Irradia, emisión del 1 de octubre de 2023

Irradia, emisión del 1 de octubre de 2023

Irradia, emisión del 1 de octubre de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

“Que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”
Filipenses 2,10

(Música, Te equivocas, Jon Carlo)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Te equivocas, Jon Carlo)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

Todo lo que hiciste con nosotros Señor, es verdaderamente justo, porque hemos pecado contra ti y hemos desobedecido tus mandatos, pero haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia. Señor Dios que manifiestas tu poder de una manera admirable, sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, multiplica tu gracia sobre nosotros para que apresurándonos hacia lo que nos prometes nos hagas partícipes de los bienes celestiales. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches como siempre un gusto, una alegría, un placer, poder compartir con ustedes este pedacito del domingo, y sobre todo compartir la Palabra de Dios. Le damos gracias al Señor por la semana que ha terminado y le encomendamos la semana que comienza.

El Señor espera a que el pecador se vuelva hacia Él y entonces tenga nueva vida como dice el profeta Ezequiel en la primera lectura. Lo mismo nos quiere decir Jesús al relatarnos la parábola de los hijos a quienes su padre mandó a trabajar en la viña, en el Evangelio. San Pablo nos habla de la vida diaria del cristiano que debe seguir el ejemplo de Cristo en su pasión, porque los cristianos deben vivir humildemente ya que el Hijo de Dios se humilló hasta morir en la cruz, eso nos dice San Pablo en la segunda lectura tomada de la carta a los cristianos de la comunidad de Filipos, a los Filipenses.

El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Mateo, en el capítulo 21, versículos del 28 al 32.

Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 21, 28-32)

Cada vez que yo leo este fragmento del evangelio de San Mateo me viene a la mente un refrán, los refranes son fruto de la sabiduría popular. Generalmente acierta, algunas veces son muy taxativos, pero generalmente aciertan, y este refrán nos dice que obras son amores y no buenas razones. El amor se demuestra con obras, el amor se demuestra haciendo no diciendo yo te amo, no explicando cómo yo te amo, sino como obras de amor. También es necesario decirlo porque nos gusta escuchar de parte del otro eso, que nos ama.

La Sagrada Escritura está llena de esos ejemplos, de cuántas maneras el Señor lo mismo en el Antiguo que en el Nuevo Testamento nos dice que nos ama, hasta llegar al punto culminante tanto Dios al mundo que nos entregó a su único hijo, pero no solo nos lo dice, sino que nos lo demuestra con obras. También la Sagrada Escritura es testimonio fiel de todo lo que el Señor hace para demostrarnos con obras, su amor, desde la creación. ¿El señor tuvo necesidad de crearnos? No, al contrario, somos un dolor de cabeza para Dios, pero no creó y ¿cuál es la razón, la única razón para que nos creara? Por amor, porque Dios es amor, podríamos decir, no para que lo alabáramos, Dios no necesita que lo alabemos; no para que hagamos sus obras, Dios no necesita que hagamos sus obras. Dios no necesita nada, Dios es completo en sí mismo, Padre Hijo y Espíritu Santo. Nosotros somos lo que necesitamos amar a Dios, nosotros somos lo que necesitamos hacer sus obras, vivir conforme a Su palabra porque ese es el único camino en el que encontraremos la felicidad.

Cuando el Señor nos da sus mandamientos, cuando el Señor nos dice vayan por aquí, vayan por allá, no es porque Él necesite demostrar su poder sobre nosotros, no es para imponerse sobre nosotros, no es para decirnos el que mando soy yo, no; es porque sabe que eso es lo mejor para nosotros, porque sabe que ese es el camino, porque nos ha creado para ser felices ya desde este mundo, no esperar a la vida eterna que será la plenitud de la felicidad, pero Dios quiere que seamos felices en este mundo. Nosotros somos los que impedimos que podamos ser felices, ¿por qué? Porque no seguimos el camino del Señor, de amor de generosidad, de entrega, de perdón, de comprensión de respeto. Hacemos todo lo contrario. Queremos imponernos a los demás, queremos que los demás hagan lo que yo digo, queremos estar por encima de los demás, y entonces eso trae enfrentamientos, dificultades, incomprensiones, que nos impiden ser felices.

A veces preguntamos ¿y por qué el Señor permite las enfermedades de las que se mueren los niños? Y es verdad que eso trae dolor, por qué el Señor permite terremotos o tsunamis, o esos grandes incendios que estamos viendo y es verdad que eso trae dolor; pero más dolor trae en el día a día, cuando la familia no hay comprensión, cuando no somos capaces de respetarnos, cuando no somos capaces de tender la mano, cuando no me siento hermano de mi vecino sea quien sea, cuando no soy capaz de abrirme a ayudar al que lo necesita sin preguntarme quién es. ¿Cuánto dolor se evitaría en este mundo si siguiéramos el camino de amarnos unos a los otros como el Señor nos ama? Si siguiéramos lo que nos dice el Señor amen a sus enemigos. En primera que no debíamos tener enemigos.

