Homilía de Mons. Dionisio García Ibáñez, 23 de julio de 2023, XVI domingo del Tiempo Ordinario

Homilía de Mons. Dionisio García Ibáñez, 23 de julio de 2023, XVI domingo del Tiempo Ordinario

Homilía de Mons. Dionisio García Ibáñez
Arzobispo de Santiago de Cuba
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, 23 de julio de 2023

XVI domingo del Tiempo Ordinario

 “Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga” Mateo 13, 43

Hermanos,

Este domingo XVI comenzamos con una breve reflexión del Libro de la Sabiduría de Israel, y en este libro ya para unos judíos que vivían metidos en el mundo griego, que ya había otras corrientes de pensamiento no solamente la de la Biblia, la Revelación; ya otras corrientes de pensamiento estaban presentes, Este libro pues trata de explicarnos el sentido de las cosas, de la vida. ¿Quién es Dios? Y este pequeño parrafito nos habla precisamente de quién es Dios, pero está escrito de una manera como si se le recordara a Dios, quién es Él.

De hecho, lo hace de esa manera como para decirnos a nosotros, recuérdense quién es Dios, no hay más Dios que Tú que cuidas de todo. Tu poder es el principio de la justicia, demuestras que nos juzgas injustamente, juzgar injustamente Dios no lo hace. Y tú soberanía universal, te hace perdonar a todo. Es decir, la naturaleza de Dios, en su naturaleza está el ser bueno y misericordioso. Dios es el bien. Ya esa es una manera de analizar el mundo en el cual nosotros nos damos cuenta, de que el mundo no tendría razón de ser, si nosotros no pensáramos en un Dios que lo ha creado con un fin. Porque si no pensamos en ese Dios Creador, sería solamente algo que ha salido y no se sabe de dónde.

De la misma manera de que si hay gente que critica al que cree porque no lo puede probar, así nos decían antes en la escuela, en la universidad aquí en Cuba; también hay que tener una fe grande para explicar por qué existimos nosotros, para qué existe el mundo, si no le damos explicación. Existe porque existe, y eso en ciencia no es respuesta.

Entonces así comienza, Dios es creador de todo, no hay más dioses aparte de Él, otro poder. Eres todopoderoso, es misericordioso y practica la justicia. Y todo tiene que ir en esa línea, ese es el principio del pensamiento de un hombre que se pone contemplar la naturaleza, a preguntarse por sí mismo, ¿y yo quién soy, cómo he venido al mundo? Y entonces descubre esto, pero, además, Dios se lo ha revelado al pueblo de Israel y a nosotros también, porque no puede haber contradicción entre razón y la revelación. Esa es la primera lectura.

Vamos a la tercera, el evangelio. Dice, es el principio del mal, es decir ¿por qué existe mal? ¿Por qué? Si Dios hace todas las cosas y dice el Señor lo que dice es ese, es el malo, es el maligno que ha sembrado, ha querido sembrar el mal en el mundo. El maligno no es más que aquel que deliberadamente y libremente se aparta de Dios, se aparta de Dios. Le podemos decir cualquier nombre, el diablo, satanás, belcebú; el mal es aquella criatura de Dios que conscientemente se aparta de Él y lo que hace es producir el mal. Y viene la pregunta, Ay, pero por qué existe tanto mal en el mundo, por qué, Dios no lo debe de permitirlo. Pero a la vez también sabemos que Dios nos da la libertad para nosotros poder escoger el bien y el mal. Él es Creador de todo, pero solamente al hombre que fue hecho a su imagen y semejanza, Él le dio esa libertad de hacer el bien y evitar el mal.

Entonces hermanos, con estos dos principios, con estos dos pensamientos claves, Dios hace todas las cosas, es justo, es misericordioso y hay mal presente que el mundo; entonces yo quisiera sacar dos pequeños ejemplos, que verdaderamente sobre todo el último que voy a hablar me ha conmovido.

Mira cómo me hace poco escuchamos una frase que decía vivir es un derecho, pero no una obligación. Visto así de momento, es verdad, tenemos derecho a vivir es cierto, pero ¿estamos obligados a vivir? Entonces nos viene la duda. ¿Estamos obligados? Para el que no cree en Dios, no cabe la menor duda de que puede exigir el derecho a vivir, pero sin preguntarse, creo yo, quién te dio ese derecho. Y si no cree en Dios, pues no sé vivir puede ser una obligación, y hay veces que las obligaciones no nos gustan.

La raíz de todo eso está en el origen. Mi vida es un derecho mío, sí yo tengo derecho a que se me respete mi vida, pero por qué. Porque Dios es mi Padre, es el creador, me hizo libre para que yo pueda vivir a plenitud y por lo tanto, todos los demás tienen que respetarme ese derecho que yo tengo. Es decir, el principio está en el origen. ¿Quién fue el que me creó? Porque si yo soy un producto mero de la naturaleza, ¿dónde está ese ese derecho? ¿De dónde, de dónde sale el origen? Decimos que precisamente la dignidad del hombre brota, porque somos hijos de Dios, criaturas de Dios y Él nos hizo, así como somos, a imagen y semejanza de Él. Y por lo tanto tenemos derechos, ningún estado nos da el derecho, nos dan los derechos…los derechos los traemos nosotros los hombres y hemos venido al mundo porque Dios nos ha creado. Y precisamente si somos criaturas de Dios y el Señor nos ha dado la vida, la vida es un don que Dios me da a mí para que yo le ejerza y disfrute mis derechos, también yo tengo que respetar la decisión de Dios con respecto a mi persona, y no considerar la vida como una obligación, sino también como un regalo que Dios me da, que yo pongo en sus manos y Él sabrá por qué. Por encima de Él no hay nadie y yo no soy nadie comparado con Él. Soy un don de Dios. que me da la libertad y me la da la vida. Esta es una persona, la persona que dicen esto, defienden el derecho a vivir.

