Ricardo y el don de la ubicuidad
Por: Noel Pérez
Si a alguien le ha sido concedido el don de la ubicuidad, ese podría ser Ricardo Martínez Benavides. Seguir sus publicaciones en redes sociales es asistir a un recorrido por toda la geografía cubana. No solo ciudades, también pueblos, poblados, comunidades tan intrincadas y de nombres tan singulares que parecen extraídas del mundo macondiano de García Márquez. Ricardo anda siempre con las suelas gastadas, y la mochila presta para partir. Pero sobre todo, con la sonrisa que lo caracteriza, y la cabeza tan llena de proyectos que no hay cabida para el cabello.
Es cierto, su labor como Metodólogo Provincial de Teatro en Santiago de Cuba le “impone” esos derroteros. Las comillas, sin embargo, nunca ha estado mejor utilizadas. No hay imposición cuando se hace con amor. Y el amor por el teatro y el trabajo comunitario se le adivina a Ricardo en los ojos, en la pasión con que habla de los sitios en los que ha estado, de los proyectos que ha creado o ayudado a crear.
Llegó un día al Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret a apoyar uno de esos proyectos: Arte Joven. Desde entonces se ha consolidado una amistad incondicional, que va sembrando sueños y recogiendo frutos. El más reciente es la Gala de Premiación del XVIII Concurso Literario Viña Joven, celebrada el pasado mes de octubre.
Dice sentirse cohibido ante las entrevistas, y su parca respuesta a la primera de las preguntas de José Orpí así parece confirmarlo. Mas cuando se le pregunta por el trabajo comunitario, por el teatro, el trabajo con los niños, brilla la mirada de Ricardo y nos lleva hasta aquel Empinando los sueños que creara en su natal poblado de El Cristo (Santa Numancia, como no deja de recordar Ricardo que se llamara originalmente el poblado, a propuesta de la madre de Mariana Grajales), y nos lleva hasta Tercer Frente, y nos lleva hasta cada escenario donde asegura divertirse mucho creando y trabajando con los niños.
Habla del teatro aficionado, al que le dedica su mayor atención, y de la necesidad de que los grupos de teatro profesional de la ciudad se acerquen más a las comunidades. Habla de la importancia de un teatro que deje un poco de lado lo performático y apueste más por un mensaje de amor y de paz. Habla de este Santiago de Cuba del cual dice sentirse orgulloso, y de ese sueño por cumplir de tener un espacio propio para dirigir su propio grupo, crear sus proyectos y trabajar con niños, siempre los niños, que es lo que más disfruta.
Ricardo Martínez Benavides. Miembro de Honor de la Brigada José Martí. Feliz trotamundos. Soñador. Amigo.