Irradia, emisión del 10 de marzo de 2024
Irradia, emisión del 10 de marzo de 2024
Transmitido por CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
IV Domingo de Cuaresma
“El que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios” Juan 3, 21
(Música, Hay que nacer del agua, Javier Brú)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Hay que nacer del agua, Javier Brú)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.
“Alégrate Jerusalén y que se reúnan cuantos la aman compartan su alegría los que estaban tristes vengan a saciarse con su felicidad. Señor Dios que por tu Palabra realizas, admirablemente la reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor”. Amén.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches donde quiera que se encuentren, como siempre un placer poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, y sobre todo compartir la Palabra de Dios. Esta palabra que nos ilumina, que nos fortalece, que nos consuela, que nos ayuda a seguir adelante cada día de nuestra vida.
Este cuarto domingo de Cuaresma ya hemos caminado un largo trecho en este tiempo de preparación, es el domingo de la Alegría, la Iglesia nos invita en medio de la austeridad de la Cuaresma a alegrarnos, alegrarnos porque tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su único hijo y tanto nos ha amado su único hijo que entregó generosamente su vida por nosotros, para rescatarnos, para redimirnos, para salvarnos. Es una responsabilidad que tenemos para con el Señor, corresponder a ese amor infinito de Dios para con nosotros, pero también una alegría saber que más allá de nuestras dificultades, de nuestras debilidades, de nuestras fragilidades, Dios nos ama, que nos amó primero, no esperó que fuéramos salvados para amarnos, nos salvó porque nos amó primero.
Las lecturas de este domingo nos presentan, en la primera como Dios castigó a Israel por sus muchas infidelidades, pero después de 70 años condujo a su pueblo hasta la tierra que le había prometido. Ese relato es una imagen del amor infinito de Dios hacia los hombres, a los que salvó por medio de la Cruz de su Hijo; de eso nos habla el Evangelio de hoy, asociándonos por la fe a la gloria de la Resurrección y la ascensión en la segunda lectura.
El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Juan, en el capítulo 3, versículos del 14 al 21.
(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 3, 14-21)
El domingo pasado a Jesús le causó una gran indignación que el templo de Jerusalén, la casa de mi Padre, así lo llamó, se hubiera convertido en un auténtico mercado.
El Catecismo de la Iglesia Católica en su número 593 enseña lo siguiente, Jesús veneró el templo subiendo a él en peregrinación en las fiestas judías, y amó con gran celo esa morada de Dios entre los hombres. El templo prefigura su misterio, anunciando la destrucción del Templo anuncia su propia muerte y la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación, donde su cuerpo será el templo definitivo.
Los bautizados formamos el Cuerpo Místico de Cristo y por eso también somos templo de Dios nos lo recuerda San Pablo, sin embargo, también podemos caer en la misma actitud de aquellos que convirtieron el templo en un mercado, cuando no le damos a Dios el lugar que merece en nuestra vida, cuando hacemos a un lado las enseñanzas de nuestro Señor para seguir las enseñanzas de otros maestros para no desentonar con lo que está de moda, cuando maltratamos a nuestros semejantes, cuando mentimos… Tendríamos que preguntarnos ¿podrá Jesús confiar en nosotros?
En el Evangelio de hoy de este cuarto domingo de Cuaresma, en su diálogo con Nicodemo, Jesús le hace ver que fue tanto el amor de Dios por el mundo que le entregó a su Hijo único para que el mundo se salve por medio de Él. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre para que todo el que crea en Él tenga vida eterna, de la cruz de Cristo nace una humanidad nueva.
El signo de la cruz nos distingue como discípulos de Cristo, por eso en cada iglesia y en los hogares cristianos podemos encontrar varias de ellas. Cuando miremos una imagen de Cristo crucificado, hagámoslo con gratitud y reconozcamos el gran amor de Dios; antes de cada momento importante del día hagamos la señal de la cruz sobre nosotros y sobre nuestra familia, no olvidemos que el camino de la Resurrección pasa por la cruz para así alcanzar el sitio que nos ha reservado en el cielo. Creer en Jesús exige de nosotros una conversión continua.
(Música, Tanto amó, Dumas y Mary)
Ahora hermanos renovemos nuestra profesión de fe pidiéndole al Señor, como hacemos cada domingo, Señor ayúdanos a vivir conforme a la fe que profesamos.
Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Sí, creo.
Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre. Sí, creo.
Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Sí, creo.
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.
Ahora hermanos oremos a Dios Padre, presentándole nuestras súplicas, nuestras necesidades, seguros de que Él nos escucha y nos responde.
En primer lugar, pidamos por la Iglesia, para que fieles al mandato del Señor con la palabra y con la vida, demos testimonio de su amor y de su misericordia en medio de nuestra familia, de nuestros vecinos, en medio de la sociedad en la que vivimos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Pidamos por todos los que sufren, pero sobre todo por los que se desesperan ante las dificultades que encuentran en su vida, para que podamos ayudarlos a encontrarse con Cristo, y en Cristo encontrar, consuelo fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por las vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, laicales, para que los llamados respondan al Señor como la Virgen. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos los difuntos, de manera particular aquellos que nadie recuerda en sus oraciones, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Y los unos por los otros, para que sigamos caminando con pie firme en este tiempo de Cuaresma, abriendo el corazón a la conversión. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Todo esto te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
(Música, Cuánto te amo, Marcos López)
Ahora oremos hermanos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.
Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la comunión espiritual rezando la siguiente oración.
Creo, señor mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón, y como si te hubiese recibido me abrazo y me uno todo a Ti. Oh, Señor no permitas que me separe de ti. Amén.
Hermanos, que tengan todos, un feliz domingo, que lo puedan pasar con la familia y también con los amigos, si están lejos de la familia que encuentren siempre quien les abra las puertas de su hogar y de su corazón para que puedan encontrar ese calor familiar que todos necesitamos.
El próximo sábado 16 es la Misa Crismal en la santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, a las nueve y media de la mañana. Es la misa en la cual se bendice el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos, y se consagra el Santo Crisma, también es la misa donde los sacerdotes renovaremos las promesas que hicimos el día de nuestra ordenación sacerdotal. Es una celebración de toda la Iglesia, así que todos los que puedan ir ya saben, próximo sábado 16 a las nueve y media de la mañana en la iglesia Catedral.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre. Amén.
Les ha hablado el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima si Dios quiere.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…
(Música, Dios tanto amó, Carlos y Ana)