En el Recuerdo, José Navarro
Por: Mercedes Ferrera Angelo
En la mañana de hoy, 10 de septiembre, ha fallecido el Sr. José Navarro, de la parroquia de San Antonio Ma. Claret, Sueño, en Santiago de Cuba. Navarro como le llamábamos todos, fue un laico comprometido que, para decirlo con pocas palabras, vivió una vida entregada a su familia, a la Iglesia y a Cuba, en una síntesis coherente que no resulta fácil de lograr.
Desde muy joven fue de los que no se quedaban quietos y se empeñaron en llevar la evangelización a dondequiera que fuera. Vivió los tiempos difíciles y los que pudieran parecer más fáciles de la misma manera: siendo el mismo.
Fue de los laicos imprescindibles de la REC y el ENEC, sin dejar sus empeños parroquiales y muchísimo menos familiares o de trabajo. Los amigos siempre podían encontrarle y compartir con él lo que fuera, más allá de temas difíciles o discusiones, siempre fraternas, era la persona que escuchaba y luego buscaba respuestas y soluciones aun cuando fueran difíciles de encontrar.
Desde pequeña siempre lo ví en los andares eclesiales, encuentros, convivencias interdiocesanas, conferencias. Su voz y su presencia no pasaban inadvertidas para nadie. Pero si algo guardo en mi memoria con enorme agradecimiento fue una tarde en 2016, en medio del Encuentro Nacional de Laicos que se celebraba en el Cobre y recordaba también el 30 aniversario del ENEC. Esa tarde nos acogió junto a otras personas de su Empresa en el lugar que recogía mucho de su empeño, su pasión y entrega de los últimos años: La Nave Don Pancho.
Maestro Ronero reconocido nacional e internacionalmente, en quien se fundieron increíblemente sus saberes como profesional de la Química, heredero de una tradición que cuidó con su vida; allí estaba Navarro como siempre, erguido, hablándole a los laicos de Cuba, dando su testimonio como cubano, como católico, como hombre de grandes empeños y sueños, pero sobre todo como hombre de entregas inmensas. Fue algo que impactó a todos los que esa tarde le escucharon.
Los últimos días fueron difíciles, después de años en batalla con la enfermedad. Hoy, con 78 años, lo despedimos. Esposo, padre, abuelo, y antes hijo y hermano, amigo, parroquiano de su querida iglesia de San Antonio María Claret, de Sueño, jugador de dominó, profesional, y muchas cosas más a las que hoy, en esta mañana, le sobran los adjetivos. Así lo recordaremos y así pedimos al Padre que le acoja en su seno.
Junto a Yeni, su esposa, sus cuatro hijos, nietos, amigos y a los miembros de la parroquia de San Antonio Ma. Claret, decimos un sentido hasta luego a José Pablo Navarro Campa.