Homilía del P. Rogelio Deán Puertas Párroco de la parroquia del Cobre, 25 de junio de 2023

Homilía del P. Rogelio Deán Puertas Párroco de la parroquia del Cobre, 25 de junio de 2023

Homilía del P. Rogelio Deán Puertas, Párroco de la parroquia del Cobre
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, 25 de junio de 2023
XII domingo del Tiempo Ordinario

“No tengan miedo. Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse. Si les digo algo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz del día. Si les cuento un secreto, cuéntenselo a todo el mundo Mateo 10, 26-27

Mis hermanos,

Hoy la palabra de Dios en el evangelio nos insiste varias veces en no tener miedo. Y ciertamente la persona que va creciendo en la voluntad de Dios, la persona que se da la oportunidad de crecer en intimidad con el Señor, poco a poco se va dando cuenta se va percatando, que el miedo puede y debe ceder. No es posible tener una experiencia operativa del amor de Dios, y a la misma vez permanecer en el miedo.

El miedo ciertamente es algo humano o sea que sentimos, es humano experimentar el miedo. Ahora, pero sobrehumano con la fuerza del Señor y de nuestra configuración a Él superar el miedo. No estamos llamados a quedarnos en el miedo. Muchas veces y en los tiempos recientes lo hemos visto mucho, hay personas, todos, yo creo que de alguna manera u otra, nos preocupamos, nos hemos preocupado en exceso de salvar el cuerpo, y sin embargo no nos hemos preocupado tanto en salvar el alma. Y evidentemente cuando la vida espiritual mengua, cuando el alma se afecta, enseguida también se afecta el cuerpo.

Por eso el Señor nos recuerda la importancia de no tener tanto miedo al que mata el cuerpo sino tener miedo a la muerte del alma. Qué importante entonces lograr en nuestra vida ese equilibrio, donde vamos avanzando preocupándonos de estas dos dimensiones de nuestra existencia, de nuestra vida, alma y cuerpo. Qué bueno que nosotros nos demos cuenta que, cuando cede el miedo, el amor avanza y… Cuántas cosas podemos lograr a nuestro alrededor cuando el amor avanza. No el amor nuestro, que sabemos que es limitado, el amor del Señor que opera por medio de nosotros.

Por estos días acá en la Parroquia del Cobre, en este bendecido poblado, donde tenemos a nuestra Madre la Santísima Virgen de la Caridad, en medio de tantas dificultades que vemos cada día, porque cuando caminamos y visitamos las casas, somos conscientes del deterioro del deterioro de nuestra gente, en el sentido de las carencias más mínimas, de medicamentos, de alimentos… de todo lo que hace falta para vivir una vida digna. Y ciertamente, nos viene el miedo, nos viene el miedo por la incertidumbre de decir bueno ¿qué va a pasar con nosotros? ¿Qué va a pasar con mi familia? Vemos también el tema de la emigración como tantos van emigrando, y cada vez emigran más y los que nos vamos quedando acá decimos, bueno y nosotros qué, qué va a pasar con nosotros- Porque vemos que las circunstancias difíciles crecen.

Bueno en medio de este reto, en de este miedo que se nos viene, está el Señor que nos abre los brazos y nos dice Yo estoy acá. Yo estoy acá, no tengan miedo, Soy Yo, Yo estoy aquí. Y qué bueno que entonces esa certeza de que el Señor está con nosotros, nos lleve a no paralizarnos, porque esa es otra característica del miedo, el miedo paraliza, el miedo inmoviliza, el miedo hace mediocre a la persona. No, el amor da el salto, el amor del Señor da el salto y dice no, llego dolor adonde tu no alcanzas, yo soy dueño de mis esperanzas, como decía en nuestro hermano Martín Descanso.

Y claro, claro que tenemos que ser dueño de nuestras esperanzas, y el miedo quiere todo lo contrario, que nosotros no a la esperanza, no. El amor tiene que ser operativo, ceda el miedo, avanza al amor, es uy n poco la experiencia que por estos días estamos teniendo acá en la Parroquia del Cobre, donde identificamos las necesidades que tenemos unos y otros. Pero, estamos acá, estamos para tendernos una mano para buscar soluciones y por eso la Parroquia del Cobre, teniendo nuestra Madre acá como estrella, insistimos en que el amor es más fuerte que todo y que Dios siempre puede más.

Y esa es la certeza que debe estar en nuestro corazón. Dios siempre puede más y es la certeza que debe estar en cualquier cubano donde quiera que esté. Que Dios siempre puede más. Que nuestra Madre la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre nos acompañe siempre, nos tenga bajo amoroso manto, nos muestra su Hijo con los brazos abiertos, que siempre nos estará esperando en el amor. Que así sea.

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