Irradia, emisión del 26 de noviembre de 2023

Irradia, emisión del 26 de noviembre de 2023

Irradia, emisión del 26 de noviembre de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario
Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo

“Cada vez que lo hicieron con uno de éstos, mis humildes hermanos,
conmigo lo hicieron” Mateo 25, 40

(Música, Cristo Rey, Dumas y Mary)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Cristo Rey, Dumas y Mary)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

“Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, a Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede benigno a toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo”. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches donde quiera que se encuentren, como siempre una alegría, un gozo, poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, y sobre todo compartir la Palabra de Dios. Esa palabra que nos acompaña durante toda la semana que ahora termina, y nos va a acompañar también durante toda la semana que vamos a comenzar. Debíamos encontrar siempre una frase, un versículo de la Palabra de Dios del domingo que hemos celebrado, que nos acompañe a lo largo de toda la semana, para estimularnos, para consolarnos porque no, para fortalecernos, para iluminarnos a lo largo de toda la semana. Así que los invito a eso, cuando lean después detenidamente con calma el Evangelio o cualquiera de las lecturas de este domingo, pues que escojan una frase y la utilicen durante toda la semana para reflexionar, para meditar, para orar, para repetirla como una jaculatoria, esa oración que casi se ha olvidado que son pequeñas frases que repetimos durante el día, para poder convertir nuestro día también en oración. Pues nada, una alegría y un gozo poder compartir con ustedes con todos la Palabra de Dios en esta mañana del domingo, fiesta, solemnidad de nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo.

Dios es el Rey del universo, el pastor de la humanidad, y el juez supremo de vivos y muertos nos dice la primera lectura, tomada del Antiguo Testamento del profeta Ezequiel. San Mateo en el Evangelio reproduce las palabras de Jesús, quien anuncia cuando venga el Hijo del hombre rodeado de su gloria acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria, su Padre al resucitarlo entre los muertos hizo de Él, como dice San Pablo en la segunda lectura en la primera carta a los Corintios, la primicia de la humanidad nueva. El Padre hizo de Jesús al resucitarlo de entre los muertos, la primicia de la humanidad.

El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Mateo, en el capítulo 25, versículos del 31 al 46.

Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 25, 31 – 46)

Como ya dije, celebramos hoy la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, con la cual terminamos el año litúrgico y damos paso al tiempo de Adviento. El próximo domingo será el primer domingo de Adviento, este tiempo de alegre y confiada espera, en que los cristianos nos preparamos durante cuatro semanas para celebrar la Navidad, para que la Navidad no sea sólo una fiesta exterior, que es importante, los arbolitos, las luces, los nacimientos, eso le dan un toque particular especial a la Navidad, cuando los podemos poner en nuestros hogares, cuando los vemos en los lugares públicos, eso nos va como que regocijando interiormente, nos va poniendo a tono para la celebración de la Navidad.

Pero sobre todo el cristiano tiene que celebrar la Navidad interiormente, independientemente de las condiciones y situaciones externas que pueda haber, porque la Navidad celebra el nacimiento del Hijo de Dios en Belén, de María, de sus purísimas entrañas, la escogida, la favorecida, la llena de gracia. La razón de la Navidad es Jesús, ese es el sentido de la Navidad, no es ni el árbol de Navidad que es tan bonito, ni es la cena de Navidad que es tan buena porque cuando se puede hacer reúne y convoca a la familia. El sentido de la Navidad es el nacimiento del Hijo de Dios que se hace hombre y pone su morada en medio de nosotros.

El año litúrgico termina con la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. ¿Por qué Rey del universo? Porque Jesús ha ganado este universo al precio de su sangre derramada y de su vida entregada por nosotros, nos ha rescatado, nos ha redimido. Nos ha hecho hijos en Él, que es el Único Hijo, nos ha abierto las puertas del reino de los cielos, nos ha hecho coherederos con Él del reino de los cielos.  Jesús ha ganado este mundo al precio de su sangre y al precio de su entrega, de entregar su vida. Generalmente el mundo se gana, humanamente, al precio de la sangre de los otros derramada, y al precio de la vida por otros entregada, pero en este caso no, es Jesús quien se entrega, es Jesús quien derrama su sangre que nos purifica, para que podamos comenzar una vida nueva.

La liturgia durante estos últimos domingos y de manera especial hoy, nos recuerda que el Señor vino en Belén, que el Señor viene porque nos lo ha prometido, estaré con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos y las puertas del mal no prevalecerán. Pero el Señor vendrá al final de los tiempos, vendrá sobre las nubes del cielo, vendrá no ya como un niño frágil, débil, vulnerable, vendrá como Rey del universo, vendrá como Juez Supremo para juzgar este mundo por el amor, por el amor que hayamos tenido y por el amor que Dios nos tiene, nos pedirá cuenta de lo que hemos hecho con nuestra vida, de lo que hemos hecho con las gracias que recibimos cada día, de lo que hemos hecho con la salvación que se nos ha alcanzado a un precio tan alto.

Vendrá a pedirnos cuenta de lo que hemos hecho con este mundo, que el Señor creó para nosotros, lo puso en nuestras manos para que lo desarrollaremos, para que lo hiciéramos crecer, para lo que los compartiéramos, para que fuera un hogar para todos, porque tenemos un mismo origen, porque todos salimos de las manos de Dios, todos somos creación de Dios. El Señor vendrá a pedirnos cuenta, con todo derecho, porque Él es quien ha puesto en nuestras manos toda la obra de su creación, que creó por amor, porque no necesitaba crearlo, porque nos creó por amor porque no necesitaba crearnos. Dios no necesita nada, es suficiente en sí mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos creó por amor y por amor nos entregó este mundo, y por amor se nos da a conocer, y por amor nos acompaña cada día. Así que tiene todo el derecho de preguntarnos que hemos hecho con tanta gracia que recibimos cada día, pero sobre todo vendrá a preguntarnos si hemos cumplido el mandamiento de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado.

