Transcripción homilía de Mons. Dionisio Guillermo García Ibáñez Arzobispo de Santiago de Cuba
Eucaristía Domingo in Albis, 2do domingo de Pascua
Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
11 de abril de 2021
“¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto” Juan 20, 29
Hermanos,
Alegres, me gusta así decirlo cada domingo. Alegre la mañana en la que el Señor nos convoca a la Santa Misa, porque en ella estamos recordando a Cristo resucitado, Cristo vivo que se ofrece y se hace presente en medio de nosotros. Y las lecturas que siempre leemos en la misa, es para que nosotros las leamos, las meditemos y luego las pongamos en práctica, para que no solo sea aquello que escuchamos y después esa palabra no se haga vida.
Hoy esta Palabra va dirigida a nosotros de manera muy particular por dos cosas. Una, en el Evangelio de hoy hemos visto como Jesús, ante la duda de Tomás, le dice, ven Tomás, mete tu dedo aquí, mete tu mano en mi costado; Tomás se da cuenta, y no mete el dedo, ni mete la mano en el costado, porque se da cuenta de que efectivamente Cristo ha resucitado, y nadie más tiene que decirle otra cosa. Y entonces Jesús viene y ahí es donde se dirige a nosotros cuando dice, “dichosos aquellos que creen sin ver”, y todos los que estamos aquí, escuchando, participando, creemos sin haber visto a Cristo Resucitado. Pero sabemos que Cristo está presente en la Eucaristía, vivo, resucitado, y que cuando lo recibimos estamos recibiendo ese cuerpo de Cristo, esa sangre de Cristo que se derramó por nosotros. Fíjense bien que las lecturas de hoy van dirigidas a cada uno de nosotros, y el Señor nos llama bienaventurados, nos llama dichosos.
El otro punto es que, durante toda esta semana, la primera semana de pascua, y que culmina hoy en este “Domingo in Albis”, blanco, recordando la resurrección. Es una semana bautismal, es una semana para recordar nuestro bautismo, que tal vez nosotros lo hemos recibido de pequeñitos (a mi creo que me bautizaron con menos de un mes), otras personas que los han bautizado de mayores… esta semana es para recordar el bautismo.
Entonces, ¿qué nos quiere decir? Una, somos dichosos porque creemos que Cristo ha resucitado sin haberlo visto, dos que tenemos que recordar nuestro bautismo porque es el que nos da la gracia de creer que Cristo ha Resucitado, y como dice la oración, el bautismo que nos ha limpiado, el Espíritu que nos ha llevado hacia el Señor y nos da fortaleza, y la sangre de Cristo que nos ha lavado.
Durante toda esta semana que pasó, si nosotros vamos a las lecturas de la Biblia que se leen, y también a la oración de cada día, aquellos que han podido participar en la misa se dan cuenta, todas tienen un carácter bautismal. ¿Por qué? En la Vigilia Pascual era el momento en que se bautizaban aquellos que habían tenido una preparación larga, hay veces que hasta de tres años, para decir, yo quiero ser cristiano, yo quiero ser bautizado, yo quiero pertenecer a esa comunidad de elegidos, de hijos de Dios por el bautismo.
Para nosotros es fácil participar en esta celebración, ya nosotros sabemos lo que va a ocurrir. Ya nosotros sabemos que, en la Vigilia Pascual, se va a bendecir el agua, se va prender el Cirio, están las oraciones, las siete lecturas que se van a hacer comenzando desde la creación hasta la resurrección. En aquel momento, aquellos cristianos, Pedro, Santiago, Juan, Marcos, María la madre de Jesús y todos los demás, Tomás y todos los discípulos… ellos sabían que Cristo había resucitado, sabían que Cristo les había dejado muchas cosas, sabían que Cristo les había dicho tienen el poder de perdonar los pecados entre otras cosas como hemos escuchado hoy. Sabían que Cristo les había dicho vayan por el mundo entero y bauticen, pero ¿eso estaba reglamentado, eso estaba estipulado? No, ellos tuvieron que crear, por eso es que en el libro de los Hechos de los Apóstoles tantas veces se acude al Espíritu Santo. El Espíritu Santo y nosotros.
La fe que nosotros profesamos, y la manera de practicarla, ¿dónde tuvo el origen?, en estos hermanos nuestros. Ellos tuvieron, porque buscaban intensamente la manera de hacer la voluntad de Dios, ellos fueron fijando esta forma peculiar, particular que la Iglesia ha desarrollado durante veinte siglos, y por la cual hoy estamos celebrando la Resurrección de Cristo.
