Transcripción homilía del P. Camilo de la Paz Salmón Beatón, eucaristía Domingo XXV del Tiempo Ordinario, 24 de septiembre de 2023
Transcripción homilía del P. Camilo de la Paz Salmón Beatón
Párroco de Santa Lucía en Santiago de Cuba
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
Domingo XXV del Tiempo Ordinario, 24 de septiembre de 2023
“El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.” Salmo 144
Hermanos,
Hoy la liturgia de la palabra para este domingo, nos ubica en un concepto muy importante para el Nuevo Testamento y por supuesto para la Iglesia, que es la Viña. Precisamente la Viña es eso, la Iglesia, que es el lugar donde Dios ha querido derramar sus gracias en su Hijo, y ha querido que el hombre se salve por la salvación de Jesús en la Iglesia. La Viña, a partir de ahí realizaremos la predicación.
Hoy al inicio de la misa presentamos a los pies de la Virgen una intención muy especial, en este día en que nosotros recordamos a la Virgen con el título de La Merced, es el título con el cual se vincula la protección maternal de María a todos los cautivos. Y hoy en esa lectura del libro de Isaías, que se nos habla de la necesidad de volver al Señor en una búsqueda constante, utiliza términos precisos de cautivos, como es el caso de los criminales.
Hoy no tengo que hablar de los criminales, hoy yo tengo que hablar de la responsabilidad que tiene la sociedad y que tenemos nosotros como iglesia, de siempre y constantemente proponernos recibir a todos los niños, adolescentes, jóvenes, que específicamente le han perdido el sentido a la vida por muchas causas. La Iglesia está llamada como Madre a recibirlos y a orientarlos en la catequesis, siempre con los templos abiertos, siempre presentando a Cristo como modelo único y acabado de la humanidad, como persona original capaz de hacernos feliz. Cuando nosotros como sociedad, como Iglesia, tengamos siempre como brújula de dirección llevar al hombre a Cristo, entonces, a pesar de todas las circunstancias, los hechos de violencia disminuirán.
Es por eso la responsabilidad de los Estados en el mundo, para que en la escuela en el Plan de Educación se permita hablar de Cristo, en las aulas deben de ser permitidas las cruces con Cristo, la primera palabra que cada niño debe de aprender a leer y a escribir es Cristo. Cuando nosotros como humanidad aprendamos a ver que el hombre lo que necesita es Cristo, entonces los penales disminuirán; entonces, los criminales buscarán a Cristo en una constante búsqueda de su nombre porque es el único nombre, como hombre nuevo, que alimenta y le da sentido a la vida, no por gusto San Pablo dice mi vida es Cristo.
San Pablo como gran intelectual comprendió en esa caída en el camino a Damasco que, en el piso, ajeno de todas sus fuerzas y del orgullo intelectual, en el piso, él sintió la voz, la voz de Cristo que se identifica con su iglesia, ¿por qué me persigues Pablo? Y la vida de Pablo cambió sustancialmente. Y Pablo fue un hombre nuevo, y Pablo fue constituido como apóstol de los gentiles. Es por eso, el drama de él en la carta a los Filipenses, que prefiere aún vivir en este mundo para la gloria de Dios y la salvación de las almas, antes de irse ya para el cielo ¿por qué? Porque en el mundo Pablo pudo comprender, que el mundo necesita de la evangelización que es la única capaz de llevar un proyecto de paz verdadero, no de una falsa no violencia o de una falsa paz, no, Cristo es nuestra paz.
En esa paz nosotros contemplamos, como les decía al inicio, esa Viña y vamos a hacerlo desde lo más profundo del Inmaculado Corazón de María como la conocemos nosotros los cubanos, con el título de la Caridad, y como hoy la invocan muchos presos con el título precioso de la Merced. Cuando nosotros contemplamos a María como esclava del Señor, es un personaje diríamos bisagra entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, vemos a una muchacha que en su corazón ya tiene la esperanza mesiánica de ver a Cristo. Ella es la última jornalera por designio divino de Dios, porque hoy de lo que se habla en el Evangelio, en la Viña, es de la gracia del Señor, todo es Gracia.
Y María, en María no hay profeta, no hay patriarca que se compare con ella en el Antiguo Testamento; no hay rey, ni Abraham, ni Adán, ni David, ni Elías. A nadie se le ha comunicado a la última hora de la historia, toda la gracia del universo y de la salvación, como a María en el día preciso de la Encarnación del Verbo. Por eso decimos hoy que María es el depósito de las gracias, el depósito de las gracias capaz de ser canal de Gracia. Ella es la intercesora eficaz, porque ella en su alma pequeña esperó hasta el último minuto de la jornada para que su Señor la contratara. No como jornalera sino como esclava.
Hoy nosotros le presentamos a María Santísima de la Caridad, ella que vela siempre por sus hijos constantemente, todas nuestras intenciones, nuestros proyectos pastorales, nuestro plan pastoral, nuestros proyectos de vida, sabiendo cada uno de nosotros, que, si todo es Gracia, a todas las almas Dios comunica su noticia de sí por igual.
Que esta misa, que esta Eucaristía con la oración de Nuestra Señora de la Caridad asista a todos nuestros presos, para que ella la humilde esclava del Señor interceda, por cada uno de ellos en su historia personal y les indique de llegar a Cristo, nuestra vida. Ella que es la última en este mundo y la primera en el cielo. Que así sea.