Irradia, emisión del 8 de octubre de 2023
Irradia, emisión del 8 de octubre de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXVII del Tiempo Ordinario
“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente” Mateo 21, 42
(Música, El Dueño de la Viña, Javier Brú)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, El Dueño de la Viña, Javier Brú)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.
En tu voluntad Señor está puesto el universo, y no hay quien pueda resistirse a ella, tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento. Tú eres Señor del universo. Dios todopoderoso y eterno que en la abundancia de tu amor sobrepasan, los méritos y aún los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, donde quiera que se encuentren. Una alegría y un gozo poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, y sobre todo compartir la Palabra de Dios en este vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario.
La viña del Señor de los ejércitos, dice el profeta en la primera lectura, es la casa de Israel. En el Evangelio, la parábola de los viñadores homicidas tiene mucho que ver con aquellas palabras del profeta, porque al rechazar al Hijo de Dios, el pueblo de Israel sufriría la catástrofe y Dios se buscaría otro pueblo. Por su parte San Pablo en la segunda lectura, invita a los cristianos a vivir intensamente bajo la mirada de Dios y a obrar de acuerdo con el buen ejemplo recibido.
El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Mateo, en el capítulo 21, versículos del 33 al 43.
Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 21, 33-43)
Leyéndolo, para compartirlo con ustedes en esta mañana, me venía a la mente esa frase que se repite tanto en lo que tiene que ver con la Virgen, sobre todo en el Evangelio de San Lucas en los primeros capítulos, María guardaba estas cosas para meditarlas en su corazón. María una mujer de fe, María una mujer abierta a la Palabra de Dios y a la voluntad de Dios, pero como todo hay cosas que no comprendía.
¿Qué hacía María?, las guardaba en su corazón y allí las meditaba, porque sabía que la Palabra de Dios siempre tiene una respuesta, siempre tiene una razón; lo que sucede, siempre tiene una razón de ser, que el Señor nos habla a través de los acontecimientos, alegres y tristes de la vida, a través de los acontecimientos de la sociedad, a través de los acontecimientos en nuestra propia vida familiar, personal, nada ocurre por azar, por casualidad. Ya lo había dicho antes, la casualidad no existe, existe la providencia de Dios, todo tiene una razón, todo tiene una respuesta, pero no siempre comprendemos, porque como dice el Señor, sus caminos no son nuestros caminos. Entonces, como la Virgen hay que guardarlo y meditarlo, y rezarlo, para que cuando el Señor estime, se haga la luz en nuestra mente y en nuestro corazón.
Por eso la Palabra de Dios hay que leerla, hay que estudiarla por supuesto, hay que saber qué nos enseña la Iglesia, cómo interpreta la Iglesia la Palabra de Dios, porque el Señor le ha dado esa responsabilidad al entregar las llaves a Pedro, lo que abras quedará abierto lo que cierres quedará cerrado. Pero tenemos que meditarla, porque en la Palabra de Dios encontramos eso, la respuesta del Señor.
En el Evangelio de hoy, el Señor está hablando de nuevo con los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, los jefes religiosos del pueblo, los que debían enseñar y conducir, y guiar al pueblo por los caminos de Dios, pero que no, no comprendían. No, no eran capaces de descubrir lo que descubrió, lo que descubrieron los pastores, cuando el Ángel les anuncia el nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén, y llegan allí aquellos hombres rústicos y se arrodillan, y adoran, porque son capaces de mirar con el corazón y descubrir que aquel niño envuelto en pañales, recostado en un pesebre porque no tenía lugar donde nacer que no fuera ése, es el Hijo de Dios.