¿Qué pasaba en esta semana? Pues miren, es bueno saber esto, las personas que se iban a bautizar hay veces después de un largo período, hay veces después de dos años o más de preparación, eran adultos la mayoría, ellos iban a misa, escuchaban la Palabra de Dios; la Palabra de Dios los iba formando, como yo decía, nos da conocimiento, toca el corazón y se convierte en práctica. Ellos escuchaban la Palabra de Dios, pero cuando se acaba la parte litúrgica de la Palabra y comenzaba la parte de la Eucaristía, los hermanos que se estaban preparando, salían del templo, no continuaban con la comunidad, por qué, porque para participar en la cena del Señor, en la Eucaristía, ya tenían que estar bautizados, ya tenían que haber hecho públicamente profesión de fe, ya tenían que haber sido lavados con el agua que sana y limpia, y con el Espíritu Santo, el óleo santo que los consagra a Dios.
Esta semana era cuando ellos, por primera vez, comenzaban a participar propiamente de la Eucaristía. Y esta era una semana intensa, era una semana en la que todo lo que habían aprendido se les refrescaba, y además ellos se daban cuenta de que habían quedado insertados en una comunidad cristiana. Fíjense que eso tiene una fuerza espiritual tremenda, pero una fuerza comunitaria también. Ellos no eran cristianos, él se bautizó y es cristiano; él se bautizó, es cristiano y va a la iglesia de Santa Teresita… él se bautizó, es cristiano y pertenece a una comunidad cristiana. Eso es muy importante.
Aquello que hay veces que nosotros oímos de yo creo en Cristo, pero a mi manera, yo soy católico, pero no voy a la Iglesia… Desde el principio ellos se dieron cuenta de que el Señor Jesús les había dicho que la comunidad, el grupo de fieles era fundamental. Puede ser que uno esté en una cárcel, pero uno se siente unido a la comunidad; el sacerdote, con esto de la pandemia a lo mejor no puede celebrar con fieles, pero esa misa que el sacerdote, el obispo está celebrando, es para toda la comunidad cristiana, es la comunidad la que está presente. Los discípulos lo entendieron, Jesús se lo hizo saber.
Cada vez, de ahora en adelante cuando leamos los pasajes de la Resurrección, nosotros vamos a darnos cuenta que todos esos pasajes de la Resurrección de Cristo ocurrieron el primer día de la semana, todos. Jesús resucitó el primer día de la semana, Jesús se apareció y se mostró el primer día de la semana, al otro primer día de la otra semana se le apareció a Tomás. ¿Qué significa esto? El domingo, el día del Señor. ¿Cómo se aparece? Se le aparece a la comunidad cristiana, y sí se la aparece a dos discípulos como a los de Emaús, les dice vayan a Galilea, como se lo dijo a María Magdalena, vayan a Galilea y díganle a la comunidad. Hermanos, nuestra fe tiene como un pilar fundamental, que sin él falta algo, a la comunidad cristiana.
Esta pandemia, estos miedos a veces exagerados, pues ha hecho que a veces llevemos tiempo sin ir al templo, y entonces nos distanciamos de la comunidad. No hermanos, este es el momento en que uno tiene que hacer más acopio, fortaleza, para decidirse y decir no puedo ir, pero yo soy de esa comunidad. No puedo ir y participar, pero por todos los medios modernos que gracias a Dios tenemos, yo puedo vivir unido a una comunidad cristiana.
Fíjense bien son esos pilares: bautismo, quedamos limpios, somos consagrados con el óleo sagrado, somos lavados por la sangre de Cristo, nos hace miembros de la Iglesia; por otro lado, la comunidad cristiana, el pueblo de Dios, con Cristo a la cabeza, Él es la cabeza de la Iglesia. Por eso es que tenemos que tener esa conciencia. Por eso nos duele cuando los cristianos del sur del Sahara, de Sahel, que tanta miseria están pasando, que tanta persecución están pasando, eso nos tiene que doler. Nos tiene que doler, cuando hay cristianos que, por proclamar la palabra de Dios, sufren; nos tiene que doler cuando hay gente que sufre por la justicia, buscando la justicia, porque nosotros somos parte de una comunidad, así nos quiso el Señor. Él nos llama a cada uno por nuestro nombre, pero cuando nos llama es para que vayamos con Él, que es la cabeza de la Iglesia, para que estemos en la Iglesia.
Los cristianos también se dieron cuenta enseguida, que esa fe en Cristo resucitado causaba impacto, pero era algo muy nuevo, y la fe no solamente entra por el oído, la fe entra por la vista, por los sentidos… ellos se dieron cuenta que ser cristiano significaba cambiar de vida. Antes hacía así, así, y así, como los paganos; ahora yo tengo que vivir según la palabra de Dios que he escuchado previamente. Los paganos se dieron cuenta, ¿por qué tantos paganos se unieron?, porque vieron la fe firme y entusiasta de aquellos Apóstoles. Esto pasa en los primeros tiempos del cristianismo que ustedes saben que fueron tiempos de persecución. ¿Por qué se resistió? Por la fuerza del Espíritu Santo, ¿por qué?, porque se vivía fuertemente esa fe en Cristo Jesús y en la Palabra de Dios.
