Alocución Radial de Mons. Dionisio G. García Ibáñez Arzobispo de Santiago de Cuba
Arzobispado de Santiago de Cuba
21 de junio de 2020
Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y día de los padres
(Música, Jesús Corazón, voz Olguita González, arreglo Melvín Rodríguez)
Escuchar aquí:
Queridos radioyentes, responsables y trabajadores de la Radio Provincial CMKC y Tele Turquino. qué la Paz y la Gracia de Dios estén con todos Ustedes y sus familias! De manera especial, hoy Día de los Padres, recordamos a todos los papás deseándoles que vivan con alegría y responsabilidad su paternidad.
El viernes pasado se celebró la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Por las restricciones sanitarias, muchos no pudieron acudir a nuestros templos y casas de oración. Por tal motivo, la misa transmitida esta mañana por el Canal Educativo y este mensaje están dedicados a recordar esta devoción tan querida y arraigada en nuestro pueblo.
En muchas de nuestras casas hay una estampa del Sagrado Corazón de Jesús que tradicionalmente se pone en un lugar visible y destacado de la misma. Con este gesto estamos diciendo que queremos que Jesucristo presida nuestro hogar y sea un miembro más de nuestra familia. En la imagen tradicional se muestra a Jesús con rostro bondadoso que, con la mirada y el gesto, nos invita a acercarnos a Él. Tiene la mano derecha en actitud de bendecirnos y con la izquierda señala a su corazón descubierto y herido, como diciéndonos que nos ama hasta entregar su vida por nosotros. Es también muy conocida la oración que le dirigimos: “Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío” y que rezaremos todos al final del mensaje.
También hoy, tercer domingo de junio, es el día en que tradicionalmente los cubanos felicitamos a nuestros padres y tratamos de visitarlos, o por lo menos, llamarlos, de la misma manera que el segundo domingo de mayo lo dedicamos a nuestras madres. Es de elogiar al pueblo que dedica tiempo para recordar y agradecer a aquellos que nos han dado la vida: Papá y mamá.
Por tal motivo, en la misa celebrada hoy en El Cobre, pedimos por todos nuestros padres vivos para que Dios les dé la gracia, fortaleza y decisión de ejercer su paternidad con responsabilidad dedicando lo mejor de sí en la atención a sus hijos y al cuidado de su familia. También pedimos por nuestros padres difuntos, para que el Señor, que murió en la cruz por nuestra salvación, les tenga junto a Él en la Gloria, premiando así todo el bien y el sacrificio que realizaron por nosotros. En este mensaje nos uniremos todos en oración por esta intención.
La buena noticia para nuestra provincia es que hemos pasado a la “fase 1” en cuanto a las medidas sanitarias implantadas para detener el contagio del COVID-19. Tendremos más posibilidad de movimientos y se restaurarán algunos servicios a la población que estaban paralizados. Debemos agradecer a Dios, a la población en general y a aquellos que, cumpliendo con su deber, han asumido la responsabilidad de hacer efectivas las disposiciones acordadas. Esto nos obliga a ser más cuidadosos para que lo logrado hasta ahora se conserve y podamos responsablemente detener los contagios. Pediremos por las provincias de La Habana y Matanzas que todavía permanecen en la fase crítica.
Hermanos, hemos escogido un texto de los Evangelios para que, tal como hacemos en cada mensaje, escucharlos, meditarlos y comentarlos. Recordemos que la Palabra de Dios siempre ilumina. El texto escogido, relata acontecimientos sucedidos siendo Jesús pequeño y forma parte de lo que se conoce como los Evangelios de la Infancia de Jesús. Todavía Él dependía de sus padres estaba sujeto a ellos y en el texto veremos la manera de actuar de María y José, cuidando de Jesús y de la familia. Escuchemos con atención.
(Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 2, 41-52)
En este texto, donde se narra la infancia de Jesús vemos claramente como formaban una familia que, por su manera de vivir, es ejemplo para todos nosotros: Siempre actuaban unidos en los momentos alegres y difíciles que les tocó vivir, como les sucede a todas las familias, por ejemplo el viaje a la ciudad de Belén para inscribirse en el censo, el nacimiento de Jesús, la visita de los pastores y los magos, la presentación de María y el Niño Jesús en el templo, la huida a Egipto para proteger al Niño y, tal como nos narra el relato escuchado, se preocuparon y lo buscaron juntos en Jerusalén cuando el niño se había perdido en el templo. A María y a José los unía el amor entre ellos y el amor de ellos al Niño Jesús. También los mantenía unidos, el amor y el respeto a Dios y a sus mandamientos. Eso hacía que su unión fuera aún más fuerte.
Si María es ejemplo de mujer y madre, San José lo es de hombre y padre, y la familia constituida por ellos y el Niño Jesús, es ejemplo a imitar para todas las familias.
Hoy, Día de los Padres, les propongo a todos los hombres que me escuchan a que, si quieren actuar como hombres de bien y como padres responsables y honestos, sigan el ejemplo de San José: Se ganaba la vida en un trabajo manual, pues era carpintero, era un creyente firme que confiaba en Dios y procuraba cumplir sus mandamientos. Amaba a su mujer, María, y le era fiel. Cuidaba con amor a su familia, a la que consideraba como su mayor tesoro.