Pero viene el segundo caso, la segunda situación. Un periódico respetable, ayer salió la noticia, en la que decía, dice que es una noticia que ha conmovido a todo el mundo. Es verdad, uno lo oye y lo conmueve, yo quisiera saberlo exponer. En un estado norteamericano dos hombres querían tener un hijo, no podían tener el hijo, pero querían tener un hijo. Y entonces le pagaron a una señora, posiblemente necesitada, para qué engendrara, tuviera en su seno, a un hijo y que al final, ese ella lo entregara, se los diera ellos y ellos aparecerían inscritos, porque las leyes así lo permiten que dos personas del mismo sexo inscriban a un niño. Bien, hasta ahí las leyes. Fue un contrato porque fue pagado. Un contrato comercial en que un niño está metido en el medio porque la mercancía que se compra y la que se ve. No estoy juzgando la persona, estoy exponiendo los hechos.

Pero, ¿qué pasa? A la pobre mujer le detectan cáncer en el seno. Y claro, hay que curarla. La radioterapia es uno de los métodos, y si le das radioterapia afecta al feto. El feto tenía 25 semanas. Esta mujer, que seguramente tiene una gran necesidad y por eso hizo eso, se ofreció a hacer con un contrato; esta mujer decide que ella no quiere matar ese niño. Entonces ella quiere darle a luz. Los mismos padres de la señora, dicen que ellos están de acuerdo hasta quedarse con el niño. Pero los dos hombres, que hicieron el contrato, que firmaron el contrato dijeron que no. Y como el contrato decía que una vez que el niño nace ya es de ellos, y ellos pueden disponer de él, fíjense bien. Ya no es un don, ya no es un regalo de Dios la vida, sino la vida es una mercancía y que yo voy a la tienda como un supermercado o una mipymes, a comprar lo que yo quiero. Fíjense como la vida se degrada. Ya la vida es un artículo de consumo mío. Y como el estado donde ocurrió el caso permite lo que se llama el aborto a término, ¿qué significa?, que si el niño nace el niño puede ser muerto, se llama así, aborto a término.

Entonces ellos ejercieron sus derechos legales y efectivamente el niño nació y murió. ¿Dónde está el derecho de ese niño a la vida? Por un lado, defendemos el derecho a vivir, vivir es un derecho. ¿Y el derecho de ese niño? Y son las mismas legislaciones, que lo mismo que absurdamente proclaman una cosa y por otro lado van en contra. Pero en este caso es algo deliberado. El niño no puede vivir, ¿por qué? Porque yo firmé un contrato de que ese niño no podía vivir.

Hermanos, pensemos los problemas de conciencia, el dolor de la madre, de la señora que llevó al niño que definitiva es la madre biológica; aunque no sea a lo mejor por los genes propios de ella, el dolor de la familia, el negarle la vida a ese pequeño niño. Como nosotros podemos ver hermanos, Dios nos ha creado pero la cizaña está metida en medio de nosotros. Y una de las características del maligno, de satanás, del diablo, como ustedes quieran llamarle, es precisamente esa, el engaño, el darle a las palabras diferentes sentidos, el confundirnos, el confundirnos con eslogan, con palabras así. No hermanos, no, es sencilla, la vida es sencilla.

Eres una persona porque Dios te ha creado y por eso tienes derechos. Derechos, por eso los tienes; por eso tú eres quién eres con capacidad de pensar, de elegir entre el bien y el mal. Lo demás es muy difícil de explicar, muy difícil de explicar. Qué pena que haya leyes que permitan matar a un niño recién nacido. Cuando nosotros oíamos que eso sucedía en otras épocas, en otras cosas, nos horrorizamos ahora y nos rasgamos las vestiduras. Pero eso pasa ahora, y hablo de este caso porque hay otros muchos casos de injusticias, pero como esta frase y como esta situación la he leído en estos días, y lo de este caso lo conocí yo ayer: yo creo hermanos que no sirve muy bien para darnos cuenta de que estamos este mundo querido por Dios, amado por Dios, pero que también estamos llenos el   muchas veces nos encandila los ojos, nos cautiva, nos seduce y muchas veces justificamos lo injustificable.

Vamos a pedirle al Señor que nos dé fuerza para nosotros, a pesar de nuestros errores, debilidades y todo lo demás, tratar por lo menos, tratar, de vivir de su palabra y no autoengañarnos inventando justificaciones para hacer las cosas que no me convienen. Eso ni es sabio, ni es racional y ni justo. Eso es injusto, es injusto. Y si nos sentimos débiles para afrontar la vida, vayamos la segunda lectura, que es de la carta de Pablo a los romanos, el Espíritu de Dios viene en ayuda de nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, y hay veces que creemos que sí, que sí sabemos lo que nos conviene, y al final nos vamos contra la pared. Cuántas experiencias tenemos en la vida de eso, pero el Espíritu mismo está intercediendo por nosotros. Pidámosle fuerzas a Dios para que no nos dejemos seducir por el mal, y mi vayamos siempre por el bien.

Que Dios nos ayude a vivir así. He tenido la oportunidad de decir lo que pienso y creo que se los he dicho para edificación mía y de ustedes, y de todos aquellos que pensemos en quién soy yo, ¿mi vida es un regalo de Dios? ¿Qué yo hago con mi vida? ¿Qué hago con la vida de los demás? El Señor nos oiga y que la Virgen lo acompañe.

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