Irradia, emisión del 31 de diciembre de 2023

Irradia, emisión del 31 de diciembre de 2023

Irradia, emisión del 31 de diciembre de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Fiesta de la Sagrada Familia

“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.” Lucas 2, 29-32

(Música, Ya llegó la Navidad, DR)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Ya llegó la Navidad, DR)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

“Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José y al Niño recostado en un pesebre. Señor Dios que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que los unió, podamos gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por Jesucristo nuestro Señor.” Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, donde quiera que se encuentren. Estamos en el tiempo de Navidad así que puedo decir perfectamente de nuevo Feliz Navidad. Feliz tiempo de Navidad, que se va a extender hasta la fiesta del Bautismo del Señor, así que, si no lo han dicho todavía, a los que se encuentran, pues tienen la oportunidad de hacerlo feliz Navidad. ¿Por qué? Porque la Navidad es Cristo, podrán faltar todo lo que falte, pero si está Cristo, entonces Navidad, y si está Cristo, entonces es Feliz Navidad, la felicidad de que Cristo se hizo presente en Belén para iluminarnos, para acompañarnos, para salvarnos, para estar con nosotros hasta el final de los tiempos. Así que no tengan reparo en decir Feliz Navidad.

Pero hoy celebramos otra fiesta importante, es el domingo, domingo después de Navidad y la Iglesia lo destina a celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Esta sagrada familia modelo de todas las familias, entrega a su hijo Jesús en el templo es lo que nos narra el Evangelio de hoy, la Presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Santísima Virgen, siguiendo el rito que se utilizaba en aquel tiempo que estaba mandado que las madres se purificaran después del parto en el templo, haciendo una ofrenda, dos tórtolas o dos pichones que era la que hacían los más pobres y por supuesto las que hicieron María y José, que eran muy pobres como Abraham había entregado a Isaac en un acto supremo de fe.

Isaac el hijo de Abraham. Abraham sintió que el Señor se lo pedía que le ofreciera en sacrificio, lo que en aquel tiempo no era raro todavía, y no lo pensó. El único hijo, el hijo de la vejez, el hijo en quien tenía la esperanza que se cumpliera la promesa que Dios le hizo de hacerlo padre de un gran pueblo, pero nada de eso fue óbice para que Abraham entregara a su propio hijo. Por supuesto Dios detuvo la mano de Abraham, pero la intención de Abraham era hacer la voluntad de Dios, aun sabiendo que era el hijo en quien se habrían de cumplir las promesas de Dios.

El evangelio de hoy está tomado de el evangelista San Lucas, en el capítulo 2 versículos del 22 al 40.

Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 2, 22-40

El domingo después de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José. Siempre se ha dicho y se repite, y los repetimos, no sé si siempre conscientes de lo que decimos o dispuestos a hacerlo realidad, que la familia es la célula básica de la sociedad, lo más importante en la sociedad; y por supuesto que es así, tan es así, que Dios que pudo haber escogido cualquier vía para que su Hijo viniera este mundo a redimirnos, a salvarnos, escogió la familia, quiso que su Hijo naciera de una mujer, que naciera bajo la ley. Pero no solo de una mujer sino de una familia.

Por eso cuando José dudó en recibir a María su mujer, porque se encontró que estaba embarazada sin haber vivido con él, le dijo no temas José porque lo que en María está, es obra del Espíritu Santo y tú le pondrás por nombre Jesús. No solamente le dice que no tema recibir a María su mujer porque lo que en ella hay es obra de Dios, es obra del Espíritu Santo, sino que le da la responsabilidad sobre ese hijo, le pondrás el nombre. Poner el nombre significa darle toda la autoridad sobre su Hijo, él lo representaría aquí en este mundo, él tendría toda la autoridad para guiarlo, para acompañarlo, para protegerlo, para educarlo, porque era el Hijo de Dios, pero también era hombre, porque sabía encarnado en las entrañas de la Virgen y de ella había recibido carne y sangre, uno igual a nosotros en todo menos en el pecado.

Pero qué importante cuando el Ángel le anuncia a María que va a ser la madre del Salvador, le dice a la Virgen exactamente lo mismo, y le pondrás por nombre Jesús. No era lo habitual, lo habitual era que fuera el padre quien le pusiera el nombre, que fuera el padre a quien tuviera la autoridad sobre sus hijos, pero en este caso Dios le da también la misma autoridad a la madre, le pondrás por nombre Jesús. La autoridad sobre los hijos está compartida entre el padre y la madre, a partes iguales, cada uno tiene esa responsabilidad de educarlo, de acompañarlo, de enseñarlo, de guiarlo. Es cierto que los padres no tienen la propiedad de los hijos, pero si la responsabilidad, tienen que educarlos para que el día que ellos tomen su propio camino, tengan las armas necesarias para ser hombres y mujeres de bien.

Que así el Señor nos lo conceda.

(Música, Niño Dios, Athenas)

Hermanos hagamos ahora nuestra profesión de fe pidiéndole al Señor que nos ayude a vivir conforme a la fe que profesamos, y que esa fe mantenga unidas nuestra familia, no importa que geográficamente, físicamente estemos lejos.

Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Sí, creo.

Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre. Sí, creo.

Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Sí, creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.

Ahora hermanos, oremos pidiéndole al Señor por nuestras necesidades, de manera particular por nuestras familias.

Por la Iglesia, para que seamos realmente una comunidad de amor, una familia, la familia de Dios y demos testimonio de Él en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren, porque están tristes, porque están solos, para que encuentren siempre el corazón abierto de los cristianos para acogerlos y acompañarlos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que muchos jóvenes y muchachas generosos estén dispuestos a escuchar el llamado del Señor a guiar a su familia, que es la Iglesia. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, especialmente por nuestros padres o madres difuntos, por nuestros hermanos o hermanas difuntos, por nuestros familiares difuntos, para que el Señor perdonadas sus faltas, los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que no olvidemos que formamos parte de la gran familia que es la humanidad, creada por Dios para vivir en paz y armonía y seamos instrumentos de su amor. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo está súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces, te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

 

Ahora hermanos recemos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó, nos enseñó a llamar a Dios Padre, pero nos enseñó también que somos hermanos porque tenemos un mismo Padre.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Bueno hermanos, que tengan un feliz domingo, domingo de la Sagrada Familia, domingo de la familia, aunque de las familias es todos los días, todos los domingos, toda la semana, todo el año; pero que hoy lo puedan disfrutar en familia, compartir los unos con los otros, alegrías, penas, esperanzas, tristeza, pero juntos compartiéndolo, porque todo compartido se siente mejor. Las alegrías, pero también las penas porque sabemos sobrellevarlas los unos sobre los hombros de los otros también.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre. Amén.

Aprovecho para desearles ya un feliz y bendecido año 2024. Un abrazo grande para todos. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Como pastores, Siervas)

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