Por eso en el Evangelio de hoy donde el Señor enseña a través de una parábola, de una imagen, cómo será ese último día, como será ese juicio, nos dice que cuando el Señor venga dirá, vengan a mí benditos de mi Padre tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Vengan a los de su derecha, vengan a mí, benditos de mi Padre, ¿por qué? Porque tuve hambre y me dieron de comer, porque tuve sed y me dieron de beber, porque estuve desnudo y me vistieron, porque estuve enfermo y me visitaron, en la cárcel y me fueron a ver, porque lo hicieron. ¿Y con quién lo hicimos Señor le preguntaremos, cuando te vimos enfermo, en la cárcel, peregrino, hambriento, desnudo y tuvimos caridad, amor para contigo? Cada vez que lo hicieron con uno de estos pequeños hermanos míos necesitados, conmigo lo hicieron.

El Señor no nos preguntará más que eso. ¿Hemos hecho el bien, nos hemos esforzado por hacer el bien cada día sin cansarnos, nos hemos esforzado por ayudar, por tender la mano, por amar a nuestro hermano como Él nos ama? Por eso también dirá y a los de su izquierda les dirá, lejos de mí. Lejos de mí por qué. Porque no tuvieron amor, porque no tuvieron caridad, porque no fueron capaces de ocuparse del enfermo, del preso, del desnudo, del hambriento, del que no tenía techo, por lo menos para tenderle la mano, para acompañarlo, porque no siempre podemos resolver las necesidades de los demás, no es posible. Pero siempre podemos estar ahí con una palabra de aliento, con la Palabra de Dios, con nuestra presencia, hay quien necesita solamente saber que hay alguien que se preocupa, que se ocupa, que está presente, que lo puede acompañar, que puede caminar con él. Tantas personas que se sienten solas, abandonadas, que a nadie le interesa.

Entonces hermanos míos en este final del año litúrgico, en que la Iglesia nos recuerda que también habrá un final, un final para cada uno cuando el Señor nos llama su presencia, por cada uno tendremos que presentarnos antes o después, no sabemos el momento; pero también un final para todos cuando vengan los cielos nuevos y la tierra nueva. Que podamos habernos esforzado por cumplir el mandamiento de amarnos los unos a los otros, y nos hallamos esforzado por hacer el bien cada día sin cansarnos, sin esperar nada a cambio, porque cuando esperamos algo a cambio, cuando lo recibimos ya hemos recibido la recompensa que queríamos, o nos desalentamos cuando no lo recibimos y nos echamos atrás, no sin esperar nada a cambio, simplemente el cumplir el mandamiento que el Señor nos ha dejado.

Que así el Señor nos lo conceda.

(Música, El Rey del Universo, DR)

Hermanos, renovemos nuestra profesión de fe, pidiéndole al Señor que nos dé la fuerza para vivir conforme a la fe que profesamos.

Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Sí creo.

Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre. Sí creo.

Creen en el Espíritu Santo en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Sí creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.

Y ahora hermanos, presentemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, sabiendo que Él siempre nos escucha, y siempre nos responde.

Pidamos en primer lugar por la Iglesia, para que fieles al mandato del Señor demos testimonio de Él con la palabra y con la vida en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que puedan encontrar en Cristo a través de nosotros cristianos, la fuerza, el consuelo, la esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los difuntos, de manera particular aquellos que nadie recuerda en sus oraciones, para que, perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que estemos con nuestras lámparas encendidas esperando al Señor que vendrá, que vino, que viene. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo esta súplica y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces, te las presentamos por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor. Amén.

Ahora hermanos oremos con la oración que el Señor nos enseñó, la oración en que aprendemos a llamar a Dios Padre, con todo lo que esto significa, pero también a llamarnos hermanos los unos a los otros, porque somos hijos del mismo Padre.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Hermanos todos aquellos que no han acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la comunión espiritual rezando la siguiente oración.

Creo, Señor mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo, ardientemente, recibirte dentro de mi alma; pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiese recibido, mi abrazo y me uno todo a Ti. Oh, Señor no permitas que me separe de ti. Amén.

Que tengan todos, un feliz domingo, que lo puedan pasar en familia, aprovechando este día para compartir, para estar juntos, lo que quizás no se puede hacer durante toda la semana debido a las obligaciones, a los trabajos, entonces hay que aprovecharlo para pasarlo con la familia. Pero no olviden, siempre se los digo y lo repito, a todas aquellas personas, amigos que por una razón u otra están lejos de su familia, y necesitan también ese calor que nosotros podemos darle, acogerlos, invitarlos, acompañarlos, que sientan que no están solos, que no puedan pasar este domingo sin nadie que le tienda la mano.

Entonces que tengan un feliz domingo, y durante la semana no se olviden de dar gracias a Dios estamos terminando el año litúrgico, vamos a comenzar el Adviento, estamos ya ahorita a las puertas del Año Nuevo, aprovechemos este tiempo para hacer como un recuento del año que está terminando, para ver sobre todo las cosas buenas que hemos recibido del Señor, porque las malas siempre las tenemos presentes, pensemos qué cosas buenas he recibido del Señor y sobre todo que en mis momentos más difíciles el Señor ha estado ahí siempre, para consolarme, para fortalecerme, para ayudarme, que camina a mi lado, que no estoy solo, y darle gracias. Es buen tiempo para ejercer esa virtud tan importante que es la gratitud.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes familiares y amigos, y los acompañe siempre. Amén.

Les he hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Rey de Reyes, Yuli y Josh)

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