Irradia, emisión del 7 de mayo de 2023
Irradia, emisión del 7 de mayo de 2023
Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
V Domingo de Pascua
“Jesús le respondió: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es por mí” Juan 14, 6
(Música, Yo soy el Camino, DR)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Yo soy el Camino, DR)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Iglesia Metropolitana Catedral de Santiago de Cuba.
Canten al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria, Aleluya. Dios todopoderoso y eterno, lleva s su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que a quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible con el auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, como siempre una alegría, un gozo, un placer, poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana de domingo, y sobretodo compartir la Palabra de Dios que la liturgia nos propone para este V Domingo de Pascua.
San Juan nos hace oír las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos en la tarde del Jueves Santo, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Pero al oírlas, nos parece escuchar a Cristo resucitado en la noche de Pascua; luego se nos dicta una enseñanza, que es la consecuencia de las palabras de Jesús, la iglesia es el pueblo de Dios, cuyos miembros siguen el camino trazado por Jesús y componen un sacerdocio real. Así nos lo presenta san Pedro en su carta en la segunda lectura. También se nos enseña que dentro de la iglesia hay diversos ministerios, para el servicio de la comunidad.
El evangelio de hoy está tomado del evangelista san Juan, capítulo 14, versículos del 1 al 12.
(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 14, 1 – 12)
En el evangelio de este domingo Jesús invita a sus discípulos, y a nosotros por supuesto, a no perder la paz, creer en Él. Cada vez que Jesús aparece resucitado, les dice a sus discípulos paz a ustedes, no teman, soy Yo. Los ayuda a recuperar la paz que necesitan para cumplir la misión que Él les va a dejar, para estar dispuestos para recibir el Espíritu Santo que va a enviar, el Espíritu Paráclito, el Espíritu consolador, el Espíritu que los va a iluminar, que les va a dar a conocer lo que aún no conocen, a entender lo que aún no entienden, que los va a ayudar a construir, a edificar la Iglesia.
Pero ya desde antes de la Resurrección, el Señor siempre trata de llevar la paz al corazón de sus apóstoles y de sus discípulos, que están siempre en medio de una tormenta, de las multitudes que siguen a Jesús para bien o para mal, de los que quieren seguirlo, de los que quieren perseguirlo, de los que quieren escucharlo, de los que quieren acallarlo. El Señor Jesús siempre transmite paz. Trasmite paz diciendo la verdad, transmite paz señalando el camino, transmite paz viviendo conforme a lo que anuncia, siendo consecuente con lo que predica, con el mensaje que trae. El Reino de Dios que anuncia, el Reino de la justicia, de la paz, del amor; ese Reino en el que la misericordia está presente.
El Señor Jesús que perdona a los pecadores, por eso los pecadores se acercan a Él, pero no para que sigan pecando, la misericordia no está reñida con la rectitud, por eso siempre les dice, ve y no peques más. Por eso, cada vez que le presentan a un enfermo para que lo cure, primero dice, tus pecados te son perdonados, y entonces después le devuelve la salud material, pero primero le da la salud espiritual, la que le va a dar fuerza para que, si de nuevo la enfermedad, el dolor, la prueba llega, puedan enfrentarla. Ése es el mensaje del Señor, la paz.
Qué necesitados estamos de comprender eso, todos hemos sido llamados a anunciarlo, todos hemos sido enviados, todos los bautizados, todos los que nos hemos encontrado con el Señor tenemos esa misión, vayan al mundo entero y anuncien la Buena Noticia. Pero para anunciar la Buena Noticia, tenemos que tener la paz en el corazón, encontrarnos con Cristo y que Cristo traiga la Paz a nuestro corazón y a nuestra vida, en medio de las dificultades de la vida que nunca han de faltar, para entonces transmitir esa paz. Que no es adormecer a los demás, que no es hacerles un cuento para que se tranquilicen, sino es sencillamente ayudarlos a enfrentar la vida, sabiendo que el Señor está presente, que el Señor está ahí, que Él nos da la fuerza, que Él nos ayuda para que podamos levantarnos cada mañana y seguir adelante y, sobre todo, para poder ayudar a aquellos que aún no se han encontrado con Él. Los que se desesperan, los que se angustian, los que no encuentran camino, los que pierden la esperanza.
Ésa es nuestra misión, encaminar, acompañar, pero necesitamos de la paz del Señor; por eso el Señor nos dice paz, paz a ustedes para que puedan cumplir la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo, aquí y ahora, en este momento, y en todos los momentos. El Señor nos dice que, en la casa de su Padre, que es el cielo, hay muchas habitaciones, que Él nos va a preparar un lugar y que volverá y nos llevará con Él, para que donde yo esté estén también ustedes. Jesús es el camino. No nos dice que es uno de los caminos, ni siquiera que sea el mejor de los caminos, sino que es el único camino, no hay otros caminos. Podemos encontrar modos, formas, de poder encontrarnos con el Señor, de vivir, de profundizar nuestra vida cristiana, de predicar, de anunciar, de dar testimonio. Pero serán siempre caminos que nos deben llevar al único camino que es Cristo.
Por eso no debemos pensar que tenemos la única forma, el único modo de poder anunciar a Jesús. Hay muchas formas de anunciar a Jesús desde las realidades de cada uno, desde la espiritualidad de cada uno, pero el camino es Él. Ése es el camino que tenemos que seguir. No somos nosotros el camino, no hemos descubierto nosotros un nuevo camino, nos hemos encontrado con el que es, con el que fue y con el que será siempre el único Camino. No existe otro.
