Homilía de Mons. Dionisio G. García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba, 18 de junio de 2023

Homilía de Mons. Dionisio G. García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba, 18 de junio de 2023

Homilía de Mons. Dionisio G. García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, 18 de junio de 2023
XI domingo del Tiempo Ordinario

 “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies, que envié obreros a su mies” Mateo 9, 35–38

Hermanos,

El evangelio de este décimo primer domingo del tiempo ordinario, está muy ligado también en este año, a la celebración que hemos celebrado el viernes, el Sagrado Corazón de Jesús. En esta celebración, nosotros meditábamos aquellos pasajes en los que se decía que el yugo del Señor es ligero, su carga es ligera: en la cual se decía vengan a mí todos los que están casados y agobiados … Él abría su corazón, por eso su imagen, está representada como Cristo con los brazos abiertos como queriendo acoger a todos. Qu en verdad es así, acoge a todos, pero con el corazón en el peco sabiendo que para nosotros cuando queremos decir que algo vale mucho, decimos que lo queremos con el corazón. Cuando tenemos a la esposa, el esposo, la madre, el padre, los hijos, los hermanos, te quiero con el corazón. Eso es lo que quiere reflejarse, porque nosotros también necesitamos de las imágenes.

Eso Dios lo sabía desde el inicio, porque como nos lo presenta el Antiguo Testamento de que Dios era inaccesible, casi inaccesible porque Moisés se tapaba el rostro porque a Dios no se le podía ver… Dios nos conoce porque nos hizo, conoce nuestra naturaleza, Él mismo envió a su Hijo al mundo para que le viéramos, para que lo tocáramos, para que lo oyéramos, para que estuviéramos con Él. Como diciendo, Dios está muy cerca de ustedes, se ha hecho uno de ustedes, porque ustedes necesitan esa presencia de Dios para que puedan entender y comprenderlo. Así es que Jesús se hace hombre para estar cerca de nosotros.

Por eso es que nosotros hacemos imágenes de ese Dios vivo entre nosotros. Y a esa imagen le ponemos alguna cualidad propia de Dios en el sentido de que, el viernes del Sagrado Corazón es esa ternura de Dios para con todos los hombres que con los brazos abiertos nos acoge a todos.

Hago esta introducción porque sé, que muchos de ustedes en medio del trabajo, de la lucha diaria, no han podido asistir a misa el viernes, y hoy recordamos al Sagrado Corazón de Jesús.

Si nosotros vemos las escrituras, van en esa misma línea. Vemos el pueblo de Israel, en el Sinaí, Moisés se acerca… ¿Qué les dice Dios? Ustedes son mi pueblo… si cumplen mis mandamientos yo seré su Dios, si ustedes cumplen mi Alianza que está expresada en los mandamientos yo seré su Dios ustedes y serán mi pueblo. Una promesa muy antigua que Israel tenía en su corazón y que quería verla realizada, y esperaba hasta que Dios se manifestara.

En la carta de Pablo a los Romanos, ya es otra cosa. En ella se nos habla precisamente de que ese enviado de Dios, que venía a reconciliar al mundo, para que el mundo siempre estuviera unido a Dios, ese era Cristo. Por eso en esta Carta también se recalca esa responsabilidad nuestra de cumplir la Alianza y de la seguridad infinita en Dios. Pero dice más, y forma parte de la sabiduría del pueblo, es difícil que alguien muera por un asesino o por un bandido, ¿quién ofrece su vida? El dice, todavía es difícil que alguien entregue su vida por un hombre bueno, es difícil encontrar ese darse. Y eso fue lo que hizo Jesús. Siendo aun nosotros pecadores, Cristo se entrega por nosotros para redimirnos y para salvarnos. Ahí es donde nosotros vemos la ternura y el amor de Dios.

Esto es lo que el Señor nos pide hoy que nosotros meditemos. Cuán cercano está Dios de nosotros en su Palabra, en la eucaristía, en la comunidad, Cuán cercano está Dios de nosotros en la fe del pueblo que durante dos mil años la ha transmitido, cuántos años nosotros vivimos escuchando la Palabra de Dios. El Señor nos pide que seamos fieles, porque yo estaré con ustedes siempre, pero es bueno, es necesario que ustedes guarden la alianza-

Esa es nuestra responsabilidad, ésa es nuestra libertad. Dios nos salva, pero nosotros tenemos que aceptar la salvación. ¿Cómo lo aceptamos? Tratando de vivir según Dios. Hermanos tenemos que enseñar esto a nuestros hijos, pero sobre todo tenemos primero tratar de vivirlo, porque es la manera privilegiada para que se entienda lo que Dios nos quiere decir. El testimonio, el ejemplo de aquellos que decimos Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.

Es lo que el Señor nos pide hoy, y vamos en esta semana a decir al levantarnos al menos decir Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío. Vivamos toda nuestra vida tratando de agradar a Dios, porque sabemos que agradando a Dios, le estamos haciendo el bien a los hermanos. Y cuando nos apartamos de Dios, seguro que hay algún mal que estamos metiendo en el mundo. Las consecuencias después las vemos. Dios hace sacar cosas buenas del mal, pero no es el mal el que produce las cosas buenas. Es Dios que es sabio, y tiene el poder para a través del mal, nosotros nos demos cuenta, como el ladrón que el pie de la cruz se dio cuenta que el mal que le estaban haciendo a Jesús, era al Mesías, al Hijo de Dios.

Hermanos, vamos a ser fieles al Señor procurando siempre hacer el bien.

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