TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA
DIA 29 DE MARZO 2021
CUIDADO ESPECIAL DEL SEMINARIO SAN BASILIO MAGNO
“Como necesitaba de pronto sacerdotes y el Seminario no me los podía dar sino después de mucho tiempo, me valí de este medio: convidé a estudiantes de Cataluña – España – que estuviesen concluyendo la carrera, y en Santiago la terminaban y se ordenaban con el título de una sacristía, y después hacían oposiciones a curato. Ordené a treinta y seis” (Aut. 557)
Todos estos estudiantes venían a Santiago de Cuba con sus estudios sacerdotales prácticamente finalizados y a los pocos meses el Arzonbispo Claret los ordenaba de sacerdotes y los enviaba a las distintas parroquias de su inmensa diócesis y también a reforzar los equipos misioneros. Este modo de actuar siguió varios años después que Claret se ausentó de Santiago de Cuba para cumplir un nuevo compromiso: el de ser Confesor de la Reina de España. El primer seminarista que llegó en octubre de 1852 fue Francisco Sansolí, natural de Játiva (Valencia) al que le siguieron otros treinta y cinco más y varios sacerdotes. Una gran “intuición de Claret”.