Había cuatro elementos que ellos tenían en cuenta, que les llamaba la atención a los demás que no eran cristianos. Uno, creían en un solo Dios y Señor, y en Jesucristo, único Salvador, que siendo Dios se hizo hombre y murió en la cruz, y no se iban detrás de otros dioses; estaban llenos de dioses, como nosotros hoy también estamos llenos de dioses, y la gente con tal de resolver, porque tienen necesidades, y es lógico que la gente quiera resolver, entonces se va detrás de otros dioses, sean africanos, sea meditación trascendental, es decir, esas cosas que son criaturas le dan el nombre de dios, y los siguen como si fueran dioses. No hermanos, ellos sabían bien que el único Dios, era el Dios predicado por Jesucristo, del que fue testigo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y Jesucristo nuestro único Salvador, a Él el poder y la gloria, y a nadie más. Ésa era la fe firme.
El otro punto era la vida, la familia. Ellos vivían en una situación, con una familia completamente disgregada, con el problema de la esclavitud ene l medio, que tanto prejuicio y tantas situaciones difíciles les traía. Que la familia, aunque estaba constituida jurídicamente, se puede constituir la familia jurídicamente, pero eso no significa que busque el bien o que la gente se sienta feliz porque firmó un papel. No. Esa familia, del hombre, de la mujer, de los hijos, de aceptar los hijos que vinieran; eso para aquella época fue una revelación, porque en la época aquella de los romanos, los niños que no querían los botaban al nacer; desgraciadamente hay veces que también pasa eso entre nosotros, no lo quiero, bótalo. ¿Dónde lo botan? En aquella época en la calle, ahora los botan en otro lugar. Un hombre con una mujer, aquello de que un hombre pueda tener las esclavas que quiera, no puede ser. Fíjense bien hermanos, que era cambiar el mundo. Por eso es que Juan y Pablo hablan de que, ¿ustedes son del mundo o son del Espíritu?
¿Cuál era la otra? Ser honestos, tener una palabra, en los negocios, en esto, en lo otro, tener una palabra; con honestidad con limpieza de corazón. Era otra de las actitudes que habían adquirido los cristianos. ¿Cuál era la otra? El servicio, te ocupas del pobre, te ocupas del desamparado, te ocupas de la viuda. ¿Tú pasas indiferente ante el sufrimiento del otro o por lo menos tu corazón se mueve, aunque no puedas hacer otras cosas? Fíjense que ellos, creyeron que Jesús había resucitado, que eso transformaba su vida, y su vida se convirtió en el espejo o el escaparate de lo que significaba ser cristiano.
A nosotros que hoy estamos celebrando nuestro bautismo, que hemos estado celebrando precisamente la victoria de Cristo, y que estamos celebrando que el Señor Jesús nos ha salvado, y que somos dichosos porque creemos en Él. También nosotros hoy, ante la sociedad moderna, tenemos que optar, y al igual que en aquella época a la gente le costaba trabajo dejar toda de una manera de vivir, a nosotros también puede ser que nos cueste trabajo dejar una manera de vivir que es la del mundo. También nosotros tenemos que vivir la vida, tenemos que vivir como cristianos siguiendo la palabra de Dios, es la única manera de transformar el mundo.
En la segunda carta que hemos leído dice, ustedes han vencido al mundo porque han creído en Él. Dice así Juan. Vencido al mundo, sí hermanos, se vence al mundo cuando uno no se deja llevar por el mundo. Digan lo que digan. Se vence al mundo, aunque aparentemente el mal triunfe, cuando la persona se mantiene firme y fiel, ha vencido al mundo, más sabiendo que la victoria definitiva no es en estos tiempos que están cambiando, que los que están arriba están hoy y mañana los que están abajo por las situaciones de tanta injusticia… no, el Señor Jesús sabe hacer justicia.
Entonces hermanos, vamos llenos de alegría a pedirle al Señor que nos haga recordar nuestro bautismo, que nos haga recordar que somos dichosos porque creemos en Él, y que nos de la fuerza para vivir de tal manera, que se cambie nuestra vida y que también sepamos cambiar la vida del mundo. Para eso es hermanos que hemos sido bautizados, y para eso es que escuchamos la palabra de Dios, y para eso es que podemos decir somos dichosos, porque el Señor nos ha llamado.
Que Dios nos ayude hermanos a vivir así.