Palabras de bienvenida al Santo Padre, pronunciadas por Mons. Fernando Prego, Obispo de Santa Clara, en el terreno del Instituto de Cultura Física “Manuel Fajardo”, jueves 22 de enero de 1998

Palabras de bienvenida al Santo Padre, pronunciadas por Mons. Fernando Prego, Obispo de Santa Clara, en el terreno del Instituto de Cultura Física “Manuel Fajardo”, jueves 22 de enero de 1998

Querido Santo Padre:

Después de larga y ansiosa espera hoy, rebosantes de alegría, experimentamos el inmenso consuelo de tener entre nosotros a Su Santidad, que ha querido cruzar nuevamente el océano para venir a visitar a sus hijos en la fe católica y a todos los hombres de buena voluntad, que vivimos en esta noble y hermosa isla de Cuba; tierra de María Santísima, como la tituló en una ocasión el Papa Pío XII, de grata memoria. Y esta tierra cubana, de María Santísima de la Caridad del Cobre, lo recibe hoy, Santo Padre, con gran ansia y expectación envueltas en profundo cariño.

Los cubanos y hablo en primer lugar en nombre de los miles y miles de hombres y mujeres de todas las edades que se profesan católicos y también en nombre de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, durante largos años hemos esperado el momento en que la palabra del Papa pudiera ser escuchada por nosotros, directamente de sus labios, para que, penetrando en nuestras almas, como la lluvia que hace fecundos nuestros campos vivifique y fortalezca nuestros corazones y nuestras inteligencias.

¡ Necesitábamos tanto verlo y escucharlo!. Confirme nuestra fe, Santo Padre, para que cada día seamos más firmes en ella, más valientes para seguir a Jesucristo y más decididos para manifestar a todos con palabras y obras que Dios ama al mundo que creó.

Anime nuestra esperanza, Santidad, para que podamos levantar siempre nuestra vista hacia el cielo, aún en medio de las ansiedades y desilusiones causadas por las penas, los fracasos y los trabajos de la vida diaria; a fin de que recibiendo fuerza de lo alto aumente nuestra confianza en Dios y seamos capaces de percibir siempre, y en todas las cosas su Providencia.

Nuestra caridad a veces se deteriora, por la falta de mutua comprensión, por la falta de capacidad para perdonar, porque nos empeñamos en mantener diferencias, en vez de vivir como hermanos, con un amor semejante al que Jesús nos presenta en su Evangelio. Recuérdenos Santo Padre que la caridad, el amor fraterno, ha de ser siempre el distintivo de todo cristiano.

Esperamos su palabra, que oriente y conforte a todas las familias cubanas: para que disminuyan los males que afectan gravemente los hogares: el excesivo número de divorcios, el aborto, el crimen horrendo del aborto, el distanciamiento que se experimenta en muchas familias por motivos laborales, de estudios o penales; el sufrimiento a causa de quienes se han ido lejos en busca de otros horizontes y el gran dolor ocasionado por quienes se han ido y no han vuelto a aparecer.

Por eso Santo Padre, oriente con su autoridad a las familias cubanas que tanto necesitan su palabra.

Hoy, en la persona de Su Santidad, Dios está con nosotros, hoy Dios va a hablarnos para enseñarnos con su voz. Hoy nos sentimos felices porque disfrutamos de su presencia.

Sea muy bienvenido a Santa Clara, Santo Padre y a toda Cuba. Reciba nuestro gran cariño y nuestra inmensa gratitud.

Fotografía©Archivos Vaticanos

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