Transcripción homilía de P. Juan Elizalde, párroco de Santa Teresita del Niño Jesús, Solemnidad del Corpus Christi, 11 de junio de 2023
Transcripción homilía de P. Juan Elizalde, párroco de Santa Teresita del Niño Jesús
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Solemnidad del Corpus Christi, 11 de junio de 2023
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”. Juan 6, 51
Hermanas y hermanos,
Hemos visto caminando en estos primeros meses del año litúrgico con Jesús desde el día de su nacimiento en la Navidad. A lo largo de este tiempo hemos intentado edificar nuestras vidas con sus palabras, con su presencia, con sus milagros, y las indicaciones que le daba a sus discípulos que nos la da también a nosotros. ¿Y ahora?, ahora en este día del Corpus Christi confesamos y proclamamos, que nuestra intimidad, nuestro secreto más profundo tiene un nombre, la eucaristía. No podemos callarlo, ni ocultarlo, y en esa custodia de carne y hueso que somos nosotros, es donde el Señor se muestra más claramente ante un mundo, sediento de gestos, cariño, amor, perdón, y noticias esperanzadoras.
El regalo que el Señor nos dejó el Jueves Santo, inclinándose para lavar los pies de los discípulos, entregarles la eucaristía, hoy lo hacemos público, y es un mensaje activo, dinámico, vivificador. Si el Jueves Santo fue el Señor quien se arrodilló ante nuestra humanidad sedienta de amor, hoy somos nosotros quienes nos postramos para reconocer ante Él que Él es la fuente de nuestro amor, de nuestras alegrías, y que sin Él nuestro compromiso cristiano sería eso, un simple gesto humano, pero sin inspiración divina.
En el día del Corpus Christi el amor se canta, se expresa y se adorna, porque el amor también hay que cuidarlo con pequeños detalles. Y la historia de la fe cristiana desde hace siglos, ha tenido necesidad de regalar al Amor de los amores, como cantamos siempre que tenemos exposición y bendición con el Santísimo, signos que expresen que el pueblo cristiano se edifica y camina mejor cuando la Eucaristía se sitúa en el centro de su existencia.
El santo Cura de Ars, san Juan María Vianney llegó a decir que un pueblo sin sacerdotes acababa adorando bestias. En este día del Corpus vemos muy claramente que un mundo sin amor divino, se convierte en un mundo de atropellos a los más débiles; que un cristiano sin eucaristía dominical acaba languideciendo, disipado, confundido ante otros dioses en forma de fiestas, de discotecas, de gimnasios, de playa o fin de semana sin referencia a Dios. Un cristiano sin misa, acaba viviendo como lo que practica, vacío de Dios.
En la coyuntura social, económica y política que nos encontramos los cubanos, esta solemnidad del Corpus Christi nos viene muy bien para poner las cosas en su sitio. Nadie como Jesús para entregarse, y nadie como nosotros los cristianos a la hora de ejercer la caridad como un distintivo de lo que somos y de los que decimos creer. No podemos conformarnos con acompañar a Jesús en esta eucaristía el día del Corpus y a continuación encerrarle, sin más trascendencia, en la conciencia de cada uno, y cuando menos dejarlo cerrado en el Sagrario.
Esta Solemnidad de Corpus Christi nos debe interpelar. ¿Qué hago yo por el Señor? ¿Manifiesto públicamente mis convicciones religiosas no sólo con palabras sino también con gestos, con comportamientos? ¿Son mis acciones y mis palabras destellos de que Dios vive en mí? ¿Soy custodia, que cuando se contempla, cuando nuestros hermanos nos contemplan, infundimos caridad, cercanía, compromiso, justicia, paz, alegría y esperanza?
La fiesta del Corpus Christi no nos puede dejar indiferentes. Abramos nuestro corazón y la historia de nuestra vida a Jesús, para que Él vaya escribiendo, en el cada día de cada uno aquello que nos puede, viviendo junto a Él hacer mejores, y definitivamente felices. Que así sea.