TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA
DIA 7 DE SEPTIEMBRE 2021
AÑO 1851
Día 7. Dentro de la Misión es el día de la comunión general en la Iglesia de la Caridad en Puerto Príncipe
Día 9. Comienza la Misión en la Iglesia San José y San Juan de Dios de Puerto Príncipe.
AÑO 1852
Día 7. Comienza una novena – misión al Corazón de María en el plano de la Marina para impetrar la misericordia divina frente a los terremotos. Hay una gran participación del Cabido de la Catedral, de las autoridades civiles y militares y de mucha gente de toda la ciudad.
AÑO 1854
Día 15. Finalizada la Visita Pastoral a Palma Soriano, viaja a El Cobre.
AÑO 1855
Día 14. Nombra al P. Paladio Curríus síndico del monasterio – convento de las monjas de la Madre Antonia París.
AÑO 1856
Día 6. Por orden superior, comunica al Cabildo Metropolitano la nueva ley de incompatibilidades; por ello el Deán deberá pasarle una lista de los eclesiásticos que reciben más de un sueldo (I, 1250s).
TRES EXPERIENCIAS EN LA VIDA DEL ARZOBISPO CLARET
En la misionera vida de Claret como Arzobispo de Santiago de Cuba él mismo destaca en su Autobiografía tres experiencias que quiere compartir también con todos nosotros. Es el reflejo de su ardor misionero desplegado en las circunstancias que le tocó vivir: Los “temblores” o terremotos de Santiago de Cuba, “el cólera morbo o peste” que hubo en la Diócesis de Cuba y “El viaje a Baracoa”.
TERREMOTOS EN SANTIAGO DE CUBA
Una experiencia totalmente nueva en la vida de Antonio María Claret.
El nos la cuenta:
“A mediados de mayo (de 1852) Dios me dio a conocer las grandes desgracias que se acercaban de terremotos la primera, la segunda enfermedades o pestes, y la tercera la pérdida de la Isla. Las dos primeras las publiqué desde el púlpito en diferentes sermones, y la tercera me la reservé en particular, aunque lo decía en general, por tocar a lo político en lo que nunca me he metido; y la primera de estas se empezó a cumplirse el 20 de agosto…”(Carta al P. Esteban Sala)
“… El día 20 de agosto de 1852, a las diez de la mañana, estando en la capilla del Sacramento o Dolores (de Bayamo), sentí el terremoto que se fue repitiendo todos los días”.
Claret el día 31 de agosto interrumpió bruscamente el sermón y dijo: “Roguemos a Dios por nuestros hermanos residentes en Santiago de Cuba, pues se hallan en grande tribulación; mañana mismo iremos a consolarlos”.
El día 3 de septiembre de 1852 llegaba el Arzobispo Claret a Santiago de Cuba.