TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA
ALGUNAS ORIENTACIONES QUE DA CLARET PARA LA LECTURA DE LA BIBLIA
EXPERIENCIA PERSONAL DE CLARET COMO ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CUBA
PRINCIPALES ACTITUDES Y DISPOSICIONES
En la tradición de la Iglesia.
«Sean éstos (los libros de las sagradas Escrituras) para todos muy familiares, e interprétenlos… en el sentido en que la Iglesia, los santos Padres y el común de los teólogos ortodoxos los han siempre entendido y entienden».
Además del sentido eclesial que tenía Claret en todos los aspectos de su vida y misión, una circunstancia pastoral le moverá a insistir en él al referirse a la lectura e interpretación la Biblia. Es el peligro protestante manifestado tanto en la falsa interpretación de la Palabra de Dios, que pone en peligro la fe de sus fieles, como en la intensa propaganda que hacían los protestantes, particularmente en Cuba.
«Por tanto, amadísimos hermanos e hijos muy queridos, si queréis leer la Sagrada Biblia traducida por el P. Scio, sea enhorabuena; a ello exhortamos muy especialmente a los Eclesiásticos, como tantas veces lo hemos dispuesto de palabra y por escrito: pero leed la versión genuina con sus notas, no la adulterada y truncada por los protestantes».
Para Claret, la Palabra de Dios, que es la verdad, el pan del entendimiento, ha de ser buscada en un ámbito de verdad y autenticidad. Y esto sólo lo puede garantizar la Iglesia verdadera, es decir, la Iglesia católica: «la verdad de la santa Biblia – nos dice – (se hunde) si no se apoya en la columna de la Iglesia…»
Claret ha sabido que los «enemigos de la verdadera fe» (los protestantes) han introducido en su diócesis ediciones de la Biblia y del Nuevo Testamento en lengua vulgar y gratis. Claret escribe una Exhortación pastoral a todos sus diocesanos (Santiago 1854) p. 4. en la que los advierte sobre los peligros que esas Biblias pueden originar a la fe de sus diocesanos. Y exhorta a leer las sagradas Escrituras en su versión genuina y con sus notas y les comunica que la Librería Religiosa ha publicado Biblias económicas.
«A más del pan de vida que es la eucaristía, objeto y vida del amor, necesita el hombre el pan del entendimiento, que es la verdad, la que de un modo particular hallaremos en la Biblia. Pero la hemos de buscar como se debe, si la queremos encontrar… Así como Dios se vale del divino escrito y transmitido, sólo lo puede dar la Iglesia, depositaria, a la vez, del Verbo encarnado y consagrado”.
Para asegurar la lectura de la Palabra de Dios dentro de la tradición de la Iglesia, por una parte, recomienda los comentarios de los Santos Padres y de los autores aprobados por la misma Iglesia; y se lanza, por otra, a la divulgación de la Biblia en lengua vulgar y ediciones baratas y apropiadas.