O como los Reyes, aquellos hombres que vinieron de lejos siguiendo una estrella, una luz, buscando, buscando, porque eso es lo que hicieron los Reyes Magos buscar. Hombres instruidos que sabían que Dios tenía un mensaje para ellos, y cuando llegaron al portal de Belén no a un palacio, no delante de personas importantes según los criterios del mundo sino a un establo, y ¿qué encontraron allí?, un hombre y una mujer jóvenes con un niño, envuelto en pañales y recostado en un pesebre, más pobres no podían ser y aquellos hombres también se arrodillaron y adoraron. Porque miraron con el corazón, fueron capaces de descubrir lo que los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo no eran capaces de descubrir, estaban tan abroquelados, tan encerrados en creer que ellos tenían todas las respuestas, que no eran capaces de ver lo que tenían delante de sus narices.
Y el Señor con esa paciencia infinita que tenía, no solo con ellos, sino también con los apóstoles, con los discípulos, porque a veces el Señor tiene que tener una paciencia infinita también con nosotros. No con los que no creen, no con los que siguen otro camino, si no con nosotros mismos, tiene que tener una paciencia infinita y la tenía, pues les hace, les cuenta, les narra, una parábola para ayudarlos a comprender.
Uno podría pensar para darles en la cabeza, no. A veces el Señor era duro, fuerte, pero hay corazones a los que hay que tocar con fuerza para que respondan, y esto es lo que quería el Señor, que respondieran. Conviértanse porque el reino de Dios está cerca.
No es la tristeza del que no se siente escuchado, es la tristeza del que sabe que trae una palabra que es capaz de cambiar la vida y que aquellos que la escuchan no la acogen. No es el que no me hagan caso a mí, no es el que no me sigan a mí, sino que no siguen la Palabra de Dios, el mensaje de Dios, el regalo de Dios que los puede iluminar, que los puede sostener, que los puede consolar, que los puede llenar de esperanza, que les va a dar fuerza para seguir adelante.
Y les narra la parábola de este propietario que planta un viñedo, lo rodea de una cerca, un lagar, construye una torre para el vigilante y luego lo alquila a unos viñadores y se va, se los deja. Y cuando supone que ya el viñedo está dando fruto, pues manda a buscar la parte que le corresponde a él. ¿Y qué sucede?, que no quieren darle nada; y no solamente no le quieren dar, sino que se apoderaron de los criados que envió, que golpearon a uno, mataron a otro y a los demás los apedrearon.
Y volvió a mandar otros, así nos lo narra la parábola, en mayor número que los primeros y los trataron de igual modo: Y por último, les mandó a su propio hijo, pensando a mi hijo lo van a respetar, lo van a escuchar, pero al contrario, porque los pensamientos nuestros no son los pensamientos del Señor. ¿Qué pensaron ellos? Si acabamos con el hijo, pues nos quedamos con todo, este es el heredero, vamos a matarlo. Nos quedaremos con su herencia.
Y entonces el Señor les hace la pregunta a los sumos sacerdotes, a los ancianos, a nosotros hoy, porque la Palabra de Dios es para ayer, es para hoy, es para mañana, la Palabra de Dios es para siempre. Cuando escuchamos el Evangelio y nos dice los sacerdotes, los sumos sacerdotes, los ancianos del pueblo, pensemos sí, a ellos, pero también a nosotros nos está hablando el Señor hoy. Y a ellos y a nosotros nos pregunta, díganme cuando vuelve el dueño del viñedo qué hará con eso viñadores.
Y cuál fue la respuesta, la misma que hubiéramos dado nosotros, dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo. Si hubiera sido en nuestro tiempo hoy, el Señor habría dicho aplíquense eso ustedes, aplíquenselo. ¿No han leído nunca en la escritura la piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el reino de Dios. ¿Decirle eso a los sumos sacerdotes, a los ancianos del pueblo?, y se le dará un pueblo que produzca sus frutos.
Pero eso también nos dice el Señor a nosotros, que a veces tenemos el corazón duro, que no escuchamos la palabra de Dios, que no seguimos su camino, que no hacemos como la Virgen, que no guardamos las cosas que no comprendemos para meditarlas en nuestro corazón, para preguntarnos, ¿Qué quieres Señor? ¿Qué nos estás diciendo Señor a través de los acontecimientos? Los acontecimientos en mi vida, en mi familia, en mi barrio, en mi escuela, en mi trabajo, en la sociedad en la que viven, en el mundo en que vivo, ¿qué me estás diciendo Señor? Para entonces poder responder. Porque si no nos ocurrirá como a ellos, que tenemos este regalo inconmensurable de la gracia de Dios, de la salvación de Dios, de la presencia de Dios, del amor de Dios, de la misericordia de Dios, y la derrochamos.