Entonces los refranes y volvamos a los refranes son fruto de la sabiduría popular, del día a día, de la experiencia, obras son amores y no buenas razones y es lo que nos dice el Evangelio de hoy., lo que enseña Jesús con la parábola de hoy. ¿A quiénes? A los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, a los jefes religiosos de Israel, a los que suponía que eran perfectos que tenían que guiar al pueblo; y les dice la parábola del Señor que tiene dos hijos y tiene una viña, y va y le dice al hijo mayor ve a trabajar a mi viña, y el hijo mayor le dice, sí como no padre allá voy a trabajar, pero no va. Y le dice al más pequeño ve a trabajar a mi viña y el más pequeño le dice no quiero no quiero ir a trabajar sencillamente no quiero, pero al final reflexiona medita y va a trabajar a la viña. Y les pregunta Jesús a los sumos sacerdotes, a los ancianos del pueblo, ¿cuál de los dos cumplió la voluntad del padre? Y estos le respondieron por supuesto, qué podían decir, el segundo. El que en un momento dijo no quiero ir, pero después fue; no el primero el que dice sí, estoy dispuesto cómo no, yo lo voy a hacer….

Tenemos tanta experiencia de eso, del que te dice si yo voy mañana, no yo voy dentro de un rato, si yo me ocupo de eso, pero te puedes sentar tranquilamente sobre un cojín a esperar porque nunca llega. Y tenemos la experiencia contraria, la de aquel del que no esperamos nada, del que a veces acudimos porque ya no nos queda más nadie a quien acudir, vamos a decírselo a ver, pero sin mucha esperanza y sin embargo este el que saca la cara, el que nos tiende la mano, el que nos ayuda, del que menos esperamos, muchas veces es de quien recibimos. Y ese es el que ama, el que, aunque a veces refunfuña porque siempre a mí, tengo que ir yo y tengo que hacerlo, y por qué. Pero que al final el corazón se conmueve y tiende la mano.

Obras son amores y no buenas razones. Es lo que nos dice el Evangelio de hoy, tenemos que vivir el mandamiento de amarnos los unos a los otros y qué significa eso, ayudarnos; qué significa eso, compartir lo poco o lo mucho que tenemos, pero sobre todo compartirnos nosotros, estar disponibles nosotros, para dar una palabra de aliento, para acompañar al que está solo, el que está enfermo, para animar al que está triste, para estar siempre atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor; no para comentar después que es lo que solemos hacer, no estar atento a todo lo que pasa para después decir, mira y pasó esto y lo otro, no.

Atentos como la Virgen en las bodas de Caná para ir a Jesús y decirle les falta el vino, para acercarnos y ayudar sin llamar la atención, sin esperar reconocimiento ni siquiera agradecimiento, porque ése, el Señor por su infinita misericordia, no porque lo merezcamos, nos lo dará. Porque ni un vaso de agua que demos en su nombre, quedará sin recompensa.

Entonces pidámoslo así hermanos míos al Señor en esta mañana de domingo, Señor que, aunque a veces me cuesta, que sea capaz siempre de demostrar mi amor con obras; que, aunque a veces tengo la tentación y lo digo, de decir no, ya no voy a seguir y no lo voy a hacer, y cuando llaman a la puerta no voy a abrir, que nuestro corazón reflexione y como el hijo más pequeño vayamos a trabajar a la viña del Señor ayudando, compartiendo, tendiendo la mano, en definitiva haciendo las obras de amor.

Que así el Señor nos lo conceda.

 (Música, Recuerda, Señor, la promesa, Dumas y Mary)

Ahora hermanos renovemos nuestra profesión de fe pidiéndole al Señor que, con su gracia, con su fuerza, podamos vivir cada día conforme a la fe que profesamos, recordando que obras son amores y no buenas razones.

¿Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra? Sí, creo.

¿Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? Sí, creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.

Y ahora presentemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre.

En primer lugar, por la Iglesia, para que fieles al mandato del Señor demos testimonio de Él muerto y resucitado por nosotros con la palabra y con la vida, viviendo conforme a la palabra. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren ese desesperan ante las dificultades cotidianas, para que puedan encontrar a Cristo y en Él encontrar consuelo fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, recordemos que este domingo, el primer domingo de octubre, Día del Seminario, pidamos por nuestros seminaristas, para que el Señor los fortalezca y puedan ser fieles a la llamada y a la respuesta que han dado esa llamada, pero también para que el Señor nos bendiga con abundantes y santas vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos y encomendemos a nuestros hermanos los padres paúles y a las Hijas de la Caridad que el pasado miércoles 27 celebraron la fiesta de su santo fundador, San Vicente de Paúl, para que puedan seguir siendo siempre fieles al carisma de su santo fundador. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, de manera particular aquellos que nadie recuerda en sus oraciones, para que perdonar sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que reconociendo nuestros pecados seamos capaces de pedir perdón al Señor, e ir a trabajar a su viña cada día cuando Él nos llama. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que tú conoces, te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

Ahora hermanos, oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén

Hermanos que tengan todos, un feliz domingo, hoy también en la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús así que tengamos una oración particular por la comunidad, por la parroquia de Santa Teresita, por su párroco, por todos los que en ella viven su fe, para que como Santa Teresita puedan dar testimonio del Señor con sus obras de cada día. Y también pues, que puedan pasar un domingo feliz en familia, compartiendo los unos con los otros todo lo que durante la semana no han podido hacer, recordando, siempre lo repito de aquellos que quizás están solos, que están lejos de su familia por cualquier razón, acójanlos para que ellos también sientan ese calor familiar que tanto se necesita.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre. Amén.

Les ha hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba, hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Nombre sobre todo Nombre, Hakuna Group Music)

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