Que así el Señor nos lo conceda.
(Música, El Señor es piadoso y clemente, Dumas y Mary)
Renovemos hermanos nuestra profesión de fe, pidiéndole al Señor que nos ayude a vivir cada día conforme a la fe que profesamos.
¿Creen en Dios Padre todopoderoso su Creador del cielo y de la tierra? Sí, creo.
¿Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María virgen, padeció, murió, resucitó, y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo.
¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? Sí, creo.
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.
Y ahora presentemos hermanos confiados, nuestras súplicas a Dios nuestro Padre.
Por la Santa Iglesia, para que trabaje con paciencia y humildad en el anuncio del Reino de Dios en el mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por los gobernantes de las naciones, para que iluminados por el Espíritu de Dios gobiernen con sentido común, buscando el bien de todos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por los abuelos, que celebrarán su día en el Fiesta de Santa Ana, para que siempre encuentren el cariño y el respeto en sus familias y en la sociedad. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por el surgimiento de vocaciones al sacerdocio, al diaconado permanente y a la vida religiosa en nuestras familias y comunidades. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos nosotros, para que no caigamos en la tentación de dividir la sociedad y la comunidad en buenos y malos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Escucha, Padre Santo, estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones, pero que Tú conoces. Te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor. Amén.
Hermanos, oremos ahora con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.
Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Hermanos, que tengan todos, un feliz domingo, que lo disfruten con la familia, con los amigos, aprovechando que es el día de la semana que pueden estar juntos, que pueden compartir todo lo que han hecho en la semana que ha terminado, todo lo que aspiran a hacer en la semana que van a comenzar. Pueden sus alegrías, sus tristezas, sus aspiraciones, en que pueden disfrutar junto a todos los que ustedes quieren, a todos los que los quieren.
Recuerden siempre a los que están más solos, a los que están lejos de sus familias y necesitan ese calor familiar, acójanlos.
Aprovecho para invitarlos el próximo martes 25, es la Fiesta de Santiago Apóstol, Patrono de la ciudad y de la arquidiócesis de Santiago de Cuba. Los invito a participar en la misa que se celebrará en la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral a las 9.30 de la mañana. Martes 25 de julio, 9.30 de la mañana, Solemnidad de Santiago Apóstol en la Iglesia Catedral.
Y que la bendición de Dios, todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes, sus familiares y sus amigos, y los acompañe siempre. Amén.
Les ha hablado el P. Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba. —
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo
Irradia…
(Música, Hoy es el día, Athenas ft Siervas)