El día de las madres, hice alusión a una frase popular que refiere que “padre puede ser cualquiera, mientras que la madre es una sola”. Y reitero ahora que es algo que hay que desterrar, no sólo de nuestro vocabulario, sino de nuestra vida. El padre y la madre son llamados por Dios a ser cooperadores de Él en la obra de la Creación, cuando engendran un nuevo ser humano.
Escuchemos este fragmento del Eclesiástico, capítulo tercero, que pertenece al Antiguo Testamento, y es uno de los libros llamados Libros de la Sabiduría, porque en él se dan consejos, para todos, mayores, menores, ancianos, más jóvenes, sanos, enfermos… para enseñarnos cómo vivir con dignidad, con serenidad, con sabiduría.
(Lectura del libro del Eclesiástico, capítulo 3, 3-16)
No se puede hablar de paternidad sin hablar de maternidad. Los dos, mamá y papá, son imprescindibles y deben estar presentes responsablemente en todas las etapas de la vida de cada niña o niño: la concepción, el nacimiento, el cuidado, el crecimiento y la educación para la vida, ya que los padres son los primeros responsables de la educación y formación del carácter de sus hijos. La Iglesia, el Estado y otras instituciones tienen la obligación de ayudar a los padres en la educación de las nuevas generaciones, pero ellos siguen siendo los primeros responsables de la misma.
Al igual que papá y mamá son imprescindibles para el nacimiento de un nuevo ser humano, también lo natural es que estén presentes en la formación, el desarrollo humano, social y psicológico de los hijos. Eso es lo natural.
En los últimos años nos hemos dado cuenta con mayor certeza, que las leyes de la naturaleza no se pueden violar impunemente sin que haya consecuencias negativas: El cambio climático producto de la destrucción forestal y explotación indiscriminada de las tierras; el maltrato, extinción y explotación de la flora y la fauna, han hecho que virus de animales pasen con mayor frecuencia a los humanos. El triste ejemplo es el coronavirus que tanto está afectando a la salud, la economía y el desarrollo de la humanidad. Cuidemos el futuro de nuestra sociedad, cuidando a la naturaleza y a nuestras familias.
No nos olvidemos papás, que el mejor uso del tiempo en sus vidas es el que han dedicado a sus hijos y a su familia. Esto conlleva sacrificios, pero también muchas compensaciones y realizaciones. El amor verdadero se manifiesta en la entrega y la generosidad hacia las personas amadas, en este caso, a la familia.
Les invito ahora a escuchar una canción que nos sirva también de momento de meditación.
(Música, Padre, de Tony Rubí)
Hermanos, haciendo un minuto de silencio, vamos a prepararnos para las peticiones. Por eso cada uno medite, piense, en aquellas cosas que hoy, día del Sagrado Corazón y Día de los Padres, queremos pedirle a Dios.
Después de cada petición oremos diciendo: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por la Iglesia en todo el mundo, por todos los fieles y bautizados, el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, religiosos, religiosas y todo el pueblo de Dios, para que firme a la fe que profesa siga trasmitiendo los tesoros de amor que guarda el Sagrado Corazón de Jesús, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por los que gobiernan y todos los que tienen alguna responsabilidad en la toma de decisiones, para que reciban del Espíritu Santo la sabiduría para el servicio, en especial de los más necesitados, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por los enfermos y sus familias, particularmente por los contagiados con el virus, y los que aún están en cuarentena, para que desde la fe se abran a la esperanza que no defrauda, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por todos los padres, los que son jóvenes y los ancianos, los que están sanos y los enfermos, los que ya lo son y los que esperan para que, fortalecidos por el amor y la gracia de Dios, que es Padre, honren y respeten su paternidad, y trabajen por el bienestar de su familia, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por los padres que están alejados de sus familias, por diversas razones, para que siempre estén dispuestos a mostrar cercanía y amor a sus hijos, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por todos los que trabajan en bien de nuestro pueblo, especialmente los que cumplen con su deber en las diversas esferas de la vida social, para que sirvan con generosidad y responsabilidad, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por los devotos al Sagrado Corazón de Jesús, y los que tienen su estampa o imagen en sus casas, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por todos los padres difuntos, para que estén gozando de la paz junto a Dios, oremos, Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Por todos nosotros para que seamos fortalecido en la fe, vivamos alegres en esperanza, y también seamos generosos en la caridad, oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
Padre Bueno y Padre Santo, te pedimos que atiendas nuestras súplicas, y también aquellas que tenemos en nuestros corazones y que sólo Tú conoces, dale cumplimiento según tu voluntad, pues te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, Amén.
Hermanos, les invito a vivir esta semana en la presencia de Dios, recordando que tiene su corazón abierto, dispuesto a recibirnos. También les invito a ser cuidadosos en esta etapa de transición, para también nosotros sabernos cuidar y cuidar a los demás. Y por eso les pido, hoy día de los Padres, rezar todos juntos un Padrenuestro.
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdónanos nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
Hermanos, dispongamos a recibir la bendición de Dios.
El Señor esté con ustedes
R/ Y con tu espíritu
La bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Descienda sobre ustedes, familias, vecinos, sobre todo nuestro pueblo, y les acompañe siempre. Amén
Me despido de ustedes, deseándoles lo mejor,
Monseñor Dionisio García Ibáñez
Arzobispo de Santiago de Cuba
(Música, Jesús Corazón, voz Olguita González, arreglo Melvín Rodríguez)