UNIVERSIDAD EN EL SEMINARIO SAN BASILIO MAGNO
DOS INTENTOS POR ESTABLECER UNA UNIVERSIDAD EN EL SEMINARIO SAN BASILIO MAGNO EN EL SIGLO XVIII
Dr. Manuel Fernández Carcassés, profesor
El próximo 14 de abril —fecha exacta del acta de constitución y de sus primeros estatutos— cumplirá 300 años el Seminario San Basilio Magno, institución que antecede a todas las demás de enseñanza superior existentes en la Isla. Sin embargo, desde su fundación tuvo la dificultad de que “no podía expedir los distintos grados porque no era universidad”, lo que obligaba a sus discípulos a trasladarse a La Habana o a Santo Domingo para completar su formación.
Consciente de esta limitación, Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, verdadero artífice —a nombre del obispo Jerónimo Valdés— de la fundación del seminario santiaguero, fue el primero en proponerse el establecimiento del nivel universitario en el Oriente cubano. Emilio Bacardí, en el tomo primero de sus Crónicas de Santiago de Cuba (página 166) recoge que en 1759 “El Obispo Morell participa, desde La Habana, que autorizado por S.M. tiene determinado poner Universidad en el Seminario”. Esta noticia, que debe haber entusiasmado a muchos en la oriental ciudad, no llegó a concretarse. Quizás, como ocurriría varias veces después, nunca llegó la autorización real para dar el esperado paso. O tal vez, desde La Habana se bloqueó el avance de los trámites al respecto. Lo cierto es que Morell, ya nombrado obispo de Cuba, murió sin ver su pretensión coronada por el éxito.
En 1790 llega a Santiago el sacerdote navarro Joaquín Osés de Alzúa y Cooparacio, y casi dos años después es consagrado obispo de Santiago de Cuba. Ya para entonces el gobierno eclesiástico de la Isla se había dividido, y había surgido el obispado de La Habana. No pocos historiadores cubanos suelen insistir, entonces, en las contradicciones que existieron entre ambos obispos, Osés en Santiago y Espada en La Habana. Es evidente que el prelado de Oriente siempre ha llevado la peor parte en las opiniones de estos historiadores, quienes lo presentan como irascible, autoritario y enemigo del progreso. Si bien en lo primero —lo de irascible y autoritario— parecen estar en lo cierto, se equivocan en lo segundo: Osés desarrolló en Santiago una obra de mejoramiento cultural sin antecedentes en la región.
El perfeccionamiento de la educación fue para Osés uno de sus objetivos, y dentro del mismo la modernización del seminario San Basilio Magno: amplió el número de asignaturas, entre ellas derecho civil, el dibujo y las nociones básicas de astronomía, geografía y botánica, e intentó introducir la física experimental pero no pudo por limitaciones económicas. Igualmente, dotó al seminario de una biblioteca y apoyó el establecimiento dentro del mismo de la imprenta de Alqueza, la primera que tuvo la ciudad.
Entendía que todas estas mejoras en el seminario debían anteceder al ansiado otorgamiento de la condición de universidad al centro. Fue ese, en efecto, su segundo paso: proponer a la corona el establecimiento en el seminario de Santiago de la Universidad de Santo Domingo, en momentos en que aquella antigua colonia de España atravesaba momentos muy convulsos. Varias veces más reiteró Osés la solicitud, pero solo obtuvo como respuesta, en 1816, del Consejo de Indias, “que este tema sería tratado más adelante, algo que no ocurrió durante los años en que Osés continuó de obispo”.
No obstante no haber alcanzado sus objetivos, debe recordarse a los obispos Pedro Agustín Morell de Santa Cruz y a Joaquín Osés de Alzúa y Cooparacio entre los personajes más importantes en los trescientos años del seminario, por sus desvelos sinceros por el mejoramiento de la institución y, en general, de la vida cultural de la región oriental.
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1 Ana Irisarri Aguirre: El Oriente cubano durante el gobierno del obispo Joaquín de Osés y Alzúa (1790-1823) copia digital.
2 Ídem.