Jesús es la verdad. Él como verdadero Dios y verdadero hombre, no puede engañarse ni engañarnos. En Él no hay mentira, ya que detesta las mentiras. Por eso Jesús hablará siempre con la verdad, que no está reñida con la misericordia, que no está reñida con la amabilidad, que no está reñida con el comprender al otro y escuchar al otro; pero que está siempre dispuesta a iluminarnos. Él es la Verdad y eso no podemos olvidarlo. Sólo Él es la Verdad absoluta.
Jesús es la vida. Él murió en la cruz, pero en ella venció a la muerte, Él vive para siempre y ya nunca morirá. Él nos ofrece vida en abundancia, vida plena por toda la eternidad. Los cristianos creemos en la vida eterna, y hay quien piensa bueno, eso nos reblandece, porque dejamos todo para la vida eterna, en la vida eterna todo se va a resolver, en la vida eterna vamos a ser felices, en la vida eterna vamos a conseguir lo que en este mundo no hemos conseguido, no, no. Ésa no es la realidad. Jesús es la Vida eterna, Jesús nos recuerda que hemos sido creados no para morir sino para vivir eternamente; y en el momento en que nos encontramos con Él, encontramos y comenzamos a vivir la vida eterna. Porque, el que cree en Mí, dice el Señor, no morirá para siempre.
La vida eterna comienza ya desde este mundo, en el momento en que nos encontramos con Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos decidimos a seguir ese camino, a vivir esa verdad, a recibir esa vida y trasmitirla a los demás; a ponernos en pie, a seguir adelante, a acompañar. Jesús es la Vida, la Vida verdadera. Entonces por eso san Pablo puede decir, muerte dónde está tu victoria, muerte dónde está tu aguijón, la muerte ha sido vencida en Cristo; la muerte ya no es la oscuridad, sino que es la luz, ése paso que tenemos que dar, ésa puerta que tenemos que atravesar para encontrarnos con la luz que nunca tiene ocaso, para encontrarnos con Aquel, con quien ya nos encontramos en este mundo y lo aceptamos como nuestro Señor, como nuestro único Señor, como nuestro Salvador y quisimos seguirlo, y amarlo y llevarlo a los demás. Que cuando atravesemos el umbral de la muerte nos encontraremos cara a cara con Él por toda la eternidad. El dolor más grande será el que hayamos decidido alejarnos de Él en este mundo y descubrir, después de la muerte, que está ahí, y que es la alegría eterna, que es el gozo eterno, y que ya no tendremos una nueva oportunidad porque todas las oportunidades se nos dieron en este mundo, será la tristeza más profunda, el dolor más profundo.
Estamos en el V domingo de Pascua, vamos caminando por este tiempo de luz. Pidámosle al Señor que esa luz vaya penetrando en nosotros, nos vaya iluminando por dentro para que a la vez nosotros podamos ser luz para nuestros hermanos, podamos llevarlos al encuentro de Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida, y encontrándose con Él encuentren esa vida eterna que comienza ahora y ya no termina nunca jamás.
Que así el Señor nos lo conceda.
(Música, Camino, Verdad y Vida, DR)
Ahora hermanos, confiados en que el Señor siempre nos escucha y conscientes de que necesitamos de Él, y acudimos, le presentemos nuestras súplicas.
En primer lugar por la Iglesia, de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que con su fuerza, con su Gracia, seamos capaces de poner los dones que de Él hemos recibido al servicio de los demás, allí donde el Señor nos ha llamado a dar testimonio de Él. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Pidamos por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que podamos encontrar en Cristo consuelo, pero también la fortaleza y la esperanza para seguir adelante. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, laicales, para que podamos ser sal de la tierra y luz del mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos los difuntos, particularmente por aquellos a los que nadie recuerda, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Y los unos por los otros, para que acojamos a Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida y lo sigamos cada día de nuestra vida, para encontrarnos con Él cuando atravesemos el umbral de la muerte y lleguemos a la luz verdadera. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces. Te las presentamos por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Ahora hermanos oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó, en la que nos enseñó a llamar a Dios Padre, pero también nos enseñó a descubrir que somos hermanos los unos de los otros, porque si Dios es nuestro Padre entonces nosotros somos hermanos.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Hermanos todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús sacramentado, pueden hacerlo rezando la siguiente oración.
Creo Señor mío que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas, y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiera recibido, me abrazo y me uno todo a ti. Oh Señor, no permitas que me separe de ti. Amén.
Les deseo a todos que tengan un feliz domingo. Siempre me repito, pero es que no puedo hacerlo de otra manera, desearles un feliz domingo, que lo pasen en familia, que aprovechen este día para encontrarse con la familia, con la de todos los días, con la que nos levantamos y nos acostamos, pero también esa familia que está un poco más lejos por cualquier razón. Si tenemos la oportunidad también compartamos con ellos, sino podemos ir para encontrarnos físicamente, una llamada por teléfono para interesarnos, cómo estás, te recordamos, eres importante.
Por eso deseo que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes, sus familias, sus amigos y los acompañe siempre. Amén.
Ha estado con ustedes en esta mañana el padre Rafael Ángel, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección general, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo. Irradia…
(Música, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, DR)