Entonces pidámoslo así hermanos míos en esta mañana de domingo al Señor. Ayer sábado, día 7, celebramos la fiesta de la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Pidamos que nosotros como la Virgen guardemos todas las cosas, la Palabra de Dios, los acontecimientos de nuestra vida en nuestro corazón, y los meditemos, para poder responder, para no quedarnos paralizados, para no quedarnos en la queja inútil ante las dificultades que podemos encontrar, familiares, sociales, de todo tipo, sino que podamos seguir adelante, que podamos buscar respuestas, porque nada ocurre por gusto, porque todo es providencia de Dios. ¿Qué quieres Señor, qué me estás diciendo, qué me estás pidiendo? Para con su gracia, poder responderle.
Celebramos el pasado miércoles día 4 la fiesta de San Francisco de Asís, este hombre que tenía todos los privilegios que puede dar el nacimiento, la riqueza, que tiene la cabeza llena de pájaros, con tantas ilusiones, que él quería hacer esto y lo otro, ir a la guerra y triunfar, y ser un general… Hasta que se encontró con el Señor, hasta que en medio de sus pruebas pudo reflexionar y meditar estas cosas en su corazón, y encontrar la respuesta de Dios para él, y dejarlo todo para vivir el Evangelio, para vivir el Evangelio.
Daría para mucho más, pero vamos a pedirle eso en este domingo al Señor y a la Virgen, que guardemos, que meditemos, que reflexionemos su palabra, y a la luz de su Palabra los acontecimientos, para descubrir cuál es el camino de Dios para nosotros.
Que así Él nos lo conceda.
(Música, Bueno es el Señor, la promesa, Dumas y Mary)
Hermanos oremos fervientemente a Dios Padre Todopoderoso que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad digámosle todos con fervor, Te rogamos Señor R/ Te rogamos Señor.
Por la Santa Iglesia para que la conserve y proteja con su amor. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.
Por los pueblos de toda la tierra para que conserven ellos la paz. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.
Por todos los que están angustiados con diferentes necesidades, para que les dé ayuda y remedio. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.
Por todos los difuntos, de manera particular aquellos que nadie tiene en cuenta en sus oraciones, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.
Por nosotros mismos y nuestras comunidades, para que se digne aceptarnos como una ofrenda agradable. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.
Señor refugio y fortaleza, nuestro escucha benignamente las oraciones de tu Iglesia y concédenos con abundancia lo que te hemos pedido con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Que tengan todos, un feliz domingo, que puedan disfrutarlo con la familia, compartir con ellos, aprovechar este día y también con los amigos, teniendo en cuenta aquellos que por una razón u otra están lejos de sus familias, para que puedan sentir este calor familiar que tanto necesitamos.
Quiero terminar hoy con la oración de San Francisco de Asís, quiero que la recemos despacio y que después la guardemos y la meditemos en nuestro corazón, para que no sean solo palabras sino sean deseos profundos de nuestro corazón como lo fue del corazón de San Francisco de Asís.
Señor, hazme instrumento de tu paz
donde haya odio siempre yo amor,
donde haya injuria, perdón,
donde haya duda Fe
donde haya desaliento Esperanza
donde haya sombras luz
donde haya tristeza alegría
O Divino Maestro concédeme
que no busque ser consolado, sino consolar
ser comprendido, sino comprender
ser amado, sino amar
porque dando es como recibimos
perdonando es como tú nos perdonas
y muriendo en ti es como nacemos a la vida eterna.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre. Amén.
Les ha hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba, hasta la próxima.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…
(Música, Dime, Alfareros)